Espiritualidad Católica como fuente testimonial. Tras el reconocimiento de nuestro carisma cristiano, buscamos ser consecuentes y por lo tanto expandir el Evangelio de Cristo en nuestra sociedad.
TIEMPOS LITURGICOS
jueves, 28 de diciembre de 2023
lunes, 18 de diciembre de 2023
EL «BELÉN» COMO PREPARACIÓN A LA NAVIDAD
Queridos
hermanos y hermanas:
… En muchas familias, siguiendo una hermosa y
consolidada tradición, inmediatamente después de la fiesta de la Inmaculada se
comienza a montar el belén, para revivir juntamente con María los días llenos
de conmoción que precedieron al nacimiento de Jesús. Construir el belén en casa
puede ser un modo
sencillo, pero eficaz, de presentar la fe para transmitirla a los hijos.
El belén nos
ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios, que se reveló en la pobreza y en la
sencillez de la cueva de Belén. San Francisco de Asís quedó tan prendado del
misterio de la Encarnación, que quiso reproducirlo en Greccio con un belén
viviente; de este modo inició una larga tradición popular que aún hoy conserva
su valor para la evangelización.
En efecto, el belén puede ayudarnos a comprender el secreto de la
verdadera Navidad, porque
habla de la humildad y de la bondad misericordiosa de Cristo, el cual «siendo
rico, se hizo pobre» (2 Co 8,9) por
nosotros. Su pobreza enriquece a quien la abraza y la Navidad trae alegría y
paz a los que, como los pastores de Belén, acogen las palabras del ángel: «Esto
os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre» (Lc 2,12). Esta sigue
siendo la señal, también para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI. No hay otra Navidad…
Benedicto XVI, pp emérito
miércoles, 29 de noviembre de 2023
miércoles, 1 de noviembre de 2023
INDULGENCIAS QUE SE PUEDEN DONAR A LAS ALMAS EL PURGATORIO
Constitución Apostólica sobre las Indulgencias
“Sacrarum Indulgentiarum Recognitio”
• “…La Iglesia también recomienda las limosnas, las
indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.” (Catecismo de
la Iglesia Católica, 1032)
• “Mediante las Indulgencias, los fieles pueden
alcanzar para sí mismos y también para las Almas del Purgatorio la remisión de
las penas temporales, consecuencia de los pecados.” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1498).
• “La indulgencia es parcial o plenaria según libere
de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente.” (Catecismo de
la Iglesia Católica, 1471)
REQUISITOS PREVIOS PARA OBTENER LAS INDULGENCIAS
¡Devoción!
Es la palabra clave en todas las Indulgencias… asistir con devoción, orar con devoción, llevar los
objetos benditos con devoción y cumplir con la Obra prescrita para ganar la
Indulgencia, pero de nada servirán los actos realizados si no tenemos una
verdadera devoción. Además, para obtener Indulgencia Plenaria es requisito
primordial cumplir las condiciones siguientes en un mismo día.
1. Confesión sacramental. (Recientemente
durante la semana, aunque recomendable el mismo día)
2. Comunión,
es necesario participar en la Santa Misa.
3. Oración por las intenciones del Papa,
incluyendo Credo, Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
4. Obra de Caridad o de Penitencia:
dar limosna o visitar a enfermos, ancianos, minusválidos, niños abandonados u
otra persona en necesidad; dar ofrendas a instituciones de caridad o a la
Iglesia; ayuno, abstinencia de comida, bebida o actividad agradable; o un
ofrecimiento que requiera sacrificio.
5. Peregrinación a una de las Iglesias designadas.
Los enfermos y ancianos imposibilitados de hacer la
peregrinación pueden obtener la indulgencia ofreciendo a Dios sus sufrimientos
y molestias; y cumpliendo con la Confesión, Comunión y oraciones indicadas
frente a un altar en su casa.
Las
cinco condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de rezar o hacer
la obra que incorpora la indulgencia, pero es conveniente que la comunión y la
oración por las intenciones del Papa se realicen el mismo día rezando a su
intención un solo Padrenuestro y un Avemaría; pero se concede a cada fiel la
facultad de orar con cualquier fórmula, según su piedad y devoción.
INDULGENCIAS SÓLO APLICABLES A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
DEL “ENCHIRIDION
INDULGENTIARUM” DE S.S. PAULO VI
DEL 1 AL 8 DE NOVIEMBRE
X
Visitas al cementerio:
Se concede indulgencia plenaria, aplicable sólo a las almas del purgatorio, a
los fieles cristianos que visiten piadosamente un cementerio (aunque sea
mentalmente) y que oren por
los difuntos.
2 DE NOVIEMBRE – CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS
X Visitas a Iglesias u Oratorio: Se concede indulgencia plenaria, aplicable sólo a las almas del purgatorio, a los fieles cristianos que, el día en que se celebra la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, visiten piadosamente una iglesia u oratorio. Dicha indulgencia podrá ganarse o en el día antes indicado o, con el consentimiento del Ordinario, el domingo anterior o posterior, o en la solemnidad de Todos los Santos. En esta piadosa visita, se debe rezar un Padrenuestro y Credo
miércoles, 25 de octubre de 2023
miércoles, 18 de octubre de 2023
PARA EL DIÁLOGO Y LA MEDITACIÓN
OCTUBRE : ADORACIÓN Y ROSARIO
Alabado
sea el Santísimo Sacramento del Altar
Es muy frecuente que en
las Vigilias de ANE recemos el Rosario. Y ya
que estamos en octubre, vamos a reflexionar por qué dice
el Catecismo que toda la vida de Cristo es misterio. Y que todos los
misterios de la vida de Cristo son 3 cosas: Revelación,
Redención, Recapitulación.
Revelación. porque
sus
palabras y sus obras, sus silencios y sus sufrimientos, su manera de ser y de
hablar nos "manifestó el amor que nos
tiene" el Padre, con los rasgos más sencillos de sus
misterios.
Redención.
Porque si bien la Redención nos viene ante todo por la sangre de
la cruz, este misterio está ya actuando en toda la vida de
Cristo: ya en su Encarnación, en su vida oculta, en su palabra, en sus
curaciones y en sus exorcismos… en su Resurrección, por medio de la cual nos
justifica
Recapitulación.
Todo lo que Jesús hizo, dijo y sufrió, tuvo como finalidad restablecer al
hombre caído en su vocación primera, recapituló en sí mismo la larga historia
de la humanidad y ha vivido todas las edades de la vida humana, devolviendo
así a todos los hombres la comunión con Dios.
Al rezar el Rosario,
repasamos los misterios de la vida de Cristo con los ojos de María. Cristo
vivió todos esos misterios “para nosotros”, como un “modelo de
todas las virtudes”, y para que nosotros podamos “vivirlo en Él y Él en
nosotros”. Esto es algo muy bello, los cristianos tenemos que
configurarnos con la vida de Cristo. Y una manera ideal de hacerlo es la
adoración-comunión Eucarística. Pero otra muy fructífera es el Rosario.
Nadie se ha dedicado con la asiduidad de
María a la contemplación del rostro de Cristo. Los
ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación…
Desde entonces su mirada, siempre llena de adoración y asombro, no se apartará jamás
de Él. Será a veces una mirada interrogadora,
como en el episodio de su extravío en el templo: « Hijo, ¿por qué nos has hecho
esto? » será en todo caso una mirada penetrante,
capaz de leer en lo íntimo de Jesús, hasta percibir sus sentimientos escondidos
y presentir sus decisiones, como en Caná; otras veces será una
mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será,
en cierto sentido, la mirada de la 'parturienta', ya que María no se limitará a
compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo
en el discípulo predilecto confiado a Ella; en la mañana de
Pascua será una mirada radiante por la alegría de la resurrección y, por
fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el día de Pentecostés. (Rosarium Virginis Mariae, Juan Pablo
II)
La Escritura nos da ejemplo de
que a Jesús (y a María) no les disgusta que les repitamos mil veces que les
queremos… Un pasaje muy oportuno nos lo recuerda, cuando Jesús ya
resucitado se aparece de nuevo en el lago de Galilea:
Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Muchos padres han visto en la mención al pan y los peces (ixcis) una alusión eucarística. Así que este contexto bien nos puede ayudar a nuestra vigilia de este mes. Con Jesús, que está presente en el pan. Que nos invita a estar con él. Jesús les dijo: «Traed algunos de los pescados que acabáis de sacar». Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: «Venid a comer». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres», porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.
También nosotros sabemos que
ahí está el Señor. Y contemplamos este misterio con los ojos de María, con esa
misma mirada de asombro, de fe, de cariño… Y le repetimos muchas veces, con
cada Ave María, cómo lo queremos…
“Después de comer, Jesús dijo a Simón
Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le respondió: «Sí,
Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». Le
volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le
respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis
ovejas». Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le
dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero».
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.”
Ojalá que después de cada ave maría,
notemos cómo Jesús y María nos dicen, “yo también confío en ti”, “yo también te
quiero”. Repetir es algo muy humano. Mil veces al día respiramos, pestañeamos,
saludamos todos los días a las mismas personas… Solo quien repite guarda en la
memoria… Se ve que a Jesús le gusta que repitamos que le queremos. Y a nosotros
nos hace bien. Sólo quien guarda ese amor en la memoria y en el corazón puede
hacer lo que Jesús pide a Pedro:
Y después de hablar así, le dijo:
«Sígueme».
La Santísima Virgen reveló
un día al Beato Alano de la Rupe, que después del Santo Sacrificio de la Misa
–primera y más viva memoria de la pasión de Jesucristo– no
hay oración más excelente ni meritoria que el Rosario
-segunda memoria y representación de la vida y pasión del Señor.
¡Nadie podrá comprender jamás el tesoro de
santificación que encierran las oraciones y misterios del Santo Rosario! La
meditación de los misterios de la vida y muerte del Señor constituye para
cuantos la practican una fuente de los frutos más maravillosos. Hoy se quieren
cosas que impacten, conmuevan y produzcan en el alma impresiones profundas.
Ahora bien, ¿habrá en el mundo algo más conmovedor que la historia maravillosa
del Redentor desplegada en quince cuadros que nos recuerdan las grandes escenas
de la vida, muerte y gloria del Salvador del mundo? ¿Hay oraciones más
excelentes y sublimes que la oración dominical y la salutación angélica? ¡Ellas
encierran cuanto deseamos y podemos necesitar!
Preguntas
para el diálogo y la meditación.
■ ¿Rezo
todos los días el Rosario?
■ ¿Lo
llevo conmigo? ¿Qué tal lo rezo?
■ ¿Puedes
compartir alguna cosa que te ayude a rezarlo mejor?
■ ¿Voy
conociendo los misterios de la vida de Cristo con ojos contemplativos? ¿Medito
los evangelios?
viernes, 29 de septiembre de 2023
jueves, 14 de septiembre de 2023
PARA EL DIÁLOGO Y LA MEDITACIÓN
SEPTIEMBRE : ADORACIÓN
Y CONFESIÓN
Alabado sea el Santísimo Sacramento del
Altar
La vigilia mensual de la Adoración Nocturna debe ser siempre también una
ocasión para recibir el sacramento de la Reconciliación. Ambos sacramentos están estrechamente unidos. En una doble
dirección. Primero de la Penitencia a la
Eucaristía…. Porque para recibir el
Sacramento del amor hemos de recibir antes el perdón si nuestra alma se
encuentra en pecado mortal. Todos antes de comulgar hemos de recordar el
precepto: Examínese, pues, el hombre a sí mismo. Que nadie, consciente de estar en pecado mortal, aunque se considere
arrepentido, se acerque a la santa Eucaristía sin hacer previamente la
confesión sacramental. Le sería inútil y además cometería un nuevo pecado. Segundo de la Eucaristía a la Penitencia… porque la conversión y la penitencia diarias encuentran su fuente y su
alimento en la Eucaristía, pues en ella se hace presente el sacrificio de
Cristo que nos reconcilió con Dios; por ella son alimentados y fortificados los
que viven de la vida de Cristo; "es el antídoto que nos
libera de nuestras faltas cotidianas y nos preserva de pecados mortales"
La Eucaristía,
-adorarla-celebrarla-comulgarla, nos borra los pecados veniales y
nos preserva de futuros pecados mortales. La Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana,
tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales.
Dándose a nosotros, Cristo reaviva nuestro amor. Por la misma caridad que
enciende en nosotros, la Eucaristía nos preserva de futuros pecados mortales.
La Eucaristía
no está ordenada al perdón de los pecados mortales. Esto es propio del
sacramento de la Reconciliación. Lo propio de la Eucaristía es ser el
sacramento de los que están en plena comunión con la Iglesia. Pero vivir la
Eucaristía nos hace ser más frecuentes y puntuales en la
Penitencia, porque la caridad nos da un
corazón más sensible a las ofensas que hacemos a Dios.
“La Eucaristía
y la Penitencia son dos sacramentos estrechamente vinculados entre sí. La
Eucaristía, al hacer presente el Sacrificio redentor de la Cruz, perpetuándolo
sacramentalmente, significa que de ella se deriva una exigencia continua de
conversión, de respuesta personal a la exhortación que san Pablo dirigía a los
cristianos de Corinto: “En nombre de Cristo os
suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!”. Así pues, si
el cristiano tiene conciencia de un pecado grave está obligado a seguir el
itinerario penitencial, mediante el sacramento de la reconciliación para
acercarse a la plena participación en el sacrificio eucarístico” (Ecclesia de Eucaristia, Juan Pablo II)
La Escritura
nos da ejemplo de cómo la reconciliación
debe preceder a la comunión con la famosa parábola del Hijo pródigo… «Un
hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la
parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país
lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa”. ¡Nuestros pecados son una ofensa al Amor del Padre! ¡Siempre! Sean grandes o pequeños, nos alejan de él, nos llevan a perder
su gracia -antes o después- Y entonces vienen las consecuencias, el
hambre…
Ya había
gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir
privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa
región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar
su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. ¡De qué cosas nos alimentamos cuando estamos lejos de Dios! Comida para cerdos, tan lejos de nuestra dignidad de hijos, tantas palabras
e imágenes que nos alimentan hoy en día de mil maneras, bien podrían
calificarse así… ¡comida para cerdos! Nosotros estamos llamados a algo más
grande. Pero ha de mediar la reconciliación.
Entonces
recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". Ahora mismo iré a la
casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya
no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su
padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo
besó. El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no
merezco ser llamado hijo tuyo". El hijo se considera totalmente
indigno de ese nombre. Y es así como hemos de presentarnos al Sacramento,
humillados y sabiéndonos sin derecho a nada, sólo suplicando. Confesando y pidiendo… Pero el Padre siempre nos
gana en generosidad.
Pero el padre
dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo,
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero
engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la
fiesta. Y después de la reconciliación
nos devuelve toda nuestra dignidad, nos da la gracia en un grado,
como si nunca hubiéramos pecado, lo olvida todo y nos prepara una comida digna de hijos de Dios: el pan de los ángeles. Sólo quien se alimenta de la Mesa de este Padre con amor tiene fuerzas
para rechazar la tentación de alejarse de él.
También los santos nos animan a acudir a la Eucaristía que nos aleja de los pecados. Como santa María Micaela del
Santísimo Sacramento, la fundadora de las Adoratrices que se dedican a adorar la
Eucaristía y liberar mujeres de la mala vida en la que están
esclavizadas…
“Adoratriz
soy en verdad del Santísimo Sacramento, aunque no como debo y tan alta majestad
merece. Que en el amor a Jesús Sacramentado nadie nos lleve ventaja jamás,
hijas mías. Mi alma tiene hoy una gran
necesidad de pasar unas horas a solas con mi Dios, con mi Amado Jesús
Sacramentado.” - “Como yo tengo
un deseo que devora mi corazón de acompañar al Santísimo, me meto en todos los
Sagrarios que hallo al paso. Ofrecí a mi amado Jesús, cada día y muchas veces,
enviarle un pensamiento de amor a todos los Sagrarios del mundo. Es un gusto, que siempre y en todo momento se alabe al Santísimo Sacramento.” - “El deseo de salvar jóvenes es para mí como una espuela
clavada en el corazón. La obra de salvar jóvenes y adorarle consuela el
afligido corazón de Dios. No es afán de que se salven las colegialas sino
ambición que me devora, vengan de donde quieran; como se salven o dejen de
ofender a Dios, aunque no sea más que una hora, me contento.”
Preguntas para el diálogo y la meditación.
■ ¿Me confieso regularmente?
■ ¿Cómo cuido este sacramento?
■ ¿Soy apóstol de la reconciliación
■ ¿Conoces alguna historia de reconciliación que pueda inspirarnos?
miércoles, 26 de julio de 2023
sábado, 8 de julio de 2023
DEL BLOG DEL OBISPO
AL INICIO DE LAS VACACIONES DE VERANO
VERANO: APRENDE A DESCANSAR
Ya está aquí el verano y para muchos, afortunadamente, las vacaciones para descansar. Algunos afirman que el verano es para
desconectar. Es cierto que así expresamos la distancia que nos sitúa en un
contexto diferente a los ritmos de trabajo que son frenéticos, extenuantes,
para muchas personas. En el ambiente hiperactivo de nuestra sociedad
acabamos verdaderamente cansados, atrapados por urgencias familiares,
laborales, pastorales, etc. Es evidente que hemos de encontrar el necesario
equilibrio físico, mental y espiritual. Aprovechemos, pues, el tiempo de
vacaciones. Pero
tenemos que aprender a descansar y redescubrir el sentido último del
reposo, no como una simple experiencia de huida, sino como el fruto de un
saber, el arte de vivir.
Creo que un reto no pequeño de nuestro
tiempo es aprender a tomarse el tiempo para vivir de verdad, para estar más
presente en las cosas y en las personas, para amar, para construir […] No
tenemos un manual del descanso, pero sabemos muchas cosas que nos recuperan
interiormente, nos humanizan y hacen reposar el cuerpo y el alma. Sirvan, pues, las vacaciones para
el encuentro,
para renovar lazos con nuestros familiares y amigos, para disfrutar de la
convivencia con las personas a las que amamos, al tener más tiempo libre, para nuevas
experiencias de amistad, de contacto con la naturaleza, de crecimiento. Un
ambiente relajado de vacación es perfecto para impulsar el agradecimiento, que a veces con las prisas podemos
olvidar. Saber dar las gracias a los demás por los detalles, por los planes o
por haberlo pasado bien juntos. Y sobre todo compartir dando gracias a Dios por estar bien y estar
juntos, y echar una mano a los nuestros, sin olvidar vivir la caridad con los necesitados,
solos o enfermos.
De muchas formas Dios sale a nuestro
encuentro en verano. Algunos visitan monasterios, hacen el Camino de Santiago,
buscan algún retiro, o participan –como lo harán muchos jóvenes de nuestra
diócesis unidos a los de todo el mundo— de la Jornada Mundial de la Juventud … De
diversos modos, en definitiva, podemos aprovechar para recuperarnos del
desgaste de cuerpo y alma […]
Os deseo el descanso merecido que reponga
vuestras fuerzas para seguir con fidelidad la ruta de nuestra vida siendo
fieles a la voluntad de Dios y a nuestros compromisos.
+ Rafael, Obispo de Cádiz y Ceuta
PARA EL DIÁLOGO Y LA MEDITACIÓN
JULIO : ADORAR LA SANGRE
PRECIOSA DE CRISTO
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
¡Salvados por la Sangre del Cordero! …
En el marco de la cena pascual, cuando se
recordaba la huida de Egipto, el paso de la Muerte por las casas no marcadas
por la Sangre del Cordero, Jesús instituyó la Eucaristía como el
sacrificio de una nueva alianza, esta vez, sellada con su sangre. En
adelante, el animal sacrificado no iba a ser el cordero, sino Jesús,
el Cordero de Dios que, con su propia sangre, quita los pecados del mundo.
Hemos de recordar que la materia del
Santísimo sacramento lo constituye el pan y el vino. Y en el hecho de que se
consagren separados (cuerpo y sangre) nos recuerda que Cristo
es víctima sacrificada. Cuando la víctima era sacrificada, su
sangre era separada del cuerpo y se derramaba en el ara y sobre el pueblo… En el mundo judío, la sangre
tenía un carácter sagrado, pues se identificaba con la vida y con
Dios, Señor de la vida. Por eso las grandes alianzas se ratificaban con sangre.
Moisés, después de sacrificar a las víctimas, derramó la sangre sobre el altar
y sobre el pueblo, diciendo: “Ésta es la sangre de la alianza
que Yahvé ha establecido con vosotros”.
También en la Eucaristía, la
consagración es primero del cuerpo, “Éste es mi cuerpo que se entrega por
vosotros, y luego la sangre: Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre. Jesús
ha establecido una nueva Alianza, y la ha ratificado con sus
sangre ¿no merece eso nuestra adoración?
“Si es infinito el valor de la Sangre del
Hombre Dios e infinita la caridad que le impulsó a
derramarla desde el octavo día de su nacimiento y después, con mayor abundancia
en la agonía del huerto, en la flagelación y coronación de espinas, en la
subida al Calvario y en la Crucifixión y, finalmente, en la extensa herida del
costado, como símbolo de esa misma divina Sangre, que
fluye por todos los Sacramentos de la Iglesia, es no sólo conveniente sino muy
justo que se le tribute homenaje de adoración y de amorosa gratitud por
parte de los que han sido regenerados con sus ondas saludables (Inde a primis, san Juan XXIII)”.
La Sagrada Escritura nos
habla en varias ocasiones de la sangre de Cristo, pero quizá hay una que nos
puede ayudar más que las otras a hacer nuestra vigilia de adoración: Getsemaní.
“En seguida Jesús salió y fue, como de costumbre, al monte de los Olivos,
seguido de sus discípulos. Cuando llegaron, les dijo: «Orad, para no caer en la
tentación».” … Parece que hoy nos hace a nosotros,
adoradores, la misma invitación. Oremos, adoremos, para que las tentaciones se
alejen de nosotros y de los nuestros. Acompañemos a Jesús
nuestra hora, en esta noche …
“Después se alejó de ellos, más o menos a
la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: «Padre, si
quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la
tuya». Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.” … Que
podamos ser consuelo de Cristo con aquel ángel -“Ángel” significa mensajero-, pidámosle
que envíe a Jesús en Getsemaní nuestra adoración de hoy,
para su consuelo, porque el pecado hace sufrir a Jesús.
“En medio de la angustia, él oraba más
intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los
encontró adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo: «¿Por qué están
durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación».”
¿La sangre de Cristo cayendo al suelo?
¡Qué misterio! El valor de esa sangre es infinito, es la
vida de Cristo, la vida de DIOS, tantos sufrimientos le hacen romper sus vasos
sanguíneos y sudar sangre. Sangre que nos salva. "La sangre que poco antes
había entregado a la Iglesia como bebida de salvación en el Sacramento
eucarístico, comenzó a ser derramada; su efusión se completaría después en el
Gólgota, convirtiéndose en instrumento de nuestra redención". Adoremos
esta sangre derramada por nosotros.
Los santos nos ayudan; santa Teresita nos
cuenta cómo le impresionó aquella estampa… “Un domingo mirando
una estampa de Nuestro Señor en la cruz, me sentí profundamente impresionada por
la sangre que caía de sus divinas manos. Sentí un gran dolor al
pensar que aquella sangre caía al suelo sin que nadie se apresurase a
recogerla. Tomé la resolución de estar siempre con el espíritu al pie de la
cruz para recibir el rocío divino que goteaba de ella, y comprendí que luego
tendría que derramarlo sobre las almas…”
Otro gran propagador de esta devoción fue san Gaspar de
Búfalo, que fundó los Hermanos de la preciosísima sangre de Cristo
y compuso esta preciosa oración: “Oh, preciosa sangre de mi
Señor, que yo te ame y te alabe para siempre. ¡Oh, amor de mi
Señor convertido en una llaga! Cuán lejos estamos de la conformidad con tu
vida. Oh Sangre de Jesucristo, bálsamo de nuestras almas, fuente de
misericordia, deja que mi lengua, impregnada por tu sangre en la celebración
diaria de la misa, te bendiga ahora y siempre. Oh, Señor, ¿quién
no te amará? ¿Quién no arderá de
agradecido afecto por ti? Tus heridas, tu sangre, tus espinas, la
cruz, la sangre divina en particular, derramada hasta la última gota, ¡con qué
elocuente voz grita a mi pobre corazón! Ya que agonizaste y moriste por mí para
salvarme, yo daré también mi vida, si será necesario, para poder llegar a la bendita
posesión del cielo. Oh Jesús, que te has hecho redención para nosotros, de tu
costado abierto, arca de la salvación, horno de la caridad, salió sangre y
agua, signo de los sacramentos y de la ternura de tu amor, ¡Seas adorado y
bendecido por siempre, oh Cristo, que nos has amado y lavado en
tu preciosísima sangre! Amén”.
¡Salvados por la Sangre
del Cordero!
Preguntas para el diálogo y la meditación.
■ ¿Has leído alguna vez el
Éxodo pensando en la Eucaristía?
■ ¿Qué realidades del Antiguo
Testamento nos pueden ayudar a penetrar mejor en este misterio?
■ ¿Cómo podemos crecer en
conciencia de la dimensión sacrificial de la Eucaristía?