TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 18 de julio de 2020

DOMINGO 19 DE JULIO DE 2020,16º DEL TIEMPO ORDINARIO

«… EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA»


     Muchas parábolas de Jesús en este texto de Mateo con un fin sencillo y aleccionador y es que hay que tener paciencia porque el trigo y la cizaña crecen juntas en el mismo campo del corazón humano.
     Decía el Hermano Rafael que toda la ciencia consiste en saber esperar. No una espera tensa que nos pone nervioso. Tampoco no poner de nuestra parte todo lo que podamos y debamos de hacer.
     Todas las parábolas tienen el mismo tema y la misma moraleja. Nunca la cizaña se convierte en trigo y nunca el trigo se convierte en cizaña. La paciencia todo lo alcanza. No sería bueno comenzar como una apisonadora, que por falta de saber esperar, nos carguemos el trigo que aparece aun en medio de cizaña, que pronto se descubre que es estéril.
     En el fondo estas parábolas del Reino de los cielos es una llamada a un discernimiento que sabe de luz y tinieblas, de gracia y pecado, de trigo y cizaña...de don y de colaboración humana. Al final siempre queda claro lo que es trigo y de lo que es cizaña. Sencillamente hay que tener una espera confiada.


  
+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España

CHICLANA  ACOGIÓ ESTE AÑO LA VIGILIA DE LAS ESPIGAS EN EL CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SECCIÓN

    

     Durante la noche del sábado 11 al domingo 12 de julio se celebró la tradicional Vigilia de las Espigas en la parroquia de la Santísima Trinidad (San Telmo) con motivo de la celebración del CENTENARIO de la fundación de la Sección Chiclanera y presidida por nuestro Obispo Mons. Rafael Zornoza
   Organizada por el Consejo diocesano de la Adoración Nocturna Española; para agradecer a Dios de manera particular, por tantos años de vida adoradora nocturna como ha cumplido esta Sección gaditana; contó en esta ocasión con la presencia de las Secciones de Cádiz, San Fernando, Barbate, San Roque, Ceuta,  y Chiclana de la Frontera que ejerció de anfitriona.


     Despuntando el alba, el Rvd. D. Guillermo Domínguez, Consiliario diocesano de la Adoración Nocturna, impartía la Bendición Eucarística - (en esta ocasión desde el interior del templo por las obligaciones administrativas con ocasión de la pandemia de covid-19) -  sobre el mar y los campos de nuestra diócesis y sobre toda la actividad humana que, gracias a la Providencia, hace posible que de los “frutos del mar y de  la tierra y del trabajo del hombre” podamos obtener lo necesario para nuestro sustento.
     Culminaba así la Vigilia de las Espigas 2020, que en unas circunstancias tan especiales  de emergencia sanitaria, y en la que se hizo memoria de las victimas por la epidemia, se puso un sentido  broche de oro al centenario fundacional, que había comenzado la noche anterior sobre las 23.30 horas (también sin la tradicional procesión de Banderas por las calles de la localidad) - con la celebración de la Santa Misa presidida por nuestro Obispo Mons. Rafael Zornoza y concelebrada por D. Guillermo, Consiliario diocesano, y acompañados en esta ocasión por D. Alberto Fernández, párroco de San Telmo y Sacerdote vinculado a la Obra.


     En su homilía, D. Rafael, tras felicitarnos cordialmente por este CENTENARIO, nos  exhortó a -“ recapitular en nosotros mismos para adquirir una responsabilidad mayor en nuestra Fe, en el amor a Jesucristo y en la transmisión de la Fe […]  
     Marcados por esta pandemia que nos ha hecho recapacitar en la fragilidad de nuestra vida y ver que nuestra autosuficiencia, esta moderna doctrina de individualismo, no nos lleva a ser más dueños de nosotros mismos, al contrario, nos damos cuenta de que somos más frágiles… y que al final quien nos salva es la generosidad de los otros, … de las familias que son el recurso humano más elemental […]
     Mirando el panorama del mundo exterior debemos abrir nuestro corazón a esa perseverancia que nos obliga a ir más allá, siendo apóstoles y evangelizadores, portadores del evangelio de Jesucristo, de su amor a los demás[…]  Somos adoradores para ser intercesores por los demás, para poner sus necesidades delante de Cristo y para que nuestras noches de adoración sean noches de súplica, de petición, por aquellos dolores, penalidades, carencias… y después, inspirados en este trato íntimo con Jesús, ir al mundo entero invitando a los demás a encontrarse con Él … ”.-


      Tras los turnos de vela al Santísimo Sacramento, que ocupó toda la noche, se continuó con el rezo del Santo Rosario y la oración de Laudes, finalizando, en esta ocasión y debido a las medidas sanitarias con la bendición de mar y los campos, desde el Altar mayor del templo parroquial.
     Fue una noche realmente santa, con Jesús Sacramentado como único centro de nuestra vela; aprendiendo de Él, fuente del amor divino, cómo hemos de mirar a nuestro prójimo con ojos de misericordia y compasión fraterna. Haciendo nuestros sus anhelos y sufrimientos, y pidiendo la luz y la fuerza que nos ayuden a “no pasar nunca de largo ante el sufrimiento humano”.


     Con el canto de la Salve y la despedida por nuestro Consiliario Diocesano, en la que se agradeció expresamente a la Sección de Chiclana y a su párroco D. Alberto toda su disponibilidad y las esmeradas atenciones recibidas, se puso rumbo a las poblaciones de destino con un obsequio que nos hará recordar durante mucho tiempo este sentido CENTENARIO.

viernes, 17 de julio de 2020

(Mt 12,50)

JULIO 2020

«Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mt 12,50).

     El Evangelio de Mateo cuenta un episodio de la vida de Jesús que puede parecer poco importante: su madre y sus familiares van a Cafarnaúm, donde Él se reúne con sus discípulos para anunciar a todos el amor del Padre. Probablemente han hecho un largo camino para verlo y desean hablarle. No entran en el lugar donde Jesús se encuentra, sino que mandan un mensaje: «Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte»
     La dimensión familiar era muy importante para el pueblo de Israel: el mismo pueblo era considerado «hijo» de Dios, heredero de sus promesas, y quienes pertenecían a este se consideraban «hermanos».
     Pero Jesús abre una perspectiva inesperada: con un gesto solemne de la mano señala a sus discípulos y dice:
«Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial. ese es mi hermano, mi hermana y mi madre»

     Jesús revela una dimensión nueva: cualquiera puede sentirse parte de esta familia si se esfuerza en conocer la voluntad del Padre único y en cumplirla.
     Cualquiera: adulto o niño, hombre o mujer, sano o enfermo, de cualquier cultura y posición social. Cualquiera: cada persona lleva en sí la imagen de Dios Amor. Es más, cada persona es el tú de Dios, con el que puede entrar en una relación de conocimiento y amistad.
    Así pues, cualquiera puede hacer la voluntad de Dios, que es el amor a Él y el amor fraterno. Y si amamos, Jesús nos reconoce como de su familia: sus hermanos y hermanas. Es la suerte más grande que tenemos, que nos sorprende: nos libera del pasado, de nuestros miedos, de nuestros esquemas. Desde esta perspectiva, incluso las limitaciones y debilidades pueden ser catapultas hacia nuestra realización. Realmente todo da un salto cualitativo.
«Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

     En cierto modo podemos ser incluso madre de Jesús. Como María, que se puso a disposición de Dios desde el momento de la anunciación y hasta el Calvario y, más tarde, con el nacimiento de la Iglesia, también cada uno de nosotros puede dar a luz a Jesús en sí mismo una y otra vez, viviendo el Evangelio, y, por la caridad recíproca, contribuir a generar a Jesús en la colectividad.
     Esa es la invitación que Chiara Lubich dirige a personas deseosas de vivir la Palabra de Dios: «”Sed una familia”: ¿Hay entre vosotros quienes sufren por pruebas espirituales o morales? Comprendedlos como una madre y más aún, iluminadlos con la palabra o con el ejemplo. No dejéis que les falte, es más, incrementad alrededor de ellos el calor de la familia. ¿Hay entre vosotros quienes sufren físicamente? Que sean los hermanos predilectos. [...] No antepongáis nunca ninguna actividad de ningún tipo [...] al espíritu de familia con los hermanos con los que vivís. Y adonde vayáis para llevar el ideal de Cristo [...], lo mejor que podéis hacer es tratar de crear con discreción y con prudencia, pero con decisión, el espíritu de familia, que es un espíritu humilde, que quiere el bien de los demás, que no se envanece...; que es, en fin, la caridad verdadera»[1].
«Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

     Cada uno de nosotros puede descubrir en la vida diaria la tarea que el Padre le encomienda para formar la gran familia humana.
     En un barrio de Horns, en Siria, más de ciento cincuenta niños mayoritariamente musulmanes acuden a las clases extraescolares organizadas en un colegio de la iglesia ortodoxa griega. Cuenta Sandra, la directora: «Ofrecemos acogida y ayuda mediante un equipo de profesores y expertos, en un clima de familia basado en el diálogo y en promover valores. Muchos niños están marcados por traumas y por el sufrimiento. Unos se muestran apáticos, otros agresivos. Deseamos reconstruir la confianza en ellos y en los demás. La mayoría de las familias están desmembradas a causa de la guerra, y aquí encuentran la fuerza y la esperanza de volver a empezar».
Leticia Magri



[1] C. LUBICH, El amor recíproco (ed. Florence Gillet), "12 puntos" n. 5, Ciudad Nueva, Madrid 2013, pp. 99-100. 

sábado, 11 de julio de 2020

DOMINGO 12 DE JULIO DE 2020,15º DEL TIEMPO ORDINARIO

«BIENAVENTURADOS VUESTROS OJOS PORQUE VEN Y VUESTROS OÍDOS PORQUE OYEN»



     Sembrar la vida y el amor es el oficio del Señor. Jesús hablaba en parábolas porque es el lenguaje sencillo y para todos los públicos. Las parábolas es el lenguaje de todos los pueblos y culturas para sacar sus moralejas, sus enseñanzas.
     Salió un sembrador a sembrar. Imagen que Jesús había contemplado muchas veces en las tierras de Galilea. Insiste Jesús en su deseo de sembrar, para decirnos que por parte de Dios no va a quedar la siembra. Ni por parte de la buena tierra que siempre acoge la semilla. La moraleja es siempre la actitud del corazón humano que sembrado de malas hierbas, de espinos y expuestos a que los pájaros se los coman. Aquí están nuestros deberes de acogida de la Palabra de Dios. Somos nosotros los que somos sembrados por su Amor y es el abrirse a su Amor lo que transforma nuestro hombre viejo en tierra buena.
     La parábola presenta tantos corazones, tantas formas de tierra como acogida o rechazo a su semilla. Es necesario abrirse a su Misericordia, sabiendo que su amor es el que cuando le dejamos entrar en nuestra vida, la hace fecunda y crece aun en medio de no pocas dificultades. La fecundidad de nuestra vida está en ser semilla buena que sembrado en los surcos de la vida vive cumpliendo la voluntad de Dios.
     En esta parábola está reflejada nuestra vida. Existen muchas experiencias de la siembra de Dios en nuestro corazón. Es verdad que nos perdemos y enredamos en tantas cosas que nos impiden crecer en el amor entregado al Señor. A veces los afanes de la vida, la mundanidad no dejan crecer la semilla nueva del amor. La infinita paciencia del Señor es admirable. No se deja vencer. Vuelve una y otra vez... pues no es culpa del sembrador ni culpa de la semilla la culpa estaba en el hombre y en como la recibía.

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
                                                        Primado de España

VIGILIA DIOCESANA DE LAS ESPIGAS EN EL CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SECCIÓN ADORADORA DE CHICLANA DE LA FRONTERA - CONVOCATORIA -



sábado, 4 de julio de 2020

DOMINGO 5 DE JULIO DE 2020,14º DEL TIEMPO ORDINARIO

«VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS, Y YO OS ALIVIARÉ»


     Este es el evangelio donde Jesús con su corazón manso y humilde hace la única promesa de su corazón de ser en todos los momentos de nuestra vida nuestro descanso. Durante toda la lectura del evangelio de Mateo que se inició presentando el Reino de Dios con las bienaventuranzas como carnet de identidad de un cristiano, acaba aterrizando en que la clave de vivir las bienaventuranzas es tener un corazón manso y humilde para encontrar el verdadero descanso del vivir
     Cuando puede resultarnos complicado el seguimiento de Cristo. Cuando las aplicaciones del evangelio pueden aparecer exageradas y que no podemos con ellas, hay que contemplar al Señor de Corazón abierto y saber que por Cristo, con El y en El, hacemos camino al andar. No es cuestión de puños y menos de ponerse nervioso... es más bien dejarse en sus manos, con su gracia, con una confianza, de que todo lo podemos en Aquel que nos conforta.
     Siempre que nos tomamos en serio el seguimiento de Jesús tenemos el peligro de confiar solo en nuestras propias fuerzas. Es quedarse en que ser cristiano es una especie de ser un rambo, un supermán y nos encontramos que nos vamos convirtiendo en constructores de fracasos, hasta llegar un momento en que tiramos la toalla pensando que no hay nada que hacer. Siempre la comunión entre la gracia y nuestra colaboración desde una profunda humildad, es donde nos jugamos la santidad.
     A vivir con los sentimientos de su Corazón se llega con la confianza de la sabiduría de los pobres. Es aprender contemplando a tener un corazón manso y humilde. Viviendo en el asombro de quien ha conocido el amor y sabe cómo María creer en el Dios de lo imposible.

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
                                                        Primado de España

DEL BLOG DEL OBISPO

¿Por qué la adoración?  La gracia de agradecer


Nadie coma de esta carne sin adorarla (Sacramentum Caritatis 66)




     ¿Por qué la adoración? El hombre que no adora se empequeñece. Considera su vida sólo como un trasunto humano y éste termina hastiando, incluso aburriendo. La adoración abre nuestra vida a lo que es más grande que nosotros, ensancha nuestro corazón y nuestra inteligencia, y entonces –paradójicamente- en vez de alinearnos, encontramos nuestra auténtica medida: estamos hechos, no nos hemos dado la vida a nosotros mismos y por lo tanto nuestra vida es un proyecto más grande de lo que creíamos; la misma paternidad y maternidad, los estudios o el trabajo, la amistad o incluso el gusto por la vida se hacen más grandes, son un don, algo que Alguien me da y yo le doy gracias por ello, le adoro y le reconozco. Como dice el salmista: Abres Tú la mano y sacias de favores a todo viviente (Sal 144, 16)
     Como ha dicho el pensador agnóstico contemporáneo Habermas: El gran drama de nuestro mundo secularizado es que no tiene a quién agradecer lo bueno de la vida ni a quién gritar por lo que le hace sufrir (Conversaciones entre Habermas y Ratzinger. 2001). Nosotros sabemos que tenemos a Quién agradecer y gritar, a Quien adorar porque Él mismo ha revelado su Rostro, sus intenciones, su proyecto: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en Él sino que tengan vida eterna (Jn 3, 16) ¡Existimos porque Él nos ama! Por amor, como un proyecto único e irrepetible. Y no sólo eso. Hemos sido pensados para vivir la vida divina, para la vida eterna, para ser como Dios, amar como Dios.

+ RAFAEL ZORNOZA BOY

jueves, 2 de julio de 2020