TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

martes, 7 de febrero de 2012

“LOS HOMBRES DE LA NOCHE"

     Párate un momento, hombre de la prisa larga; tú, quienquiera que seas, hombre  que vives tu vida cargado de impresiones fuertes, excesivamente nervioso,  hombre que corres preocupado, mordido por la impaciencia y la inquietud de  "algo". Hombre que no atinas a concretar ese "algo mejor", pero que lo anhelas  con toda tu alma; querido hombre de buena voluntad, párate un momento... y  obsérvalos  -en plan de marcha- son los "Hombres de la Noche".                                .
     Por favor, hombre amigo, deja ya lo negativo. No te lamentes más de las  horas desgraciadas de los negocios...  de las aristas afiladas del desaliento...  de  los mordiscos rabiosos de la enfermedad...,  del pan correoso del abandono ingrato...  de la baba maloliente que murmura...   de la trapera zancadilla que tumba..., de la calumnia que apuñala cobardemente... del ambiente injusto... de la  malicia sin fin de un mundo con negrura de almas. Deja, por favor, hombre  amigo, el agua amarga de tus lloros y empieza a ser positivo.                         
     Escucha atento la canción viril, serena, recia, de los "Hombres de la Noche". Y si de verdad eres,  valiente, escucha  y canta con ellos, con los hombres de la Adoración Nocturna, el himno triunfal de la restauración del mundo.                  .
     ¿Te has fijado ya? Toma nota; son hombres como tú y como yo, con vértigo  por las mismas inquietudes de "algo mejor". Pero hombres que no se rasgan sus  vestiduras, que no protestan del ambiente sobrecargado; hombres que no  maquinan en la noche de un mundo en sombras, y sí, en cambio, convierten su  noche de Adoración en un día blanco de Oración, de Intercesión, de Expiación.                                        .
     Ya les conoces un poco a estos "Hombres de la Noche", anónima masa gris,  tan necesaria al mundo de hoy; pero no deja de ser un conocimiento externo.
Si  en verdad quieres verles de cerca, "por dentro”, en experiencia personal, acude  sin recelos, libre de prejuicios, con buena voluntad, con honradez, a un Turno  cualquiera de las noches de Adoración. ¡Hazlo, amigo, con frente serena y corazón  limpio! Yo te aseguro, por la memoria sagrada de tus mayores, que allí les  verás con distintivo blanco, con su bandera blanca, con su programa blanco: CARIDAD y UNIDAD ante la Hostia Santa, allí les verás ir salvando al mundo  de su noche negra.                          .
     Me da la impresión de que esto te parece excesivo optimismo... posiblemente, pero  te lo diré, entonces, con palabras del estupendo Pérez Lozano:... "Y la niñita de  cinco años rezaba todas las noches para que el demonio, se hiciese bueno... El  demonio, seguía siendo malo, es verdad, pero muchos hombres se iban librando  de él por la oración de la niñita de cinco años".                                      .
     Mi querido amigo, el de la prisa larga, los
"Hombres de la Noche"  te ofrecen el único y eficaz programa blanco de restauración, de salvación del mundo en sus cuatro dimensiones. Seguro que el inmundo continuará con sus noches negras de pecado, pero en muchas almas, muchísimas almas, se irá abriendo  la Luz... la Luz Blanca de los "HOMBRES DE LA NOCHE".


Escrito  publicado en Boletín  y recuperado por Ricardo Nieto  Delegado Nacional de la Adoración Nocturna Española para Andalucía Occidental.

lunes, 6 de febrero de 2012

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA EN ACCIÓN DE GRACIAS POR EL NOMBRAMIENTO DE CABALLERO DE LA PNTIFICIA ORDEN ECUESTRE DE SAN GREGORIO MAGNO A NUESTRO PRESIDENTE ILMº.SR. D. ANTONIO LLAVES.

   El pasado domingo 22 de enero celebramos con inmensa alegría para la Adoración Nocturna Gaditana la Eucaristía de acción de gracias por el nombramiento con que ss. Benedicto XVI pp. ha distinguido a nuestros hermanos en Cristo, los Ilmºs. Sres. D. Antonio Llaves Villanueva y D. Manuel Cerezo Escamez, como caballeros de la Pontificia Orden Ecuestre de San Gregorio Magno. Este reconocimiento pontificio creado en 1831 por Gregorio XVI pp. premia a los fieles laicos que de manera ejemplar se han distinguido en sus servicios a la Iglesia; siendo muy pocas personas las que ostentan esta distinción en el mundo.
   Con una Catedral repleta de amigos y familiares (cerca de medio millar), acompañamos, -en el que es sin duda uno de los días más importantes de su vida-, a nuestro Presidente Diocesano los representantes de la Adoración Nocturna Española venidos de las diferentes Secciones de la diócesis, de la de Asidonia-Jerez, así como de los Turnos de la Sección de Cádiz, junto a otros del mundo Cofrade, Asociación Católica de Propagandistas, miembros del Ateneo Literario, otras instituciones, y una representación Consistorial, como expresión de cercanía y cariño.
   Presidida por nuestro Obispo D. Rafael Zornoza y acompañado en esta ocasión de sus predecesores en el episcopado y hoy eméritos D. Antonio Ceballos y D. Antonio Dorado, también concelebraron en ésta solemne ocasión, un nutrido presbiterio conformado por el cabildo catedralicio casi al completo, presbíteros, diáconos, seminaristas y acólitos (próximos al medio centenar), contándose entre ellos nuestro Consiliario diocesano Rvdº D. Guillermo Domínguez y los diferentes de Sección y Turnos Rvdºs. Fray Sixto   Calvo, D. Marcelino Martín, D. Oscar González, D. Mateo Silva y D. Manuel López.
   En su homilía D. Rafael recordó que en estos momentos de gozo y agradecimiento por unas vidas al servicio de la Iglesia- celebremos con gratitud y reconocimiento las distinciones concedidas a nuestros Ilustrísimos amigos- felicitando de esta manera a los distinguidos. También nos recordó (en alusión a los Textos: de la profecía de Jonás 3,1-5.10 - I Corintios 7,29-31 de San Pablo, y Evangelio de Marcos1,14-20.) como estos tiempos difíciles para la conversión no debemos dejar en ningún momento nuestro compromiso con la nueva evangelización.
   Tras la imposición de las distinciones pudimos escuchar unas emotivas palabras de agradecimiento de los condecorados, que se confesaron profundamente agradecidos y abrumados. Recordó D. Antonio – “en estos momentos de agradecimiento y gratitud”- su colaboración con los Obispos Añoveros, Dorado y Ceballos dilatados en más de cincuenta años de entrega y servicio, ofreciéndose en esta etapa al nuevo Pastor de la diócesis.
   Concluido el Pontifical los saludos y fotos de rigor así como el grato recuerdo de la celebración vivida junto a nuestros hermanos.

jueves, 2 de febrero de 2012

TEMAS DE REFLEXIÓN A.N.E.


Los sacramentos

Toda la vida del cristiano crece, se alimenta y se desarrolla por la acción de los Sacramentos. La Gracia que recibimos en los Sacramentos va haciendo posible que en nosotros crezca la nueva criatura de hijos de Dios en Cristo. El hombre no puede vivir verdaderamente la vida cristina, que es vivir toda su vida humana “en Cristo, por Cristo, con Cristo”, sin recibir los Sacramentos.
Los sacramentos –hemos de recordarlo- "son signos visibles, instituidos por Nuestro Señor Jesucristo, que producen la Gracia". Y tengamos también presente que la Gracia, como repetiremos de vez en cuando en estas reflexiones, es “una cierta participación de la naturaleza divina”. La acción de la Gracia es la de convertir al cristiano en “hijo de Dios en Jesucristo”. Los Sacramentos son, por tanto, el cauce por el que el hombre recibe esa “participación en la naturaleza divina”.
En estas reflexiones sobre los Sacramentos nos centraremos exclusivamente en la relación de cada sacramento con la Gracia, y en la configuración de esa "nueva criatura", sin adentrarnos  en ningún otro aspecto teológico, litúrgico, espiritual, que cada sacramento lleva consigo.
Hasta la venida de Cristo, Dios se valía de signos, ceremonias, para darnos a conocer su benevolencia y su presencia entre nosotros, su participación en la historia de la humanidad, y para dejarnos constancia de su ayuda. En adelante, y como consecuencia de la nueva vida establecida por Cristo de las relaciones de Dios con los hombres, esos signos y ceremonias han dejado de tener significado alguno.
Los Sacramentos se convierten no ya en las "huellas de Cristo en la tierra" y ni siquiera tampoco en "los caminos que unen para siempre el cielo y la tierra"; si no en el encuentro personal-vital de cada cristiano con el mismo Cristo.
"Los sacramentos de la Nueva Ley fueron instituidos por Cristo y son siete, a saber, Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Reconciliación, Unción de los Enfermos, Orden Sacerdotal y Matrimonio. Los siete sacramentos corresponden a todas las etapas y todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Hay aquí una cierta semejanza entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida espiritual" (Catecismo de la Iglesia Católica,  n. 1210).
Los sacramentos son, en resumen, los cauces ordinarios para el encuentro personal con Cristo y para recibir en ese encuentro la Gracia, que nos convierte en nuevas criaturas y nos hace hijos de Dios en Cristo. 
Antes de seguir con nuestros razonamientos, se precisa una aclaración previa. La Gracia que se nos concede en los Sacramentos no supone, en modo alguno, la desaparición de la gracia y la ayuda, que Dios concede a todos los hombres, incluso a quienes nada saben de Cristo ni de la Iglesia –y no recibirán, por tanto, ningún Sacramento-, para que alcancen la salvación por otros caminos. Todos los caminos de la salvación pasan por Cristo –que el Camino, la Verdad y la Vida para todos, aunque algunos no le conozcan y no tengan, por tanto, la Fe en Él ni participen en la vida sacramental.
El desarrollo de los planes de salvación de cada uno de los seres humanos, es un misterio escondido en Dios hasta el fin de los tiempos.
         Al referirnos de nuevo a los Sacramentos, y ver en ellos los cauces ordinarios en los que el hombre recibe la gracia divina, conviene desde el principio que no olvidemos la “semejanza entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida sobrenatural", que ha subrayado el Catecismo.
En efecto, es el mismo hombre, criatura de Dios, quien ha de ser redimido, liberado del pecado y convertido en hijo de Dios en Cristo. Y todo, sin dejar, en absoluto y bajo ningún concepto, de ser plena y naturalmente hombre. La Gracia no destruye jamás la naturaleza y, por otro lado, requiere la cooperación de la naturaleza y de la libertad del hombre, para producir sus frutos.
Es cierto que, en los sacramentos, la Gracia se origina directamente por la acción del ministro. No hemos de olvidar, a la vez, que, para que esa Gracia sea eficaz en la persona que recibe el Sacramento, requiere que no ponga obstáculo. Un penitente puede hacer ineficaz el sacramento de la Reconciliación, por ejemplo, si no lo recibe con las disposiciones requeridas e incluso, aun acogiéndolo en condiciones adecuadas, no permite que la gracia produzca en él una conversión honda y permanente hacia Dios. En el primer caso, su actuación convierte en inútil el sacramento y en el segundo, lo hace ineficaz.
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Cuestionario

-¿Soy consciente de la necesidad que tengo de vivir los Sacramentos?
-¿Medito con frecuencia sobre la nueva vida con Cristo: ser hijo de Dios en Cristo, que crece en mí con la recepción de los Sacramentos?
-¿Doy gracias alguna vez a Nuestro Señor Jesucristo por haber instituido los Sacramentos?