TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 29 de septiembre de 2018

DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2018, 26º DEL TIEMPO ORDINARIO

«EL QUE NO ESTÁ CONTRA NOSOTROS ESTÁ A FAVOR NUESTRO»



     Los textos del Evangelio siempre son agua fresca, siempre son salvíficos y, casi siempre, desconcertantes. Marcos, desde sus enseñanzas, nos propone unas cuantas claves fundamentales para el discípulo, para los que siguen a Jesús.
     Primero, siempre sumar, no restar. Somos todos muy dados a que los que no son “de los nuestros” casi no les damos la posibilidad de hacer el bien o los cuestionamos, incluso hasta con prohibirles que anuncien la Buena Noticia.
     Las palabras de Cristo destrozan toda envidia, todo agravio comparativo, dejarlo porque quien habla bien de mí, quien hace maravillas en mi nombre, no puede estar en contra de mí. Siempre sumar y seguir.  Los que hemos estado muchas veces en Tierra Santa recordamos ese vaso de agua fresca dado en su nombre en el calor de lugares desérticos.
     La lógica de dar lo que se nos da, acogido con agradecimiento, nos abre al profundo gozo de quien disfruta hasta de las cosas pequeñas que, con amor, son tan inmensas como el Corazón de Cristo.
     Más chocante y actual en nuestro tiempo y siempre, son los escándalos que apartan de la fe a tantos inocentes y que se ven envueltos en ofrecimientos que matan y dejan sin esperanza el corazón. ¡Ay de aquellos que provocan los escándalos! Habría que afirmar siempre, con la rotundidad que dice Jesús, todo aquello que escandalizando puede llevar a tanta gente a no poder seguir por el camino   de la senda estrecha.
     Hay que cortar con todo aquello que nos haga pecar, escandalizar, apartar a todos, especialmente a los más inocentes, del camino de la salvación. Deberíamos cortar sin piedad con todo aquello que nos aparta de Dios y que nos mete en situaciones graves, muchas veces enredados y sin poder salir, con el peligro de perdernos y perder a otros.
     Rompamos con aquellas situaciones de ambigüedad que matan el corazón, con aquellas páginas en Internet que es necesario cortar porque huelen a muerte, a destrucción, a escándalo. No seamos ingenuos, es mejor entrar en el cielo y en la vida cortando con aquello que nos impide vivir antes que perdernos y ayudar a perderse a tantos otros.


+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres 



LOS SANTOS ARCÁNGELES



     La liturgia de hoy nos invita a recordar a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Cada uno de ellos, como leemos en la Biblia, cumplió una misión peculiar en la historia de la salvación.    Queridos hermanos y hermanas, invoquemos con confianza su ayuda, así como la protección de los ángeles custodios, cuya fiesta celebraremos dentro de algunos días, el 2 de octubre. La presencia invisible de estos espíritus bienaventurados nos es de gran ayuda y consuelo: caminan a nuestro lado y nos protegen en toda circunstancia, nos defienden de los peligros y podemos recurrir a ellos en cualquier momento. Muchos santos mantuvieron con los ángeles una relación de verdadera amistad, y son numerosos los episodios que testimonian su ayuda en ocasiones particulares. Como recuerda la carta a los Hebreos, los ángeles son enviados por Dios «a asistir a los que han de heredar la salvación» (Heb 1,14), y, por tanto, son para nosotros un auxilio valioso durante nuestra peregrinación terrena hacia la patria celestial.


Benedicto XVI, pp emérito

sábado, 22 de septiembre de 2018

DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2018, 25º DEL TIEMPO ORDINARIO


«QUIEN QUIERA SER PRIMERO, QUE SEA EL ÚLTIMO Y EL SERVIDOR DE TODOS».



     La narración del evangelista nos ha ido dando suficientes datos de palabras y de hechos de Jesús, como para imaginarnos el bienestar que suponía para aquellos primeros discípulos el hecho de pertenecer a esa compañía incipiente del Maestro.
     Sus ojos, acostumbrados a la rutina cotidiana de una vida vulgar transcurrida entre los afanes de un pueblo pequeño y las fatigas del bregar de redes, se había visto sorprendida por este Jesús que habla bien, que hace el bien, que está en la boca de todos y en la necesidad de tantos... Y nada menos que ellos, han sido llamados personalmente por su nombre para acompañar a tan insigne Personaje. Estaban de enhorabuena.
     Pero no acaban de entender el viaje de fondo de su Maestro. Digamos que disfrutan en cada estación, se envalentonan en cada parada del camino, justamente cuando el Maestro habla, cuando cura, cuando hace milagros…
     Entonces va Jesús y les vuelve a decir delicadamente: “el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará”. La reacción que provocaba en ellos estas graves palabras, queda magistralmente dibujada en el breve apunte de Marcos: “ellos no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle”.
     Al llegar a Cafarnaún, Jesús les hará una curiosa pregunta: ¿de qué discutíais? Pero ellos, extrañamente, no quisieron contestar… Y quedaron efectivamente mudos... de vergüenza, pues no venían comentado las palabras de su Maestro, sino que por el contrario se habían estado repartiendo su pretensión: cuál de ellos era el más importante.
     Humanamente hablando, era una situación desalentadora para Jesús… Jesús adoptará una actitud comprensiva llena de misericordia, y les explicará en qué consiste la “importancia” a la que ellos deben aspirar: ¿veis un niño? pues así vosotros. No vayáis de “trepa” por la vida, sed sencillos, acogedores, sed pequeños.
     Sólo a ellos se les revela el verdadero sentido de la vida, los secretos del Reino de Dios, sólo ellos son los verdaderamente grandes. 


+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. – Arzobispo de Oviedo