TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 27 de julio de 2019

DOMINGO 28 DE JULIO DE 2019, 17º DEL TIEMPO ORDINARIO

«SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR…»



     Después de no acertadas interpretaciones, la oración de petición hoy como siempre ha vuelto a situarse en verdad en su lugar como oración plenamente evangélica. Escuché alguna vez a algunos pensando que habían descubierto el Mediterráneo, mi oración es solo de alabanza y agradecimiento, pero no pido nada porque Dios sabe lo que necesito mejor que yo. ¡¡Claro que lo sabe!!, pero no lo sabe por ti, si tú no te presentas con un corazón necesitado.
     Si Benedicto XVI hablaba de Dios, como el que mendiga nuestro amor, también cada uno de nosotros debe ser mendigo del amor de Dios y de cada persona humana. El amor no se exige, se mendiga. La oración de petición que Jesús nos enseña en Lucas tiene tres pasos y se recoge en el Padrenuestro.
     El primer paso es la afirmación de orar a un Padre Bueno, que nos quiere y que quiere que le pidamos pedid y se os dará. Solo viven la oración de petición aquellos que han saboreado la paternidad de un Dios que nos quiere con locura y que desea para cada uno de nosotros lo mejor.
     Segundo, si no nos sentimos necesitados, no somos pobres y por tanto nos situamos delante del Señor, ricos y con la satisfacción del que no se abre a recibir porque lo tiene todo y no necesita ni de Dios ni de nadie. Solo piden de verdad los pobres, y los que viven abiertos a la Misericordia de Dios.
     El último paso es la oración de petición que tiene su culminación en el Padrenuestro, es el que de verdad ora, desea y pide, el mendigo. Aquel que se abre porque se siente necesitado de todo. Como un niño pequeño que su única arma es el pedir, el llorar, el patalear, hasta que sus padres le dan lo que necesite.
     Pedir, es exigencia de quien se sitúa delante de Dios y de la gente pobre necesitado de la ternura de Dios. Solo abiertos a recibir, invocamos con nuestras manos la ayuda de un Padre, que es siempre Padre, y que se ha comprometido a concedernos aquello que necesitamos, si es para nuestro mayor bien y a mayor gloria de Dios.

 + Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

viernes, 26 de julio de 2019

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA


JULIO: EL CORAZÓN DE JESÚS Y LA EUCARISTÍA


     Toda oración exige levantar el corazón a Dios, es decir, encuentro de un ser personal con un Ser personal. Nunca la oración es soliloquio, ni voz que se pierde en el vacío. El verdadero fruto de toda oración –vocal, mental o contemplativa- es el ir haciendo nuestra voluntad una con la de Dios.
     Centramos ahora nuestra reflexión en la oración mental, o meditación que Don Luis la propiciaba mediante la “lectura meditable”, como medio espiritual para adentrar a sus adoradores, vigilantes nocturnos, en el camino de perfección, o sea, abrirles la senda de la oración para alcanzar el objetivo más preciado, que no es otro que alcanzar amor.
     Bien conocía que la perfección no se alcanza por pensar mucho, sino por amar mucho, como le enseñó santa Teresa. Con su vivacidad nos da la clave, “porque la sustancia de la oración no está en pensar mucho, sino en amar mucho... y amar es complacer a Dios en todo”.
     En Don Luis es frecuente encontrar en sus textos que pase, casi sin darnos cuenta, de la meditación a la contemplación, o presencia de Dios o recogimiento.
     La meditación es ejercicio necesario previo. Consiste en prepararla tierra y quitar las piedras, para hacernos más abiertos a Dios, a confiaren El, a amarle mejor. Pero la contemplación y la oración de silencio son mejores aún, pues nos llevan inmediatamente a un contacto directo personal con el Señor. Don Luis sabía que el fin de la meditación era “encender el fuego en los corazones”
     El camino común exige propedéuticamente pasar en cada vigilia de adoración por la media hora de meditación que Don Luis concibió como una escuela práctica, como un método o modo práctico de que el seglar aprenda a meditar, escalón de la oración y medio de llegar a ella y ….nuestra mayor aspiración.”
     La meditación es un trabajo intelectual con el que se busca mover la voluntad hacia un mejoramiento espiritual. La lectura meditativa que Don Luis prescribía para la media hora de oración silenciosa en cada vigilia, es una medida pedagógica que pretende ante todo iniciar al adorador en otro modo de oración que amplía la experiencia de la oración vocal más universal. Pero no es un fin en sí misma, sino una etapa en un camino, cuya meta es siempre amar y más amar a Jesucristo. La meditación está ordenada hacia la contemplación. Advierten los maestros de oración que “si estando en meditación, el Espíritu Santo nos da la gracia de recogernos en silencio o de darnos contemplación, no podemos tratar de seguir meditando.” Dice uno de ellos con gracia: “No podemos decirle al Espíritu Santo: “un momentito, pues estoy haciendo mi meditación”.

   El catecismo de la iglesia católica nos enseña:

 2705 La meditación es, sobre todo, una búsqueda. El espíritu trata de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide. Hace falta una atención difícil de encauzar. Habitualmente se hace con la ayuda de algún libro, que a los cristianos no les faltan: las sagradas Escrituras, especialmente el Evangelio, las imágenes sagradas, los textos litúrgicos del día o del tiempo, escritos de los Padres espirituales, obras de espiritualidad, el gran libro de la creación y el de la historia, la página del “hoy” de Dios.” Todo ayuda a la meditación, desde la composición del lugar ignaciana, el suceso que nos ha ocurrido o los libros adecuados de lectura.
     Santa Teresa de Calcuta advierte a sus hijas: “Ciertamente podemos pasar un tiempo en la capilla; pero percibir en vosotros, con los ojos del alma, el amor con que Él os mira, conocer verdaderamente al Jesús vivo, no desde los libros sino por haberle dado hospedaje en vuestro corazón. Entonces habréis entendido sus palabras de amor. Esta es la gracia que debéis pedir. Él tiene el deseo ardiente de ofrecérosla. No abandonéis nunca este contacto íntimo y cotidiano con Jesús como persona real viva y no como una pura idea. Cómo podremos pasar, dice la santa, ya un solo día sin escuchar decir a Jesús “yo te amo”. Es imposible. Nuestra alma necesita esto igual que nuestro cuerpo necesita respirar; de lo contrario la oración muere y la meditación degenera en simple reflexión.”
     Admirablemente el calendario litúrgico nos ofrece a los adoradores dos fiestas entrañables: El Corpus y el Sagrado Corazón. No son dos fiestas distintas sino dos facetas de una misma prodigiosa realidad: El Santísimo Sacramento es el Sagrado Corazón de Jesús que se ha quedado entre nosotros, un deseo infinito de amar y ser amado que desea ser consolado y complacido, tan sensible que siendo Dios se ha hecho vulnerable por la indiferencia, los desprecios, las ingratitudes y sacrilegios pero que todo lo soporta por la esperanza de nuestra reparación, que no es otra que nuestro amor.
     Hay un documento admirable de Don Luis que conviene conocer como padres y como adoradores. Las cartas que escribió a su hija Espiritusanto para prepararla a su primera comunión. Buscad la cuarta en la que le habla con el cariño de un padre y la fe de un santo de la unidad que existe entre Eucaristía y Corazón de Jesús. Os ofrezco un fragmento en la que percibiréis que lo que escribe es fruto de haberlo meditado largamente junto al Sagrario. No hay reflexión fría; hay ternura hacia su hija, hay amor al Señor y hay mirada providente ante los más inesperados acontecimientos.
Meditemos de la mano de Don Luis: CARTA CUARTA
     María del E.: Hija de mi alma;…Hoy me sirves de pretexto para tratar de la devoción al Corazón deífico de Jesús, que late en el Santísimo Sacramento del Altar, y que es el amante de todos los hombres y su amigo, especialmente de los desgraciados.
     Es una profecía realizada que el Señor en los últimos tiempos será adorado en esta forma, que forma una de las más tiernas en que pudo inspirarnos, porque se trata, por decirlo así, de su corazón, que es el trono y asiento de los afectos humanos….
     Cuando nos referimos a una persona que ama, se habla de su corazón como del lugar de su afecto y del punto de donde parte la expresión de él, sobre todo cuando nos referimos al amor de Jesucristo a los hombres.
     El Verbo divino, habiendo tomado un cuerpo humano, tenía y tiene integralmente los mismos órganos que los individuos de este linaje; en el Señor, en cuanto hombre, como en todos, es el corazón el punto cardinal de la vida orgánica y sensitiva, y el paraje a donde confluye la sangre toda para volver a esparcirse por todo el cuerpo, y así como no se vive sin sangre, aquella noble entraña, al paso que es motor de la vida, no ha convenido en significar por ella el afecto, que es el móvil de nuestra vida de relación.
     Por otra parte, es indudable que Jesucristo reside sustancialmente en la Hostia consagrada, y está en el Sacramento con todos los elementos de su vida, y por tanto se infiere que allí reside su corazón.
     Sentados estos hechos, que son de Fe, vendrás a comprender que el Corazón de Jesús se aposenta sacramentalmente en el Sagrario y que, por lo mismo, puede el cristiano establecer relaciones con nuestro Señor Jesús por medio de un culto especial, ya que se halla presente allí realmente bajo las especies consagradas.
     En tu edad inocente todavía es cuando se establecen mejor las afinidades del afecto y se labra la educación cristiana que estás recibiendo; y como ésta no tiene otro fin que discernir cuál es el mejor objeto de tu amor, y el modo de fundamentarlo sobre bases sólidas y duraderas, para toda la vida, de aquí que te recomiende yo esta hermosa devoción. Porque dicho se está que el príncipe de nuestros amores es el que puede adquirirse y estrecharse con Nuestro Señor Jesucristo, puesto caso que el amor que el Señor nos tiene es el mayor, el más puro, el más acendrado, y de su parte el más exento de todo interés, aunque para nosotros sea el más útil y provechoso al objeto de alcanzarnos la vida eterna.
     Tal vez para esto mismo, y sólo para esto, el Señor, que todo lo dispone con suavidad, tocando los fines más distantes con fuerza, te alejó por algún tiempo del torbellino del mundo, colocándote por medios inopinados en un lugar a propósito para que le ames y para amarte más y para probarte Él suavísimamente su afecto. ¡Pobres de nosotros, que no conocemos por qué ni para qué acontecen las cosas, toda vez que está escrito que los juicios de Dios encubren muchos abismos!”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

¿Por qué la oración de meditación no tiene como fin hacernos más cultos, más sabios, como cuando leemos algo para informarnos o simplemente para saber de qué trata, sino que es un medio para despertarnos el amor y admiración al conocer el prodigio realizado? ¿Por qué un teólogo cuando medita los misterios y reflexiona no hace oración de meditación, estudia. Pero si al caer en la cuenta del prodigio reflexionado se le enciende el corazón en agradecimientos y alabanzas al Señor, ha pasado del estudio a la oración?

La Iglesia enseña que el Corazón de Jesús es la síntesis del Evangelio. ¿Por qué en la escuela de la Adoración Nocturna contemplarla Eucaristía como un Corazón traspasado, coronado de espinas, despidiendo llamas como un volcán enamorado, es despertarnos a amar a Nuestro Señor asumiendo la divisa amor con amor se paga?


Un ejemplo práctico: Si al pasear en este mes de junio contemplas la granazón de los cereales, el verdor de los árboles, la frescura delas hierbas de prados y caminos y recuerdas el vigor de la naturaleza, las lluvias recientes, la fuerza del sol, aunque sientas la placidez que día y te sientas dichoso ¿Qué tendríamos que añadir para transformar una vivencia hermosa en oración meditativa? ¿En qué se nota que la carta familiar de Don Luis ha sido previamente oración?

sábado, 20 de julio de 2019

DOMINGO 21 DE JULIO DE 2019, 16º DEL TIEMPO ORDINARIO

«SOLO UNA COSA ES NECESARIA…, Y NO LE SERÁ QUITADA»


         Betania es la casa de los amigos. El descanso del Corazón de Jesús. Allí es recibido y Jesús se encuentra como en casa. Aparecen en esta aldea tres maneras de relacionarse con Jesús. María que es el amor contemplativo. Marta que es el amor que se hace servicio. Lázaro es el amor que se deja elegir.
       En este pasaje de Lucas, María acoge a Jesús y escucha a sus pies los secretos de su Corazón en su Palabra viva. María se bebe a sorbos la fuente de la vida de su Corazón. Su relación con Cristo esta cimentada en la serenidad que da la contemplación. Es un camino que se hace interioridad que se hace servicio desde un corazón enamorado.
     Marta es amor hecho manos que sirven. Es un amor entregado que tiene el peligro de un cierto estrés que es la madre de todas las crisis. Marta se pone nerviosa porque cree más en hacer que en ser. Si la entrega de nuestra vida no está cimentada en un amor contemplativo tiene el peligro de olor a quemado. Marta y María expresan las dos juntamente y no separadas que no existe autentica caridad sino se cimienta la dimensión contemplativa de la vida y una vida de oración que no se hace servicio de amor y caridad no tiene el sello de origen y autenticidad del ser cristiano.


+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

viernes, 19 de julio de 2019

(Mt 10, 8)

JULIO 2019
«Gratis lo recibisteis; dadlo gratis» (Mt 10, 8)

     ¿Qué es lo que hemos recibido gratis y debemos dar a nuestra vez?  Los apóstoles, a quienes Jesús se dirige, han experimentado la misericordia de Dios a través de sus palabras, sus gestos y decisiones. A pesar de sus debilidades y limitaciones, han recibido la nueva ley del amor y de la acogida recíproca.
     Sobre todo han recibido el regalo que Dios quiere hacer a todos los seres humanos: el don de sí mismo, de su compañía por los caminos de la vida, de su luz para tomar decisiones. Son regalos que no tienen precio: o sea, «gratuitos».
     Los recibieron los apóstoles y los reciben todos los cristianos para convertirse a su vez en canales, de modo que estos bienes lleguen a todas las personas con las que se encuentren cada día.
«Gratis lo recibisteis; dadlo gratis»
     Escribe Chiara Lubich en 2006: «A lo largo de todo el Evangelio Jesús invita a dar: dar a los pobres, a quien pide, a quien desea un préstamo; dar de comer a quien tiene hambre, dar el manto a quien te pide la túnica; dar gratis... Él fue el primero en dar: dio la salud a los enfermos, el perdón a los pecadores, la vida a todos nosotros. Al instinto egoísta de acaparar opone la generosidad; al pensar únicamente en las necesidades de uno mismo, el preocuparse del otro; a la cultura del poseer, la del dar [...]. La Palabra de vida de este mes podrá ayudarnos a redescubrir el valor de cada una de nuestras acciones [...]. Todo puede transformarse en servicio atento y solícito. El amor nos dará ojos nuevos para intuir lo que los demás necesitan y atenderlos con creatividad y generosidad. Y como fruto, se compartirán los dones, porque el amor llama al amor. La alegría se multiplicará porque «mayor felicidad hay en dar que en recibir» (Hch 20, 35)[1].
«Gratis lo recibisteis; dadlo gratis»
     El razonamiento de Jesús y del Evangelio es siempre recibir para compartir, nunca acumular para uno mismo. Es una invitación a reconocer lo que se nos ha dado -energías, talentos, capacidades, bienes materiales- y ponerlos al servicio de los demás.
     Según el economista Luigino Bruni, «la gratuidad es [...) una dimensión que puede acompañar a cualquier acción. Por eso no es "las cosas gratuitas”; sino más bien su opuesto, ya que la gratuidad no es un precio igual a cero, sino un precio infinito, al que solo podemos responder con otro acto de gratuidad»[2].
     Así pues, la gratuidad supera la lógica del mercado, del consumismo y del individualismo y llama a compartir, a socializar, a la fraternidad, a la nueva cultura del dar.
     La experiencia confirma que el amor desinteresado es una vocación en toda regla, con consecuencias positivas inesperadas. Así sucedió en Filipinas en 1983. Un grupo de jóvenes, decididas a dar su aportación de modo creativo, abrieron sus armarios y sacaron todo lo que ya no necesitaban. Lo vendieron en un mercadillo de segunda mano y obtuvieron un pequeño capital con el que pusieron en marcha un centro social llamado Bukas Palad, que en la lengua local significa «A manos llenas». La frase del Evangelio que las había inspirado era «gratis lo recibisteis, dadlo gratis». En esta tarea se les unieron varios médicos que ofrecían sus servicios profesionales de forma desinteresada, y muchos otros que abrieron el corazón, los brazos y las puertas de sus casas.
     Así nació y se ha desarrollado una gran acción social. Pero el objetivo más importante que se ha alcanzado y consolidado en estos años ha sido que los propios destinatarios del proyecto son los protagonistas de su recuperación, pues recobran su dignidad como personas y construyen relaciones de amistad y solidaridad.
Leticia Magri



[1] Cf. C. LUBICH, «Palabra de vida, octubre 2006», Ciudad Nueva n. 435 (10/2006), p. 22.



DEL BLOG DEL OBISPO

Disfrutad del verano, que es un regalo de Dios



     Descanso no es sinónimo de vaciedad sino que debe ser un tiempo de aprovechamiento evangelizador.
     Vivamos el descanso como lo que es, un adelanto de lo que será nuestra vida eterna: centrados en lo esencial, disfrutaremos sin ansiedad de una novedad siempre mayor. Quien se deja llevar de la mano por el Maestro “a un lugar a parte a descansar” como los discípulos (cf. Mc 6, 30-34) descubre este nuevo horizonte. Entonces habitaremos y transformaremos nuestro ambiente de ocio en vez de que él nos transforme a nosotros vaciándonos y dejándonos más cansados de cómo empezamos.
     Con Cristo no hay stress post vacacional porque nuestro descanso se convierte en el tiempo para redescubrir el sentido precioso y lleno de valor de nuestra vida. Disfrutad del verano, que es un regalo de Dios.   
                                                                                                                                       + Rafael Zornoza Boy

sábado, 13 de julio de 2019

DOMINGO 14 DE JULIO DE 2019, 15º DEL TIEMPO ORDINARIO

«¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?»


     La clave de la evangelización esta siempre en responder desde el Corazón de Cristo a las grandes preguntas que alberga el corazón humano. O no sabemos suscitar las grandes preguntas o no sabemos proponer las grandes respuestas como hacia Jesús.
     Cuanta sabiduría se encuentra reflejada en todas las parábolas de Jesús. En la del buen samaritano se reflejan todos los corazones humanos ante la persona herida en el camino de la vida.
   El hombre aparentemente profundamente religioso cumpliendo leyes pero sin caridad. No tiene el corazón ilimitadamente bueno de Jesús que refleja las bienaventuranzas. No es bueno hasta que le duela. Cumple con la ley pero no arriesga la vida por los heridos y apaleados en las periferias geográficas y existenciales. No se matan por los demás.
     Otro personaje es el que quiere nadar y guardar la ropa. No se acerca por si acaso se contagia de compasión. Guarda las apariencias sociales pero no es bueno de corazón. Su patria es la mediocridad. Se escapa con la conciencia aparentemente tranquila pero no es capaz de amar hasta el extremo. Pueden ser muy religiosos, pero muy poco cristianos, porque falta la prueba de algodón que es la caridad en el camino de la vida.
     El último personaje es conmovedor. Fuera de los márgenes de lo políticamente correcto. Se mancha las manos trabajando por los demás porque lo exige el buen corazón limpio de toda miseria humana. Hace el bien y lo hace bien, aunque le puede salir el tiro por la culata. Ve el rostro de Jesús en el caído y herido y no le importa complicarse la vida aunque le dejen solo. Ha captado perfectamente quien es mi prójimo.
     Es la teología caritativa propia de los santos. El Espíritu les impulsa a dar la vida por amor, a llevar sobre su propia cabalgadura al herido y sin esperanza. Como el buen pastor es también pasto que acoge y alimenta a todos los cansados y agobiados.


 + Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

LA VIGILIA DE LAS ESPIGAS EN EL 125º ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE SU SECCIÓN DIOCESANA


     Durante la noche del sábado 6 al domingo 7 de julio se celebró la tradicional Vigilia de las Espigas que, presidida por nuestro Obispo D. Rafael, puso fin a los actos que, con motivo del 125º aniversario de la fundación de la Sección de Cádiz, organizó el Consejo diocesano de la Adoración Nocturna Española para agradecer a Dios, en esta ocasión de manera particular, por tantos años de vida adoradora nocturna que ha cumplido esta Sección gaditana. 

     Con la presencia de las Secciones de Puerto Real, Chiclana, Tarifa, San Fernando, Barbate, San Roque, Ceuta,  representantes de los Consejos diocesanos de Sevilla, Asidonia-Jerez y el vocal de Zona en representación del Consejo Nacional,  y Cádiz que ejerció de anfitriona, se celebró en la Parroquia de San Francisco Javier de la capital.
     Despuntando el alba, el Rvd. D. Guillermo Domínguez, Consiliario diocesano de la Adoración Nocturna, impartía la Bendición Eucarística sobre el mar y los campos de nuestra diócesis y sobre toda la actividad humana que, gracias a la Providencia, hace posible que del “fruto del mar y de  la tierra y del trabajo del hombre” podamos obtener lo necesario para nuestro sustento.
     Culminaba así la Vigilia de las Espigas 2019 que ponía el broche de oro al Triduo Eucarístico de Acción de Gracias celebrado en el Oratorio de la Santa Cueva con ocasión del 125 aniversario fundacional, y que había comenzado la noche anterior, sobre las 23.30 horas, con la celebración de la Santa Misa presidida por nuestro Obispo D. Rafael y concelebrada por D. Guillermo, Consiliario diocesano, acompañados en esta ocasión por D. Valentín Vivar Sacerdote vinculado a la Obra.


     En su homilía, D. Rafael, tras felicitarnos cordialmente por nuestro aniversario, nos  exhortó a -“seguir fiándonos del Señor y poniéndolo en el centro de nuestro corazón pueda actuar en todo su espacio y así salir al mundo y ofrecer su amor, su perdón y su salvación; dejándonos ser instrumentos en sus manos y colaboradores de su Gracia”.-
      Tras velar al Santísimo Sacramento durante toda la noche se procedió a la consagración de la Adoración Nocturna diocesana al Sagrado Corazón de Jesús en el centenario de la consagración de España; continuando con el rezo del Santo Rosario y a la oración de Laudes, finalizando con la procesión y bendición de mar y los campos, desde la explanada del paseo marítimo frente a la bahía.


     Fue una noche realmente santa, con Jesús Sacramentado como único centro de nuestra vela; aprendiendo de Él, fuente del amor divino, cómo hemos de mirar a nuestro prójimo con ojos de misericordia y compasión fraterna. Haciendo nuestros sus anhelos y sufrimientos, y pidiendo la luz y la fuerza que nos ayuden a “no pasar nunca de largo ante el sufrimiento humano”.
     En nuestros turnos de adoración, además de nuestra acción de gracias a Dios, oramos por todas las necesidades de nuestro pueblo, de manera singular pedimos al Señor para que a nadie le falte un trabajo estable que le posibilite el digno sustento personal y el de su familia.
     Sería deseable y hermoso que, en todas las parroquias, se pudiera establecer un turno de la Adoración Nocturna que, durante el resto del año y hasta la próxima Vigilia de Espigas, con los demás adoradores de la diócesis siguieran cumpliendo, en nombre de toda la Iglesia, el mandato del Señor de orar sin interrupción, día y noche, a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo.