TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

martes, 27 de diciembre de 2022

CONVOCANDO VIGILIA GENERAL.

 


«La familia, cuna de la vocación al amor»

     La institución de la fiesta de la Sagrada Familia es relativamente reciente, pues se remonta a 1893, bajo el pontificado de León XIII. En nuestros tiempos, adquiere una importancia especial ya que los ataques contra la familia, las leyes a favor del divorcio y los atentados contra el matrimonio natural, no dejan de multiplicarse.

¿Por qué celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia?

     Este día de fiesta se honra a Jesús, a la Santísima Madre y a San José como la familia más sagrada, y por lo tanto un modelo para todas las familias cristianas. Eran santos porque colocaban a Dios en el centro de su vida familiar, se amaban y sacrificaban el uno por el otro, e irradiaban ese amor a los demás en la misión redentora de la Palabra Encarnada.

     El Papa San Juan Pablo II dijo: "El Redentor del mundo eligió a la familia como lugar para su nacimiento y crecimiento, santificando así esta institución fundamental de toda sociedad" (mensaje de Ángelus, 30 de diciembre de 2001).

¿Dónde encontramos relatos de la Sagrada Familia en las Escrituras?

     La historia de la Sagrada Familia se encuentra en sólo dos relatos, lo que se llama las Narrativas de infancia: los dos primeros capítulos de los Evangelios de Mateo y Lucas.

     Escribiendo a un público judío, San Mateo proporciona el descenso abrahámico y davídico de Jesús, seguido de un relato de Su nacimiento. En el capítulo 2 habla de la visita de los Reyes Magos, la búsqueda del Niño por parte del rey Herodes y la partida hacia Egipto. Concluye su narración con el regreso de Egipto a Nazaret, guardó silencio sobre la vida de Jesús en Nazaret. Jesús aparece a continuación a los 30 años de edad en Su bautismo por San Juan el Bautista (Mt. 3).

   Lucas comienza con la concepción de San Juan y la Anunciación del Señor. Continúa con la visita de María a Isabel y el nacimiento del Bautista. Luego da cuenta de la Natividad, el anuncio de los ángeles a los pastores, la circuncisión y presentación de Jesús en el Templo, y el reconocimiento y profecías de Simeón y Ana. Lucas concluye con el regreso a Nazaret, añadiendo sólo un detalle más, Jesús permaneciendo en el Templo cuando tenía 12 años.

Mensaje de los obispos en la jornada de la sagrada familia

   En esta fiesta de la Sagrada Familia nos acercamos a contemplar de la mano de la Virgen María y de san José el misterio del Dios encarnado por amor a nosotros, pidiéndoles que nos ayuden a descubrir la familia como lugar privilegiado de acogida y discernimiento de la vocación al amor.

     En estos momentos en los que atravesamos un invierno vocacional, no solo en referencia al sacerdocio y a la vida consagrada, sino incluso al matrimonio cristiano, estamos convencidos de que buena parte de esta crisis está producida por la pérdida de la cultura vocacional, ese “humus” en el cual el planteamiento de la vida como vocación resulta algo normal.

     Ante esta situación, no queremos instalarnos en una queja estéril que contempla pasivamente este ocaso de las vocaciones, precisamente porque estamos convencidos de que la felicidad de cada persona pasa por el descubrimiento y vivencia en plenitud de la vocación que Dios ha soñado para ella desde toda la eternidad. Recordemos que «El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo redentor […] revela plenamente el hombre al mismo hombre» ( San Juan Pablo II, encíclica Redemptor hominis, n. 10).

     La familia, célula vital de la sociedad y de la Iglesia, es fundamental en la formación de los niños y jóvenes que en un futuro serán llamados a abrazar una vocación concreta, partiendo de la base de la vocación bautismal. Ninguna institución puede suplir la labor de la familia en la educación de sus hijos, especialmente en lo que se refiere a la formación de la conciencia. Cualquier intromisión en este ámbito sagrado debe ser denunciada porque vulnera el derecho que tienen los padres de trasmitir a sus hijos una educación conforme a sus valores y creencias. […].


viernes, 23 de diciembre de 2022

miércoles, 14 de diciembre de 2022


La síntesis del adviento en un decálogo

 

1.- Adviento es una palabra de etimología latina, que significa “venida”.

2.- Adviento es el tiempo litúrgico compuesto por las cuatro semanas que preceden a la Navidad como tiempo para la preparación al Nacimiento del Señor.

3.- El adviento tiene como color litúrgico al morado que significa penitencia y conversión, en este caso, transidas de esperanza ante la inminente venida del Señor.

4.- El adviento es un periodo de tiempo privilegiado para los cristianos ya se nos invita a recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro.

5.- El adviento es memoria del misterio de gracia del nacimiento de Jesucristo. Es memoria de la encarnación. Es memoria de las maravillas que Dios hace en favor de los hombres. Es memoria de la primera venida del Señor. El adviento es historia viva.

6.- El adviento es llamada vivir el presente de nuestra vida cristiana comprometida y a experimentar y testimoniar la presencia de Jesucristo entre nosotros, con nosotros, por nosotros. El adviento nos interpela a vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor en el justicia y en el amor. El adviento es presencia encarnada del cristiano, que cada vez que hace el bien, reactualiza la encarnación y la natividad de Jesucristo.

7.- El adviento prepara y anticipa el futuro. Es una invitación a preparar la segunda y definitiva venida de Jesucristo, ya en la “majestad de su gloria”. Vendrá como Señor y como Juez. El adviento nos hace proclamar la fe en su venida gloriosa y nos ayuda a prepararnos a ella. El adviento es vida futura, es Reino, es escatología.

8.- El adviento es tiempo para la revisión de la propia vida a la luz de vida de Jesucristo, a la luz de las promesas bíblicas y mesiánicas. El adviento es tiempo para el examen de conciencia continuado, arrepentido y agradecido.

9.- El adviento es proyección de vida nueva, de conversión permanente, del cielo nuevo y de la tierra nueva, que sólo se logran con el esfuerzo nuestro -mío y de cada uno de las personas- de cada día y de cada afán.

10.- El adviento es el tiempo de María de Nazaret que esperó, que confío en la palabra de Dios, que se dejó acampar por El y en quien floreció y alumbró el Salvador de mundo.


(Is 26, 4)

DICIEMBRE 2022


«Confiad en el Señor por siempre jamás, porque en el Señor tenéis una Roca eterna» (Is 26, 4).

 

     La Palabra de vida que queremos vivir en este mes está tomada del Libro del profeta Isaías, un texto extenso y rico, muy apreciado por la tradición cristiana, ya que contiene páginas muy queridas, como el anuncio del Enmanuel, el «Dios con nosotros» (cf. Is 7, 14; Mt 1, 23), o también la figura del Siervo de dolores (cf. Is 52, 13 - 53, 12), que hace de fondo a los relatos de la pasión y muerte de Jesús. Este versículo forma parte de un canto de agradecimiento que el profeta pone en boca del pueblo de Israel una vez terminada la terrible prueba del exilio, cuando por fin van a volver a Jerusalén. Sus palabras abren los corazones a la esperanza, porque la presencia de Dios al lado de Israel es fiel, inquebrantable como la roca; Él mismo sostendrá cualquier esfuerzo del pueblo en la reconstrucción civil, política y religiosa.

     Derrocará la ciudad que se cree «excelsa» (cf. Is 26, 5) porque no está construida según el proyecto de amor de Dios, mientras que la que está construida sobre la roca de la cercanía a Él gozará de paz y prosperidad.

«Confiad en el Señor por siempre jamás, porque en el Señor tenéis una Roca eterna».

     ¡Qué actual es esta necesidad de estabilidad y de paz! También nosotros, personal y colectivamente, estamos pasando por momentos oscuros de la historia, que amenazan con aplastarnos bajo el peso de la incertidumbre y el miedo al futuro. ¿Cómo superar la tentación de dejarnos abatir por las dificultades del presente, de encerrarnos en nosotros mismos y cultivar sentimientos de sospecha y desconfianza hacia los demás?

   Para los cristianos, la respuesta es ciertamente «reconstruir» ante todo, con valentía, la relación de confianza con Dios, que en Jesús se hizo nuestro prójimo por los caminos de la vida, incluidos los más oscuros, estrechos y escarpados. Pero esta fe no significa quedarse esperando pasivamente. Al contrario, requiere trabajar activamente para ser protagonistas creativos y responsables en construir una «nueva ciudad» fundada en el mandamiento del amor recíproco. Una ciudad con las puertas abiertas, que acoge a todos, sobre todo «a los pobres y oprimidos» (cf. Is 26, 6), los predilectos del Señor desde siempre. Y por este camino estamos seguros de contar con la compañía de muchos hombres y mujeres que cultivan en el corazón los valores universales de la solidaridad y la dignidad de cada persona, respetando también la creación, nuestra «casa común».

«Confiad en el Señor por siempre jamás, porque en el Señor tenéis una Roca eterna».

     En el pueblo murciano de Aljucer (España), toda una comunidad está volcada en construir relaciones de fraternidad mediante formas de participación abierta e inclusiva. Cuentan: «En el verano de 2008 fundamos una asociación cultural con el objetivo de desarrollar actividades de distinto tipo, tanto por iniciativa nuestra como en colaboración con otras asociaciones del territorio, para promover espacios de diálogo y proyectos humanitarios internacionales.

     Por ejemplo, desde el principio promovemos una cena solidaria anual para el proyecto Fraternity wíth Afríca, para financiar becas para jóvenes africanos que se comprometen a trabajar en su país durante al menos cinco años. Son cenas que reúnen a unas 200 personas y en las que colaboran comercios y asociaciones. Estamos muy satisfechos de trabajar desde hace años con otra asociación. Juntos organizamos un evento anual abierto a personalidades del mundo de la cultura, música, pintura y literatura, pero también a exponentes de la política, la economía y la medicina. Para todos ellos es una ocasión para compartir sus experiencias y las motivaciones más profundas de sus acciones»[1].

«Confiad en el Señor por siempre jamás, porque en el Señor tenéis una Roca eterna». 

   Estamos a la espera de la Navidad. Preparémonos acogiendo desde ya mismo a Jesús en su Palabra. Esta es la roca sobre la que construir también la ciudad de los hombres: «Encarnémosla, hagámosla nuestra, experimentemos cuánta potencia de vida libera si la vivimos, en nosotros y a nuestro alrededor. Enamorémonos del Evangelio hasta dejarnos transformar en él y derramarlo sobre los demás. [...] Así ya no viviremos nosotros, sino que en nosotros se formará Cristo. Nos sentiremos libres de nuestro yo, de nuestros límites, de nuestras esclavitudes; y además veremos estallar la revolución de amor que Jesús, libre de vivir en nosotros, provocará en el tejido social del que formamos partes»[2].

Leticia Magri



[1] Experiencia tomada de la web www.focolare.org.

[2] C. LUBICH, Palabra de vida, septiembre 2006, en Ciudad Nueva n. 434 (8-9/2000), p. 23.

viernes, 2 de diciembre de 2022

noción del adviento

     “El adviento es un tiempo de preparación para la navidad, donde se recuerda a los hombres la primera venida del Hijo de Dios… Es un tiempo en el que se dirigen las mentes, mediante este recuerdo y esta espera a la segunda venida de Cristo, que tendrá lugar al final de los tiempos” (Misal Romano, Nº 39)

   “El adviento tiene una triple dimensión: histórica, en recuerdo, celebración y actualización del nacimiento de Jesucristo; presente, en la medida en que Jesús sigue naciendo en medio de nuestro mundo y a través de la liturgia celebraremos, de nuevo, su nacimiento; y escatológica, en preparación y en espera de la segunda y definitiva venida del Señor”.

   “El adviento, en su mismo término, en su palabra, es <presencia> y <espera>… El adviento es tiempo de esperanza gozosa y espiritual. No es tanto un tiempo como la cuaresma de penitencia, sino de gozo, de espera y esperanza gozosa. Toda la liturgia de este tiempo persigue una finalidad concreta: despertar en nosotros sentimientos de esperanza, de espera gozosa y anhelante”. (+Vicent James Ryan, Obispo)

   “El adviento es un tiempo atractivo, cargado de contenido, evocador, válido… Vivir el adviento cristiano es revivir poco a poco aquella gran esperanza de los grandes pobres de Israel… Vivir el adviento es ir adiestrando el corazón para las sucesivas sementeras de Dios que preparan la gran venida de la recolección, recolección exitosa para todos los que desde su lucidez o ignorancia aportan su lucecita de amor y de ternura… La vida es todo adviento o hemos perdido la capacidad de que algo nos sorprenda grata y definitivamente… La esperanza es la virtud del adviento. Y la esperanza es el arte de caminar gritando nuestros deseos”.

(+Vicent James Ryan, Obispo)


DEL BLOG DEL OBISPO

 MENSAJE AL INICIO DEL ADVIENTO



Es hora de despertar… es tiempo de salvación.

   Ha llegado el Tiempo de Adviento, tan importante y solemne, que, como dice el Espíritu Santo, es tiempo favorable, día de la salvación (Cf. 2 Cor 6, 2), de la paz y de la reconciliación. Es el tiempo que desearon ardientemente los patriarcas y profetas y que fue objeto de tantos suspiros y anhelos; el tiempo que Simeón vio lleno de alegría, y que la Iglesia celebra solemnemente. También nosotros debemos vivir en todo momento con fervor, alabando y dando gracias al Padre eterno por la misericordia que en este misterio nos ha manifestado.

     La Iglesia celebra cada año el misterio de este amor tan grande hacia nosotros, exhortándonos a tenerlo siempre presente. A la vez nos enseña que la venida de Cristo no sólo aprovechó a los que vivían en el tiempo del Salvador, sino que su eficacia continúa, y aún hoy se nos comunica si queremos recibir, mediante la fe y los sacramentos, la gracia que Él nos prometió, y si ordenamos nuestra conducta conforme a sus mandamientos.

   Es importante distinguir el Adviento de la Navidad,… primero tenemos que prepararnos para celebrar después un hecho que cambió el mundo y nuestras propias vidas: la Encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios. Por eso, la invitación fundamental del Adviento es a estar en vela, a orar, a despertar del sueño de la muerte y avivar el deseo de recibir a Cristo. Velar nos hace ver el valor del tiempo, cómo aprovechamos el tiempo, para qué o para quién vivimos […]

     Durante este tiempo, la Iglesia, como madre tierna y celosa de nuestra salvación, nos enseña, a través de himnos, cánticos y otras palabras inspiradas, y de diversos ritos, a recibir con un corazón agradecido este beneficio tan grande, a enriquecernos con su fruto y a prepararnos interiormente para la venida de nuestro Señor Jesucristo con tanta solicitud como si hubiera Él de venir nuevamente al mundo. Así nos lo enseñaron los patriarcas del Antiguo Testamento con sus palabras y ejemplos que recordaremos estos días. El Padre, por su inmenso amor hacia nosotros, pecadores, nos envió a su Hijo único, para librarnos de la tiranía y del poder del pecado, invitarnos al Cielo e introducirnos en lo más profundo de los misterios de su Reino, manifestarnos la verdad, enseñarnos a vivir santamente, comunicarnos el germen de las virtudes, enriquecernos con los tesoros de su gracia y hacernos sus hijos adoptivos, herederos de la vida eterna.

   Recordemos que el Adviento es el tiempo de la Virgen por excelencia porque es el tiempo de la espera del Mesías. Esperemos, pues, junto con Nuestra Señora, que, al estar embarazada, esperaba su nacimiento, pero sobre todo con la fe, en escucha y oración. María también nos recuerda que es imprescindible la ternura y la mansedumbre para recibir la misericordia de Dios. Digamos con ella “¡Ven, Señor Jesús!” (Ap 22,20).

     No dejéis de preparar en casa el belén, y, ya desde ahora, el Calendario de Adviento, que nos facilita crecer cada día y avanzar. Si crece nuestra esperanza experimentaremos una inmensa alegría.

  + Rafael, Obispo de Cádiz y Ceuta.