TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

viernes, 26 de junio de 2015

DOMINGO 28 DE JUNIO, 13º DEL TIEMPO ORDINARIO



« A TI TE DIGO »



     Dios creó al hombre para la incorruptibilidad (Sab 2,23). Esta gozosa confesión de fe del libro de la Sabiduría campea como un grito de esperanza en la solemne liturgia de este domingo. Es la respuesta a las perennes preguntas fundamentales del hombre, que vuelve a plantearse hoy con especial intensidad. El Concilio Vaticano II las formuló de este modo: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que continúan presentes en nuestra vida a pesar de todo el progreso? ¿Para qué esas victorias conseguidas a tan alto precio? ¿Qué viene después de esta vida terrena? (Gaudium et Spes, 10).
     Sí, el anhelo de una vida indestructible, vivo en cada uno de nosotros, halla su realización plena en la obra redentora de Jesucristo.
     En el Evangelio de la Misa festiva de hoy lo encontramos en una circunstancia conmovedora. Un hombre llamado Jairo, jefe de sinagoga, se postra a sus pies y le suplica ayuda: Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva (Mc 5,23).
     En esta súplica se escucha el anhelo profundo de todo padre y de toda madre... Pero también se expresa en ella la fe fuerte del judío Jairo, que confía en que Jesús, el mensajero de Dios, salve a su hija de la muerte y le devuelva su vida y su salud. Cuando le llega la noticia de que la muchacha había muerto ya, Jesús se conforma con recordar a Jairo esa fe: No temas; solamente ten fe (V.36). Luego el Señor, con potestad divina vivificadora, dice a la hija muerta: Muchacha, a ti te digo, levántate. Y el evangelista añade: La muchacha se levantó al instante y se puso a andar (V.42).
     Podemos imaginar que el jefe de la sinagoga dio gracias de todo corazón al Dios omnipotente por ese don inaudito; y tal vez lo hizo con las palabras del Salmo responsorial de hoy: Señor, socórreme./ Cambiaste mi luto en danza./ Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre (Sal 29,11-13).
     En este acontecimiento de vida y muerte reconocemos cómo el Señor confirma en su persona las palabras del libro de la Sabiduría: No fue Dios quien hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Él todo lo creó para que subsistiera. Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, lo hizo imagen de su misma naturaleza (Sab 1,13 s; 2,23).

     Para testimoniar esa verdad, devolvió Jesús la vida a aquella muchacha difunta. Sí, Él está dispuesto a ser condenado por la increencia de los hombres a una muerte ignominiosa y a morir en la cruz para manifestar luego en su resurrección el poder de la vida, que es Él mismo. Como se dice hoy en la segunda lectura de la carta a los Corintios, el Señor se hizo pobre hasta el desprendimiento completo de la cruz. Se hizo pobre para hacernos ricos a nosotros, ricos de vida eterna. Cristo ha sembrado la respuesta de la vida, su propia vida divina, en la historia del hombre, que tiene que morir como exige la ley de la muerte. Su resurrección a una vida nueva y definitiva sigue presente y actuando desde entonces en el devenir del mundo; se ha convertido para siempre en fuente inagotable de esperanza. Cuanto hay de caduco y moribundo, comienza a revivir en la proximidad de Jesús, contagiado por su poderoso amor a la vida. El pobre y el ciego, el poseído y el leproso, todos ellos vuelven a ponerse en camino llenos de confianza, porque experimentan la fuerza vivificadora que sale del Señor. Quien piensa que ya no tiene salida es asumido por Cristo, que lo devuelve a la vida con su palabra salvadora. Su promesa se aplica a todos nosotros: Yo vivo, y también vosotros viviréis (cf. Jn 14,19).
     Esta frase del Señor se refiere a la vida en su forma suprema: la participación en la vida de Dios, que, como verdad y amor creador, es el único que es vida en sentido ilimitado. Cuando Cristo dice: Yo vivo y también vosotros viviréis esto constituye un reto y una promesa al mismo tiempo. Esa frase quiere decir: seréis como Dios, semejantes a Dios. En esta ocasión, tales palabras no proceden de la boca del tentador, sino del Hijo. Mediante ellas no se priva a la vida humana de ninguno de sus valores. Se presupone todo aquello que constituye la vida humana en su afán y en su belleza: poder pensar y entender; sentir alegría y dolor, amor y tristeza; asumir tareas y poder desempeñarlas; distinguir el bien y el mal. Y además, poder mirar más allá de nosotros, mirar a los demás la vida solo es total y plena si dejamos que Dios entre en contacto con nosotros por la fe y recibimos de Él la gracia del amor, que alcanza hasta la eternidad y hace que seamos ya reino de Dios.

     La mayoría de nosotros es dolorosamente consciente de las muchas amenazas que pesan hoy sobre la vida. Y por eso se distingue el hombre que se da cuenta de tales amenazas y se opone a ellas.
     Nosotros los cristianos, estamos llamados a afrontar este temor a la vida que se halla tan extendido y a ponerle diques de contención, proclamando y testimoniando el sí de Dios a la vida. Me refiero al miedo de hacerse viejo y disminuir en el ritmo de trabajo; al miedo ante las peligrosas posibilidades del hombre para la violencia y la destrucción; al miedo ante la muerte y la nada. Esos miedos están esperando ser compensados o incluso sanados por los valores positivos y esperanzadores de nuestra fe.
     En Cristo encontramos la imagen de Dios, de acuerdo con la cual fuimos creados y que debe orientar cada vez más perfectamente nuestra vida terrena.

San Juan Pablo II, pp.




LA RECOMPENSA DE LAS BUENAS OBRAS


     ¡Oh hombre!, imita a la tierra; produce fruto igual que ella, no sea que parezcas peor que ella que es un ser inanimado. La tierra produce unos frutos de los que ella no ha de gozar, sino que están destinados a tu provecho. En cambio, los frutos de beneficencia que tú produces los recolectas en provecho propio, ya que la recompensa de las buenas obras revierte en beneficio de los que las hacen. Cuando das al necesitado, lo que le das se convierte en algo tuyo y se te devuelve acrecentado. Del mismo modo que el grano de trigo, al caer en tierra, cede en provecho del que lo ha sembrado, así también el pan que tú das al pobre te proporcionará en el futuro una ganancia no pequeña. Procura, pues, que el fin de tus trabajos sea el comienzo de la siembra celestial: Sembrad justicia, y cosecharéis misericordia, dice la Escritura.
     Tus riquezas tendrás que dejarlas aquí, lo quieras o no; por el contrario, la gloria que hayas adquirido con tus buenas obras la llevarás hasta el Señor, cuando, rodeado de los elegidos, ante el juez universal, todos proclamarán tu generosidad, tu largueza y tus beneficios, atribuyéndote todos los apelativos indicadores de tu humanidad y benignidad. ¿Es que no ves cómo muchos dilapidan su dinero en los teatros, en los juegos atléticos, en las pantomimas, en las luchas entre hombres y fieras, cuyo solo espectáculo repugna, y todo por una gloria momentánea, por el estrépito y aplauso del pueblo?...
  …Deberías estar agradecido, contento y feliz por el honor que se te ha concedido, al no ser tú quien ha de importunar a la puerta de los demás, sino los demás quienes acuden a la tuya. Y en cambio te retraes y te haces casi inaccesible, rehúyes el encuentro con los demás, para no verte obligado a soltar ni una pequeña dádiva. Sólo sabes decir: «No tengo nada que dar, soy pobre». En verdad eres pobre y privado de todo bien: pobre en amor, pobre en humanidad, pobre en confianza en Dios, pobre en esperanza eterna.
San Basilio Magno, Homilía 3, 6 sobre la caridad




AVISO PARA ADORADORAS/ES DE LOS TURNOS DIOCESANOS


PROGRAMA DE ACTOS:
Día 27 de Junio:
19,30.-  Salida desde Cádiz.
22,30.-  Reunión de Banderas  en las dependencias parroquiales y    Procesión de Banderas por las calles de la feligresía.
23,00.- Vísperas y Santa Misa presidida por el Sr. Delegado Episcopal Rdº D. Juan José Marina.

Día 28 de Junio:
00,00.-   Turnos de Vela ante el Santísimo Sacramento.
04,30.-   Santo Rosario y rezo de Laudes; Procesión Eucarística con Su Divina Majestad  para la Bendición de los Campos. Regreso al Templo, Oración final y despedida.

     Con el fin de facilitar el desplazamiento hasta la localidad de La Línea éste Consejo Diocesano  contratará un autobús. A tal efecto y para evitar traslados innecesarios quedan establecidas las siguientes paradas:

CÁDIZ.-  salida 19,30h del día 27 de Junio desde la Plaza de la Hispanidad (antigua estación de autobuses), –San Felipe – Residencia.

SAN FERNANDO.-  19,45h – En parada de Policía Local.

CHICLANA.-  20,00H – En nueva parada del Campo de Futbol.

BARBATE.-  20,30h – En Parada de Transportes Comes.

TARIFA.-  21,00h – En parada de Puerta de Jerez.


(Estos horarios tan ajustados se consideraran aproximados debido a las paradas que hay que realizar en su largo recorrido por lo que se solicita su caritativa comprensión en el caso de retrasos)



 Recuerda que Jesús Sacramentado nos espera