TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 22 de octubre de 2022


    El 23 de octubre celebramos el día internacional en el que toda la Iglesia reza especialmente por la causa misionera, y organiza una colecta para colaborar con ella. El Domund es una Jornada universal que se celebra cada año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres.

     El Domund es una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en que la Iglesia lanza una especial invitación a amar y apoyar la causa misionera, ayudando a los misioneros. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada.

     Este año, el Domund cumple 200 años al servicio de la misión. El Santo Padre ha propuesto para la Jornada del Domund de este año 2022 el lema Seréis mis testigos (Hch 1,8). Eso dice el Señor a los apóstoles. Y estos hombres, pocos y con muchas debilidades, se extendieron por todo el mundo, sin miedos, sin complejos, sin protestas ni condiciones, a llevar aquello que habían descubierto en el Corazón de Cristo, que les había cambiado la vida.

     Hoy muchos hombres, y más mujeres todavía, de todas las condiciones —solteros, casados, sacerdotes, consagrados…— están siendo testigos de Dios por toda la tierra. Son nuestros misioneros; esas personas que han oído la voz del Redentor que las llama y están convencidas de que pueden aportar su grano de arena para que este mundo sea un poco más digno cada día […] cada uno de nosotros, tú y yo, igual que el papa Francisco o las religiosas, estamos llamados a ser testigos de Cristo muerto y resucitado; de que ninguno de nosotros puede pactar con la mediocridad.

     El Domund de 2022 va a ser un bonito homenaje a los que, como Pauline Jaricot*, se creen el Evangelio y procuran ser sus testigos en la misión.

 

Unió la oración, verdadera contemplación del corazón, con la acción y con la compasión. Y concibió así “el plan” que permitió fundar la Sociedad de la Propagación de la Fe en 1822, que, con el correr del tiempo, llegó a convertirse nada menos que en una de las Obras Misionales a las que el papa Pío XI dio justo un siglo después, en 1922 —otro de los grandes centenarios de este año—, la categoría de “Pontificias”, recomendándolas y encomendándolas a toda la Iglesia.

 

MENSAJE DEL SR. OBISPO CON OCASIÓN DEL DÍA DEL DOMUND


(2Tm 1, 7)

OCTUBRE 2022

 «Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza» (2Tm 1, 7)

 

   La carta de la que está sacada esta Palabra de vida es considerada una especie de testamento espiritual de Pablo. El apóstol se encuentra en la cárcel en Roma a la espera de ser condenado, y escribe a Timoteo, un joven discípulo y colaborador suyo y responsable de la compleja comunidad de Éfeso.

   El escrito contiene recomendaciones y consejos dirigidos a Timoteo. Pero está destinado a todo miembro de la comunidad cristiana, de ayer y de hoy. Pablo está encadenado por haber predicado el Evangelio, y quiere animar a su discípulo, temeroso ante las persecuciones y lleno de dudas por las dificultades que conlleva su ministerio, a afrontar las pruebas, para que sea un guía seguro para la comunidad. No es algo natural en Pablo ni en Timoteo sufrir a causa del Evangelio; es un testimonio posible porque se apoya en la fuerza de Dios.

«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza»

    Pablo quiere dar testimonio del Evangelio. Se ve claramente que no son los talentos, las capacidades ni los límites personales lo que garantiza o frena el ministerio de la Palabra, sino que son los dones del Espíritu, la fortaleza, la caridad y la templanza los que garantizan el poder del testimonio. La caridad, en medio de la fortaleza y la templanza, parece desempeñar un papel de discernimiento; con la templanza se expresa el ser prudentes y el estar preparados ante cualquier situación. Timoteo, como el discípulo de todos los tiempos, puede anunciar el Evangelio con fortaleza, caridad y templanza hasta sufrir por el Evangelio.

«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza»

 También nosotros experimentamos la tentación de desanimarnos y dejar de vivir y testimoniar la Palabra de Dios, de no saber cómo afrontar determinadas situaciones. Chiara Lubich nos ayuda a comprender de dónde sacar la fuerza en estos momentos: «Tenemos que recurrir a la presencia de Jesús dentro de nosotros. La actitud que habrá que tomar no será, pues, bloquearnos y quedarnos en una resignación pasiva, sino lanzarnos hacia fuera, hacernos uno con lo que la voluntad de Dios nos pide, afrontar los deberes a los que nos llama nuestra vocación, apoyándonos en la gracia de Jesús que está en nosotros. En definitiva, lanzarnos hacia fuera. El mismo Jesús desarrollará cada vez más en nosotros esas virtudes que necesitamos para dar testimonio de Él en la actividad que tengamos encomendada»[1].

«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza»

  Fortaleza, caridad y templanza: tres virtudes del Espíritu que se obtienen con la oración y con el ejercicio de la fe. El padre Justin Nari, de la República Centroafricana, fue amenazado de muerte junto a sus hermanos de comunidad y a miles de musulmanes que intentaban librarse de las represalias de la guerra refugiándose en la iglesia. Los jefes de las milicias que los asediaban les habían dicho varias veces que se rindiesen, pero él había seguido dialogando constantemente con ellos para evitar una masacre. Un día se presentaron con 40 litros de gasolina y amenazaron con quemarlos vivos si no les entregaban a los musulmanes. «Con mis hermanos de comunidad celebré la última misa y me acordé de Chiara Lubich -recuerda el padre Justin-. ¿Qué habría hecho ella en mi lugar? Quedarse y dar la vida. Y eso decidimos hacer nosotros. Al terminar la misa, llaman por teléfono: el ejército de la Unión Africana estaba de paso por la región, en una ciudad allí cerca. El padre Justin corre a su encuentro y vuelve con ellos a la parroquia: faltaban trece minutos para que venciese el ultimátum; trece minutos que salvaron la vida de todos sin derramamiento de sangre"[2].

Leticia Magri



[1] C. LUBICH, Palabra de vida, octubre de 1986, en EAD., Palabras de Vida/1 (1943-1990), Ciudad Nueva, Madrid 2020, p. 390.

[2] M. MALTESE (ed.), Unitá é iI nome della pace: La strategia di Chiara Lubich, Cittá Nuova, Roma 2020, pp. 29-30.


 

OCTUBRE ANIVERSARIOS TERESIANOS

 Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS

       

Adorado sea el Santísimo Sacramento…

     Celebramos este año el 25 aniversario de la muerte de Santa Teresa de Calcuta y de la proclamación de Doctora de la Iglesia a Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz; además, el cuarto centenario de la canonización de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia.

     Damos gracias a Dios por la actualidad de las dos doctoras de la Iglesia: a la Madre Teresa de Calcuta, podemos denominarla cariñosamente “·doctora de la caridad”. En las tres teresas brilla el amor incondicional y entrañable a Jesús, tanto en la vida contemplativa como en la activa. Vidas entregadas a Él y a la extensión del Reino, llevando el amor de Jesús a todos los hombres, sus hermanos.

     Profesan un gran amor a Jesús Sacramentado, desde una entrega silenciosa y una obediencia amorosa, fundada en la humildad y la pequeñez, reconociendo que todo es don de Dios.

     Nos recuerda la de Ávila en el Camino de Perfección, cómo nos mostró el Señor el amor que nos tiene, quedándose con nosotros en el Santísimo Sacramento, aun sabiendo lo mal que lo iban a tratar “manos enemigas”, y nos recomienda “pues no lo hagamos nosotros, porque juntando nuestra oración con la suya tendrá mérito delante de Dios para alcanzar lo que pidiéremos”.

     Adoradores, contentemos al Señor, como nos recuerda la santa e insiste en la frecuencia y preparación, para acercarnos al Sacramento y aprovechar la audiencia la hora posterior a la comunión y practicar la comunión espiritual: “comulgar espiritualmente que es de grandísimo provecho, y hacer lo mismo de recogeros después en vos, que es mucho lo que se imprime el amor así de este Señor”.

     La Pequeña Teresa nos ha mostrado su entrega total al amor misericordioso de Jesús; en su celda escribió en la pared “Jesús es mi único amor”; en sus poesías expresa su intimidad trinitaria: “¡Ah! Tú lo sabes Divino Jesús, te amo, / El Espíritu de Amor me incendia con su Fuego, / Amándote atraigo al Padre” (P 17/2). Amor que pondrá en el centro de su vocación, al manifestar que en el corazón de la Iglesia ella será el amor.  Aprendamos de Ella en las horas de adoración silenciosa, mirando y dejándonos mirar por el Amor de los amores. Teresita quiere vivir su entrega desde el ocultamiento, como lo expresa en la poesía de la Rosa deshojada: “La rosa deshojada, / ¡oh, mi Niño divino! / es la más fiel imagen / del corazón que quiere a cada instante / por tu amor inmolarse enteramente”.

     Amor y abandono, vivido en el “caminito de la infancia espiritual”, que tanto han aconsejado San Juan Pablo II, recordando que “el camino de Teresa de Lisieux es el camino de toda la Iglesia”; y San Pio X, nos recordaba al inicio de su proceso: “que es la santa más grande de los tiempos modernos”. Vive su celo por la salvación de las almas, al querer recoger la sangre que ve brotar de la cruz de Jesús, en una estampa que le han regalado, y apadrinará a su primer “hijo”, al asesino Pranzini.

     La Madre Teresa de Calcuta, cuyo nombre está tomado de la santa de Lisieux, seguirá la llamada de Jesús, dentro de la llamada “Tengo sed”; dentro de su noche oscura buscará por todos los medios saciar la sed de Jesús, especialmente en los pobres más pobres que le desconocen, haciéndose uno con ellos para llevarlos a Jesús.

  Vida eminentemente eucarística, como nos narra la siguiente anécdota: “Santa Teresa de Calcuta cuenta que al principio eran muy pocas monjas y no llegaban a atender a toda la necesidad. Entonces se pusieron a orar para ver qué hacer para poder atender a tanta necesidad. La respuesta del Señor fue sorprendente. Quería que rezaran todas juntas una hora extra delante del Santísimo sacramento expuesto. Santa Teresa de Calcuta declaraba que esta hora santa diaria fue la causa y la razón por la que la comunidad floreció. La comunidad ha crecido hasta más de tres mil Hermanas mediante el poder y la gracia recibidas en la hora santa diaria”.

     Las tres Teresas han hecho de su intimidad con Jesús, en el Sacramento, la “senda” de su vida de entrega a Jesús y de llevar las almas a Jesús y Jesús a las almas, sobre todo a las más pobres espiritual y materialmente; decía Teresita “atráeme” para manifestarle a Jesús todas las intenciones de su corazón.

     Nuestro Venerable fundador, en momentos turbulentos, nos dice: “Las obras de Dios son siempre de Dios, así en su origen, pues nacen de su inspiración, como en su principio, y en su desarrollo, y a Él solo deben su prosperidad. Cuanto más excelente es la obra, más requiere la humildad. La humildad es grandeza, la mayor grandeza a la que el hombre puede llegar en la tierra”.

   Nunca nos cansaremos de dar gracias a Dios por la vocación de adorador; que aprendamos de estas santas, tan actuales, para que cada día nuestras familias sean más eucarísticas, para poder decir con ellas “Solo Dios basta”.

Preguntas para el diálogo y la meditación.

¿Conozco las enseñanzas de la pequeña doctora de la Iglesia sobre su caminito?

¿Pido la intercesión de las mismas en mis horas de adoración?

¿Cultivo en mi vida la “senda” eucarística y de abandono?

¿Hablo a Jesús de los hombres, para después hablar a los hombres de Jesús?