TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 23 de enero de 2021

DOMINGO 23 DE ENERO DE 2021, 3º DEL TIEMPO ORDINARIO

«VENID… OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES»


   El seguimiento de Jesús en Marcos es un discipulado que exige la conversión hasta dar la vida. Marcos es un manual para prepararse al martirio. Es un seguir a Cristo con todas las consecuencias.

     El Señor recorre los caminos invitando a cambiar de vida y a tener el corazón abierto.

   La conversión va unido a creer el evangelio, que es un reflejo del CORAZON de Cristo, para amar hasta el extremo.

   La santidad que es el fruto del seguimiento de Cristo, siempre tiene en la base estar con Él y ser enviados a las periferias, a ser una Iglesia en salida.

 

  + Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España

 

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA


ENERO:  ADORAR

 Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

Reflexiones que nos animen y ayuden a encontrarnos con Jesús sacramentado y descansar en su corazón.

 

   Cada mes daremos algunas pinceladas sobre diversas virtudes que nos ayuden a vivir la media hora de adoración que tanto insistía el Venerable Luis de Trelleso contemplar cómo las vive el Señor desde el Sacramento; utilizando la Palabra de Dios, el Magisterio, textos de santos u otros autores, y recogiendo cada mes una de las promesas del Corazón de Jesús, acabando con una oración.

 

ADORAR

 El Evangelio nos recuerda lo esencial de la vida del cristiano: «“Adorarás al Señor tu Dios y a Él sólo darás culto.”» (Lucas 4,8).

         Nuestro fundador nos decía en L.L.S. 1890, p.335:

    « “Vemos tan claro como la luz del mediodía que tal es nuestra vocación como Adoradores: Orar, meditar, expiar, satisfacer y reparar, interceder y compensar los ultrajes que recibe el Augusto Sacramento” »

     Palabras actualísimas ante tantas profanaciones y que deberíamos tenerlas presentes en todas las vigilias.

     En la “Imitación de Cristo”, tan querida por Don Luis de Trelles nos anima en Libro 4, 17, a incrementar nuestro amor a la comunión y adoración: 

   « El alma. 1. Con suma devoción y abrasado amor, con todo el afecto y fervor del corazón, deseo, Señor, recibirte como te desearon en la Comunión muchos santos y personas devotas, las cuales te agradaron muchísimo con la santidad de su vida, y tuvieron devoción ardentísima.  ¡Oh Dios mío, amor eterno, todo mi bien, felicidad interminable! Deseo recibirte con deseo mucho más vehemente y con reverencia mucho más digna que jamás tuvo ni pudo sentir ninguno de los santos []   4. Recibe, Señor, Dios mío, mis deseos y ansias de darte infinita alabanza y bendición inmensa; los cuales te son justísimamente debidos, según la multitud de tu inefable grandeza. Esto te ofrezco ahora, y deseo ofrecerte cada día y cada momento; y convido y ruego con fervorosa oración a todos los espíritus celestiales, y a todos tus fieles, a que te alaben y te den gracias juntamente conmigo” »

   La preocupación de nuestro fundador, que cada adorador, sea como la lámpara del Santísimo y nos dice en el libro “La Senda Eucarística” pág. 130: 

    « “La adoración es sublime si se celebra con toda el alma y con la humildad y cuidado que conviene; sin distracción y con la posible presencia de Dios. Sin estas condiciones, el sacrificio es sólo corporal y, bien que sea meritorio, no alcanza todos sus fines; y el mérito de quien lo hace es relativamente escaso” »

   San Juan Pablo II el 16/06/1985 nos enseña la presencia del Corazón de Jesús vivo en el sacramento: 

   « “Este Corazón es la maravillosa “condescendencia” de Dios: el Corazón humano que late con la vida divina: la vida divina que late en el corazón humano...  En la Santísima Eucaristía descubrimos con el “sentido de la fe” el mismo Corazón -el Corazón de Majestad infinita- que continúa latiendo con el amor humano de Cristo, Dios-Hombre... “Casa”, ya que mediante la comunión Eucarística el Corazón de Jesús extiende su morada a cada uno de los corazones humanos... “Puerta”, porque en cada uno de estos corazones humanos, Él abre la perspectiva de la eterna unión con la Santísima Trinidad.” »

     El mismo Papa en Paray le Monial en 1986 nos anima a esperar que el Señor reúne a través de su Corazón Eucarístico, de donde brotará la civilización del amor: 

     « “En el Corazón de Cristo aprende el corazón del hombre a conocer el verdadero y único sentido de su vida y su destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a guardarse de ciertas perversiones del corazón, a unir el amor filial a Dios con el amor al prójimo. De esta forma y esta es la verdadera reparación que pide el Corazón del Salvador sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia podrá ser construida la civilización del amor tan deseada, el reino del Corazón de Cristo »

     De las promesas del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de Alacoque: 

    « “A las almas consagradas a Mí Corazón les daré las gracias necesarias para llevar adelante su misión en la vida conforme a su vocación”. “Los nombres de los apóstoles del Sagrado Corazón estarán escritos con letras de oro en este Divino Corazón y permanecerán en su recuerdo” »

   « “¡¡Reinaré por medio de Mí Corazón!!” “Yo reinaré a pesar de mis enemigos y de cuantos se opongan a ello.” »

   Que todos los textos nos ayuden a adorar en espíritu y verdad al Corazón Eucarístico de Jesús y pedirle con el salmista: “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. (Salmo 66).  Pidamos al Señor que se incrementen los corazones adoradores a su Corazón Eucarístico.

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Soy consciente de que el fin del hombre y de la sociedad es adorar a Jesucristo en el Sacramento para que venga el reino de su paz?

■   ¿Cómo vivo en mi vida personal, familiar… la adoración a Jesús Sacramentado?

■   ¿Qué actos de adoración interna y externa podemos fomentar en nuestro turno?

 

­­­­­­­­­­­­­­­­­     Acabamos con la Oración que enseñó el Ángel a los pastorcitos de Fátima:

  « “¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman! “»


sábado, 16 de enero de 2021

DOMINGO 17 DE ENERO DE 2021, 2º DEL TIEMPO ORDINARIO

«MAESTRO, ¿DÓNDE VIVES?... VENID Y LO VERÉIS»


    Aparece la primera palabra de Jesús en el Evangelio, ¿A quién buscáis? Es la primera llamada de Jesús a tu corazón y al mío, donde se dirige la búsqueda de nuestro corazón.

     Juan ha entregado sus propios discípulos, en un gesto de humildad sin precedentes, a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

     Venid y lo veréis es la invitación a su seguimiento para ir y quedarse con Él. Este tiene que ser nuestro estilo de evangelizar. Venid y lo veréis. No os quedéis cruzados de brazos, venid y lo veréis...

     El seguimiento de Jesús en san Juan brota de la intimidad con su corazón, viviendo la experiencia de vivir en su casa, para servir siempre a los más necesitados.

 

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España


SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

 «La unidad de la Iglesia es necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para todos»



     La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2021. “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (cf. Jn 15, 5-9), estas palabras de Jesús a sus discípulos son el lema de la edición de este año.

   Los obispos de la Subcomisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso  también han hecho público un mensaje en el que destacan que «la unidad de la Iglesia no es fruto de nuestros consensos, de los acuerdos que podamos lograr entre confesiones cristianas, aunque esta búsqueda de acuerdo sea asimismo necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para su Iglesia. Para que estos acuerdos sean eficaces y produzcan fruto es necesario que sean vividos y logrados por sus protagonistas como lo que de verdad son, obra del Espíritu Santo. De ahí que el ecumenismo espiritual tenga tanta importancia y deba ser valorado como verdadera intendencia de cuanto hacemos los cristianos de unas y otras confesiones por lograr la unidad visible de la Iglesia».

     Además, los obispos recuerdan que «tenemos que confiar plenamente en la palabra de Cristo y mantenernos unidos a él, vid verdadera, porque son sus palabras: «Si permanecéis unidos a mí y mi mensaje permanece en vosotros, pedid lo que queráis y lo obtendréis» (Jn 15, 7). El fruto está vinculado a la fe en Cristo y a la permanencia en él».   Así, ante el Octavario de oración por la unidad de la Iglesia, a todos pedimos conversión a Cristo, encomendándonos recíprocamente para que podamos cumplir en nosotros su voluntad y se haga realidad la unión de los cristianos en él.





jueves, 14 de enero de 2021

(Jn 15, 5-9)

 
ENERO 2021

«Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto» (Jn 15, 5-9)


     Cada año los cristianos pertenecientes a distintas Iglesias dedican un tiempo común a la oración[1] para pedir juntos al Padre el don de la unidad, como desea Jesús.

     Él la quiere «para que el mundo crea» (Jn 17, 21): con la unidad podemos cambiar el mundo, crear comunión, fraternidad y solidaridad. La unidad es fundamentalmente un don de Dios; por eso es indispensable pedirla al Padre con insistencia y confianza.

     Es lo que hace un grupo de España que vive la Palabra de vida. Desde hace unos años se sienten empujados, precisamente en la semana de oración por la unidad de los cristianos, a pedir la gracia de la unidad y a construir puentes. Escribe Margarita: «Contactamos con el responsable diocesano de ecumenismo, con los párrocos, el sacerdote ortodoxo y los pastores evangélicos. Nos recogemos para rezar como cristianos unánimes, primero en la parroquia católica y luego en la ortodoxa. En cada ocasión nuestras iglesias se llenan de una alegría que viene de la presencia de Dios. Es Él quien abre caminos de unidad».

     Para 2021, la comunidad monástica de Grandcharnp[2] ha propuesto como luz en este camino un lema muy eficaz tomado del Evangelio de Juan:

«Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto»

     Es una invitación apremiante a vivir y trabajar por la unidad de los cristianos en estos días especiales y a seguir haciéndolo todo el año y toda la vida. Nuestras divisiones son una herida grave que necesita ser sanada, ante todo con la misericordia de Dios, y luego con el esfuerzo de conocernos, apreciarnos y dar testimonio del Evangelio juntos.

     Con estas palabras Jesús nos desvela qué pasos seguros dar: el primero de todos, «permanecer en su amor.

     Para ello hará falta estrechar más nuestra relación personal con Él, encomendarle nuestra vida, creer en su misericordia. Pues Jesús «permanece» con nosotros siempre, fielmente.

     Al mismo tiempo nos llama a ponernos tras Él con decisión para hacer de nuestra existencia un regalo al Padre, como Él; nos propone imitarlo afrontando con delicadeza las necesidades de cada persona con la que compartimos una parte pequeña o grande de nuestra jornada, con generosidad y desinterés, para así dar «mucho fruto».

«Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto»

     Resuenan muy actuales las palabras que Chiara Lubich pronunció en Ginebra en octubre de 2002 durante las celebraciones del Día de la Reforma[3]: «[...] ¡Cuánta necesidad de amor en el mundo! [...] (Jesús) dijo que el mundo nos reconocería como suyos, y lo reconocería a Él a través de nosotros, por el amor recíproco, por la unidad: "En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros" (Jn 13,35). [...] Lo hemos entendido: el tiempo presente reclama amor de cada uno de nosotros, reclama unidad, comunión, solidaridad. Y llama también a las Iglesias a recomponer la unidad desgarrada desde hace siglos. Esta es la reforma de las reformas que el Cielo nos pide. Es el primer paso, necesario, hacia la fraternidad universal con todos los demás: hombres y mujeres del mundo. Pues el mundo creerá si estamos unidos. Lo dijo Jesús: «Que todos sean uno [...] para que el mundo crea» (Jn 17,21). ¡Dios lo quiere! [...] Que Él nos dé la gracia, si no de ver realizado todo esto, al menos de prepararlo»[4].

Leticia Magri



[1] En el hemisferio norte, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra anualmente del 18 al 25 de enero, y en el hemisferio sur, en torno a la solemnidad de Pentecostés.

[2] Información en www.grandchamp.org.

[3] El «Día de la Reforma» (Reformationstag) se conmemora cada año el 31 de octubre, fecha en que Martín Lutero clavó sus 95 tesis: https:// es.wikipedia.org/wiki/Dia_de_la_Reforma.

[4] Cf. C. LUBICH, La unidad (eds. D. Falmi - F. Gillet}, Ciudad Nueva, Madrid 2015, pp. 104-106.


domingo, 10 de enero de 2021

DOMINGO 10 DE ENERO DE 2021, BAUTISMO DEL SEÑOR

« TÚ ERES MI HIJO AMADO, MI PREDILECTO »

     Concluye el ciclo de Navidad con el Bautismo del Señor. Es en la Navidad donde el cristiano descubre su profunda dignidad de bautizado y en la Pascua vive en plenitud.

     Jesús se bautiza desde la profunda humildad del corazón de pasar por uno de tantos.

     Es su profunda humildad que conmueve el corazón del Padre que se manifestará diciendo. “Tú eres mi Hijo amado en quien me complazco”.

     Cada bautizado es hijo amado del Padre que se complace en nuestras limitaciones y pobrezas. Tenemos que recordar el día de nuestro bautismo, el día que nacimos a una vida nueva de hijos amados y predilectos del Padre.

 

 + Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España


miércoles, 6 de enero de 2021

 EL ANUNCIO SOLEMNE DE LAS FIESTAS PASCUALES: UNA ANTIGUA COSTUMBRE HISPANA RECUPERADA


     Para el día 6 de enero, solemnidad de la Epifanía del Señor, denominada «Aparición» en la liturgia hispana, el Ceremonial de los obispos propone anunciar a modo de proclama la fecha de la Santa Pascua y las fiestas móviles del año que dependen de ella (cf. C E. 240).

     Es un anuncio significativo, ya que la fecha de Pascua es movible al depender del calendario lunar (el plenilunio después del equinoccio de primavera) y hay que situarla en el calendario solar o fijo. Es propio del diácono, o en su defecto de otro ministro, el hacer los oportunos anuncios o advertencias al pueblo en la conclusión de la Misa y en un lugar oportuno (Ordo Missae, n. 154). De idéntica manera, el mismo ministro, desde ese mismo lugar, cantará en la noche de la Vigilia el único anuncio que los cristianos hacemos al mundo: Cristo ha resucitado del abismo y nosotros estamos llamados a resucitar con él.

     En nuestra tradición hispana este anuncio de la fecha de Pascua puede remontarse al siglo IV (cf. Líber Ordinum, 523). El carácter eminentemente pascual de las fiestas navideñas lo expresa la eucología de la liturgia hispana al decir: «El que nace viene para morir». En la felicitación castellana hemos conservado este sentido en el popular deseo: «¡Felices pascuas!» Este parabién, extraño a oídos extranjeros, muestra cómo entre nosotros se ha mantenido muy viva la conciencia de que las fiestas navideñas no celebran un hecho aislado, sino que lo sitúan en la perspectiva del acontecimiento pascual. Navidad es el inicio de la redención o, lo que es lo mismo, la fuerza salvadora del misterio pascual se manifiesta ya en María.

  Por ello, el anuncio de las fiestas de Pascua y las celebraciones móviles es una manera adecuada de subrayar la manifestación del Señor en una carne que ha de entregarse por nosotros y para nuestra salvación: la Pascua es el verdadero motivo de la venida de Cristo, el Señor.

Manuel González López-Corps  Facultad de Teología San Dámaso, Madrid


ANUNCIO DE LAS CELEBRACIONES MÓVILES DEL AÑO LITÚRGICO 2021

      De acuerdo a los usos del lugar y tras el canto del Evangelio, un diácono u otro ministro subirá al ambón y desde allí anunciará al pueblo la relación de fiestas móviles del año en curso:


 Queridos hermanos:

   La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación. Centro de todo el año litúrgico es el Triduo pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la noche santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 4 de abril.

     Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y la muerte. De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos: el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 17 de febrero. La Ascensión del Señor, que este año será el 16 de mayo. El Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 23 de mayo. El primer domingo de Adviento, que celebraremos el día 28 de noviembre.

     También en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor. A él, el Cristo glorioso, el que es, el que era y ha de venir, al que es Señor del tiempo y de la historia, el honor y la gloria por los siglos de los siglos.

 R/ Amén.

 

martes, 5 de enero de 2021

AQUELLOS SABIOS PEREGRINOS

 

      La liturgia de la epifanía nos permite universalizar esa salvación que nos trae el Niño Dios, y que en los días pasados hemos visto centrar en torno a María, José y el pequeño puñado de pastores a los que primeramente se les anunció la natividad de Cristo. Pero estaban de camino esos personajes de los que nos habla el evangelio de este día: hemos venido a adorar al Niño desde el oriente (Mt 2,1-12).

       Fue una estrella la que les sacó de su mundo y se convirtió para ellos en estela que les cambió su mirada: de científicos buscadores en humildes peregrinos. Y por eso serán ellos los que, tras los pastores, se acercarán al portal de Belén. En aquella posada improvisada por la penuria que Dios convirtió con su presencia en palacio de bondad, aparecieron nuestros famosos Reyes Magos para ofrecer sus dones a aquel Niño que era por antonomasia el Don. La mirra, el incienso y el oro eran tres formas de reconocer al Señor humanado que se presentaba como hombre sin dejar de ser Dios.

       Había otros que también estaban pendientes de la profecía del Mesías. Y no precisamente para adorarle […] Nuestros sabios peregrinos no pusieron precio a la divina provocación que en forma de estrella les convocaba: sencillamente se dejaron llevar, y en el sentido más propio se con-movieron. Dios no les defraudó a pesar de que lo inefable de la escena estaba fuera de todo previsible guión. Por eso ellos, se llenaron de alegría, como nos dice el evangelio de hoy […]

      

              De un comentario al evangelio de + Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo

sábado, 2 de enero de 2021

DOMINGO 3 DE ENERO DE 2021, 2º DE NAVIDAD

« LA PALABRA SE HIZO CARNE Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS »


     Contemplar el misterio de la Navidad con los ojos de los niños y de los santos es enterarse de la auténtica navidad.

     San Juan en su prólogo nos vuelve a insistir en que lo esencial es que ha puesto su tienda entre nosotros y hemos contemplado su Gloria.

     El drama de que viene a los suyos y los suyos no se enteraron, no le recibieron… es la historia de siempre. Acoger a Jesús es la perenne Navidad.

     Desde que el Verbo se hizo carne, todo lo humano es digno de ser vivido. Comparte su naturaleza divina con la nuestra, para que en este admirable intercambio compartamos con El, su filiación divina, lo que Él ha querido compartir con nosotros.

 

 + Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España


CARTA DEL PRESIDENTE NACIONAL

 

Queridos hermanos en Cristo Eucaristía:

 

     Al reflexionar sobre la lastimosa y sufriente situación actual, en la que resulta casi imposible la celebración normal de nuestras vigilias de la Adoración Nocturna, vienen a mi pensamiento palabras del salmo 41:

   Recuerdo otros tiempos y desahogo mi alma conmigo, cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: “Salud de mi rostro, Dios mío”...  

    Se podría decir que nos vienen estas restricciones, impuestas por las autoridades sanitarias, y nos encuentran con el ánimo bajo. Demasiadas veces oímos quejas, lamentos, flaquezas,… excusas en fin, para explicar -que no justificar- el motivo de nuestra falta de asistencia cada vez mayor a nuestro compromiso como adoradores. Sobre eso, vienen ahora a ponernos desde fuera dificultades y límites, hasta el punto que ha habido que dejar de celebrar las vigilias en muchas partes de España.

     Crece en nosotros el sentimiento de evocar otros tiempos más gozosos, en los que el día de la vigilia era el más esperado de todo el mes. El reencuentro, primero, con los amigos adoradores y tras éstos, con el Señor en la Eucaristía, para “tratar de amistad con Él, pues sabemos que nos ama”. Y hoy el alma se arruga, y el espíritu se acongoja. Echamos de menos aquellas vigilias, aquellos tiempos y parece que el mundo es una losa que nos oprime y nos quiere asfixiar.

     “¿Por qué te acongojas, alma mía?” Dios es fiel y es rico en misericordia. Siempre hay una salida y no hay lugar para la desesperanza, pues Él, el Todopoderoso, nos ama. Hemos de meditar esta verdad hoy, más que nunca, delante del sagrario y pedir con Fe, con Esperanza y con todo el Amor del que seamos capaces, que nos mantenga a nosotros fieles a la vocación que un día recibimos y todavía la tenemos […]

     Los adoradores, en nuestras vigilias, no vamos por libre, individualmente, sino que somos una porción de Iglesia que nos juntamos para orar y adorar a Cristo Eucaristía en “representación de toda la humanidad y en nombre de toda la Iglesia”. La Adoración Nocturna Española nos ofrece el marco donde realizar esa misión, en forma de vigilia, que hemos de llevar a cabo con el mayor respeto y pulcritud, tratando de mantener las formas interiores y exteriores. Creo que hemos hablado demasiadas veces de lo que es esencial frente a lo accesorio en nuestras vigilias, tal vez con la intención de algunos de recortar el tiempo o acomodar la estructura de la vigilia al gusto suyo. No debemos hacerlo. Hemos de procurar, por todos los medios, mantener nuestras vigilias en su esencial totalidad y estructura. Pero no pretendo ahora abundar en esto que ya hemos tratado otras veces. Ahora tenemos externamente una fuerte presión que nos obliga a hacer lo que no queremos y no nos permite hacer lo que deberíamos. Bien. No es posible la rebeldía. No vamos a dar esa batalla, pero lo que sí podemos y debemos hacer es mantenernos unidos como porción de Iglesia y “adorar en espíritu y en verdad”. Juntémonos los adoradores en la iglesia donde adoramos habitualmente, celebremos la Santa Misa, expongamos al Señor en la custodia, adorémosle en silencio, pidámosle volver a aquellos tiempos de los “cantos de júbilo y alabanza”, recemos juntos con nuestro ritual,… hagamos lo que podamos hacer para mantener nuestro espíritu de adoradores, aunque sea de 7 a 10, y no le podamos llamar vigilia. Pidamos y pidamos con esperanza volver pronto a alabar al Señor “Salud de nuestro rostro, Dios nuestro”. Que no se enfríe nuestro espíritu.

     Que el Señor, que se hizo hombre y nació en Belén para quedarse entre nosotros, os bendiga a todos y a vuestras familias.

 

José Luis González Aullón Presidente nacional A.N.E.

                           Lampara del Santuario – Enero 2021