TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

viernes, 23 de agosto de 2019

DOMINGO 25 DE AGOSTO DE 2019, 21º DEL TIEMPO ORDINARIO

«"SEÑOR, ¿SERÁN POCOS LOS QUE SE SALVEN?" »


     El tema de la salvación es siempre tratado por Jesús desde la convicción de vivir con esperanza, y el realismo de esforzarnos por entrar por la puerta estrecha.
     Muchas veces me he preguntado cual podría ser esa puerta estrecha de la que habla el Señor, y no encuentro más respuesta que su corazón misericordioso. Una puerta que siempre está abierta desde el primer viernes de la historia, y que solo pueden transitar y entrar, los que cimientan su vida sobre la humildad del corazón. No se cimienta la santidad más que en el corazón manso y humilde que se agacha a los pies de los pecadores, y entrega su vida desde su pobreza y su nada, que son las alas que hacen crecer el amor.
     La anchura es la mundanidad de quien no se toma en serio el evangelio, y como dice el papa Francisco, no es coherente con la fe. Como decía San Francisco de Asís, no podemos contemplar al Señor y querer vivir otra vida distinta a la que Él nos propone. No se trata de rigorismo que matan, porque estrechan el corazón hasta dejarlo sin vida. Se trata de vivir lo que dice el salmo, el Señor en el aprieto, en la estrechez, nos distes anchura grandeza y humildad de corazón.
     Existe un camino que lleva a la perdición, al llanto y rechinar de dientes, y que nos pierde, y que es elegir el camino donde el centro soy yo, y todo lo demás queremos que gire en torno a nosotros.
     La clave siempre es la fidelidad y el saber que el Señor nos reconoce cuando nos identificamos con los sentimientos y proyectos de su Corazón. Esos proyectos de amor es elegir el camino del olvido de sí que es una senda estrecha y que sin embargo conduce a la plenitud del amor a la salvación. Cuando se elige el camino aparentemente ancho de la perdición el Señor no reconoce que ese corazón viva con sus sentimientos. Puede decir, Señor, Señor, pero son palabras huecas, palabras sin corazón.
     Al final el evangelio de Lucas nos da la clave de que muchos primeros, serán últimos, y muchos últimos, serán primeros. Elegir el último puesto que es el que ha elegido Jesús y a El nadie se lo puede arrebatar; es la senda estrecha de un amor que solo puede amar desde la profunda humildad del olvido de sí. Esta es la puerta estrecha que conduce a la vida nueva con un corazón nuevo. La puerta ancha de la perdición se busca uno a si mismo e instalado en su soberbia no puede amar porque los soberbios no aman, se aman e instrumentalizan a los otros, pues para amar habría que amar eligiendo el último puesto, el olvido de si, la puerta estrecha de su corazón siempre abierto.


+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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