TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 31 de mayo de 2015

DOMINGO 31 DE MAYO, SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD



     Este último domingo del mes de mayo tiene un protagonismo tan grande y tan fuerte que no pasará desapercibido para los creyentes, porque celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad. La confesión trinitaria es la interpretación adecuada, necesaria y vinculante de la revelación escatológica de Dios en Jesucristo mediante la acción del Espíritu Santo. Así, la confesión trinitaria es el resumen y la suma de todo el misterio cristiano y de ella depende el conjunto de la realidad soteriológica cristiana, toda la Historia de la Salvación. Cuando hablamos de la Trinidad se nos abre en el horizonte el panorama de la Historia de la Salvación, cuya conclusión es siempre esta: "Dios es Amor" (1Jn 4,8-16). En esta frase podemos resumir el misterio de la Trinidad que se encuentra en el centro de la profesión de fe. Pero es esencial y aparece en las lecturas de esta solemnidad la unidad y unicidad de Dios: "El Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro", dice el libro del Deuteronomio.
     El acceso que nosotros tenemos a la Trinidad es porque nos la ha revelado Jesús, por medio del misterio de su vida y de su Palabra. Jesucristo es la vía para llegar a Dios, porque se ha hecho uno de nosotros y nos habla con nuestro lenguaje. Para llegar al conocimiento de Dios no se nos ha dado otra lección mejor que la de partir de la historia de la revelación, de los signos que percibimos de la acción de Dios en nuestra historia: "La Trinidad tal como es en sí (inmanente) se nos da a conocer en la Trinidad tal como es para nosotros (económica): uno y el mismo es el Dios en sí y el Dios que se revela, el Padre por el Hijo en el Espíritu Santo".
     En esta solemnidad de la Trinidad muchas órdenes religiosas renuevan su consagración total y definitiva a Dios, le vuelven a decir al Señor que les siga dando la fuerza necesaria para no decaer en su voluntad de ofrecerse de entregarse para siempre. Felicitamos a los religiosos y religiosas contemplativos por sus vidas llamadas a la santidad en la oblación y por las oraciones y sacrificios por la Iglesia, por nuestra Iglesia. Sabemos que los contemplativos habéis sabido elegir, aunque el mundo no entienda vuestro estilo de vida, porque no conoce el amor, el mundo duda si el amor es posible, más cuando tantos fracasos soporta por la cantidad de fracasos afectivos, desilusiones, sentimientos rotos y traicionados... Pero un cristiano sabe a ciencia cierta que el amor sí es posible y que el verdadero amor de entrega mantiene abiertas las puertas de la esperanza y del futuro, que el amor verdadero genera alegría y paz, que amor une a las personas y las hace libres en el mutuo respeto.
     A vosotras, hermanas de los conventos de clausura de nuestra Diócesis, os damos las gracias y hoy seremos nosotros los que os aseguramos que rezaremos por todas vosotras, porque dais sentido a la vida de todos, en silencio, con la sencillez de vuestra pobreza, con la humildad de vuestra obediencia, con la pureza de vuestra castidad y con vuestra filial entrega a Dios.
+ José Manuel Lorca Planes-Obispo de Cartagena


sábado, 30 de mayo de 2015



Oración del papa Francisco para el  Año de la Vida Consagrada 2015

Haz que vivamos el Evangelio del encuentro: ayúdanos a humanizar la tierra y a crear fraternidad, llevando las fatigas de quien está cansado y no busca más, la alegría de quien espera, de quien busca, de quien custodia signos de esperanza.
Espíritu Santo, Fuego que ardes, ilumina nuestro camino en la Iglesia y en el mundo. Danos el coraje del anuncio del Evangelio y la alegría del servicio en la cotidianidad de los días. Abre nuestro espíritu a la contemplación de la belleza. Custodia en nosotros la gratitud y la admiración por la creación, haz que reconozcamos las maravillas que tú realizas en todo viviente.
María, Madre del Verbo, vela sobre nuestra vida de hombres y mujeres consagrados, para que la alegría que recibimos de la Palabra llene nuestra existencia, y tu invitación a hacer lo que el Maestro dice (cf. Jn 2, 5) nos encuentre activos intérpretes en el anuncio del Reino.
  Amén.



Sólo Dios basta




     El domingo 31 de mayo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad y la Jornada Pro Orantibus. La Jornada de este año acontece en el marco del Año de la Vida Consagrada proclamado por el papa Francisco para toda la Iglesia y dentro del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús. Es una celebración gozosa para dar gracias a Dios por el don de la vida de los monjes y monjas, que se consagran enteramente a Dios y al servicio de la sociedad en los monasterios y claustros. Es un día también para que todo el Pueblo de Dios ore al Señor por esta vocación tan especial y necesaria, despertando el interés por las vocaciones a la vida consagrada contemplativa.
     La exhortación apostólica de san Juan Pablo II Vita consecrata, citando al Decreto Perfectae caritatis, n. 7, del Concilio Vaticano II, describe así la naturaleza y finalidad de la vida consagrada contemplativa: «Los Institutos orientados completamente a la contemplación, formados por mujeres o por hombres, son para la Iglesia un motivo de gloria y una fuente de gracias celestiales. Con su vida y misión, sus miembros imitan a Cristo orando en el monte, testimonian el señorío de Dios sobre la historia y anticipan la gloria futura.  En la soledad y el silencio, mediante la escucha de la Palabra de Dios, el ejercicio del culto divino, la ascesis personal, la oración, la mortificación y la comunión en el amor fraterno, orientan toda su vida y actividad a la contemplación de Dios. Ofrecen así a la comunidad eclesial un singular testimonio del amor de la Iglesia por su Señor y contribuyen, con una misteriosa fecundidad apostólica, al crecimiento del Pueblo de Dios» (VC, n. 8).
     El lema de este año es: «Sólo Dios basta».  Este verso del conocido poema teresiano es como una composición sapiencial, al estilo de los salmos. Es el resumen esencial de las personas contemplativas. Mientras peregrinamos por este mundo entre luces y sombras, las personas contemplativas nos recuerdan que también hoy Dios es lo único necesario, que hay que buscar primero el Reino de Dios, que la vida nueva en el Espíritu preanuncia la consumación de los bienes invisibles y futuros. En este Año Jubilar Teresiano la santa doctora mística nos exhorta a comprender: «el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad (…), que no es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida 8, 5). En esta presentación transcribo un pasaje de la carta del papa Francisco al Sr. obispo de Ávila, con motivo del Año Jubilar Teresiano (15.X.2014), que se refiere al camino de la oración. «Cuando los tiempos son recios, son necesarios amigos fuertes de Dios para sostener a los ojos (Vida 15, 5). Rezar no es una forma de huir, tampoco de meterse en una burbuja, ni de aislarse, sino de avanzar en una amistad que tanto más crece cuanto más se trata al Señor, amigo verdadero y compañero fiel de viaje, con quien todo se puede sufrir, pues siempre ayuda, da esfuerzo y nunca falta (Vida 22, 6). Para orar no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho (Moradas IV, 1, 7), en volver los ojos para mirar a quien no deja de mirarnos amorosamente y sufrirnos pacientemente (cf. Camino, 26, 3-4). Por muchos caminos puede Dios conducir las almas hacia sí, pero la oración es el camino seguro (Vida 21, 5). Dejarla es perderse (cf. Vida, 19, 6). Estos consejos de la santa son de perenne actualidad. ¡Vayan adelante, pues, por el camino de la oración, con determinación, sin detenerse, hasta el fin! Esto vale singularmente para todos los miembros de la vida consagrada. En una cultura de lo provisorio, vivan la fidelidad del para siempre, siempre, siempre (Vida 1, 5); en un mundo sin esperanza, muestren la fecundidad de un corazón enamorado (Poesía 5); y en una sociedad con tantos ídolos, sean testigos de que solo Dios basta (Poesía 9)».
     Vivamos con alegría en este año de gracia la Jornada Pro Orantibus y demos gracias a Dios por el don de la vida consagrada contemplativa, que tanto embellece el Rostro de Cristo, que resplandece en su Iglesia.
Vicente Jiménez Zamora-Arzobispo de Zaragoza
Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada