TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 26 de octubre de 2019

DOMINGO 27 DE OCTUBRE DE 2019, 30º DEL TIEMPO ORDINARIO

«¡OH DIOS!, TEN COMPASIÓN DE ESTE PECADOR»


     Siempre esta parábola ha sido una referencia para explicar la oración. El ser de una persona religiosa se expresa en su verdad y autenticidad desde su oración. Orar es y será la dimensión esencial de la relación con Dios.
     Jesús nos habla de dos personas que suben a orar al templo. Hasta físicamente, no solo espiritualmente, se subraya que la oración es subida, es ponerse en camino.
     El fariseo le cuenta a Dios lo bueno que es. Probablemente, todo lo cumple. Claro que para decirle a Dios lo bueno que es, tiene que mirar de reojo a los demás que no son como él. Es una oración ante su propio espejo. El fariseísmo es la religión sin corazón que siempre lleva a juzgar sin piedad a los demás. Es el hijo de la parábola del Hijo Pródigo que se queda en casa, pero que se sitúa delante del Padre, como siervo que cumple leyes y sin un corazón misericordioso con los demás.
     El publicano expresa el corazón orante que no es autorreferencial. Es humilde porque camina en verdad. Le muestra sus manos vacías para que las llene el Señor con la ternura de su Corazón. No mira a nadie para juzgarlo…ya tiene bastante con sus pecados. Verdaderamente, ha subido y ha llegado a las entrañas de misericordia del Corazón del Señor. Baja transformado porque su oración no ha sido un espejo donde mirarse para decirse lo bueno que es él y lo malo que son todos los demás.
     Los dos suben y los dos bajan. Son distintos sus corazones y son distintas las realidades orantes de sus vidas. Tenemos que subir, siempre, al monte de la contemplación y, siempre, con un corazón humilde y contrito, bajar al valle de la desfiguración donde viven nuestros hermanos en todas las intemperies y en todas las periferias físicas y existenciales. Una vida cristiana sin oración es imposible. Una oración sin corazón es farisaica y nos cierra a los hermanos.

+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

sábado, 19 de octubre de 2019

DOMINGO 20 DE OCTUBRE DE 2019, 29º DEL TIEMPO ORDINARIO

«HAZME JUSTICIA FRENTE A MI ADVERSARIO»


     Volvemos a uno de los temas preferidos de Lucas, la oración de los pobres, la oración de intercesión pues solo piden los necesitados de verdad. Jesús es el intercesor ante el Padre. No solo como Moisés con las manos en alto, sino con su Corazón, donde tienen resonancias todas nuestras necesidades.  
     Es necesario descubrir las tres claves de la oración de petición que nos da Lucas.
     Primero, orar de día y de noche. Sin desfallecer. Es la constancia de pedir y de interceder lo que vuelve loco el Corazón de Dios. Son muchos los hombres y mujeres de ayer y de siempre que sienten una profunda llamada a orar sin desfallecer de día y de noche. Es la profunda intercesión del pobre Lázaro, del publicano que ora desde la pobreza y sin juzgar; es la oración de la Madre de Dios que proclama que Dios escucha y alza de la basura al pobre. Orar de día y de noche es la oración de quien se siente rematadamente pobre y necesita de todo.
     La segunda clave es orar como la viuda que pide justicia e insiste con la convicción de que será escuchada aunque no sea más que por lo pesada y continúa que es su petición. Sabe que Dios hace justicia a los que le invocan de día y de noche. La insistencia es confianza en que seremos escuchados. Dios no se desentiende del pobre y abatido que se estremece ante sus palabras. El ejemplo de Jesús es siempre muy esclarecedor. La perseverancia y constancia revisten a nuestra oración de petición de la esperanza de saber esperar. 
     En la última clave Jesús habla de fe, de saber si cuando llegue el final de los tiempos el Señor encontrará esta fe en esta tierra. Es siempre como María creer en el Dios de lo imposible. Es vivir en el asombro de que el Señor se estremece con la ternura de nuestra constancia. Es vivir con la esperanza de que la oración de petición que es la oración de nuestra pobreza vuelve loco el Corazón del Señor, cuando volvemos una y otra vez constantemente y sin desfallecer. Es ganarse de cuajo al Señor porque nada ni nadie nos puede apartar de la convicción de la bondad de su Corazón


 + Francisco Cerro Chaves  -  Obispo de Coria-Cáceres



viernes, 18 de octubre de 2019



20 DE OCTUBRE, JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES


     El domingo 20 de octubre se celebra en todo el mundo la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND. Un día dedicado a rezar por la Misión de la Iglesia y a ayudar a los misioneros. Este año, además, tiene un carácter especial pues es el momento principal del Mes Misionero Extraordinario, convocado por el papa Francisco para octubre de 2019, con el lema “Bautizados y enviados, la Iglesia de Cristo en misión por el mundo”. El Santo Padre celebrará la Eucaristía a las 10.30 horas desde la Basílica San Pedro.

  

    Las Obras Misionales Pontificias son las encargadas de promover esta Jornada. En España, como cada año, hacen públicos unos materiales didácticos y litúrgicos para vivir el DOMUND. También hacen públicos los datos de las misiones y las cifras de la recaudación de la campaña del año anterior.
     En la actualidad hay cerca de 11.000 misioneros españoles en el mundo, según los datos registrados en la base de datos de Obras Misionales Pontificias España:

– Los misioneros españoles están en 134 países.
– El país con más misioneros españoles es Perú (745).
– Unas 387 instituciones envían misioneros a la misión.
– Hay casi 100 obispos, que salieron de España como misioneros y han sido consagrados obispos en la misión

     Las muertes violentas de varios misioneros españoles de este último año les han puesto, desgraciadamente, de actualidad. Hay muchas más razones por las que merecen ser conocidos los 11.000 misioneros españoles y la Misión de la Iglesia católica. El Papa Francisco nos ha dado una ocasión estupenda en octubre 2019 para dar a la Misión el protagonismo que merece. Ha pedido que ese mes de octubre sea un Mes Misionero Extraordinario, dedicado de una forma especial a las Misiones. En ese mes destaca especialmente la Jornada del Domund del 20 de octubre.

(2 Tm 1, 14)


OCTUBRE 2019

«Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros» (2 Tm 1, 14)

     El apóstol Pablo escribe a Timoteo, con quien ha compartido su actividad evangelizadora y a quien ha encomendado la comunidad de Éfeso.
     Timoteo ha recibido el depósito de la fe cristiana tal como lo transmitieron los apóstoles, y tiene la responsabilidad, a su vez, de comunicarlo fielmente a las generaciones sucesivas. Para Pablo esto significa estar incluso dispuesto a dar la vida con tal de difundir la alegre noticia que es el Evangelio.
     Pablo y Timoteo han recibido el Espíritu Santo como luz y garantía para su irremplazable tarea de pastores y evangelizadores. A través de su testimonio y el de sus sucesores ha llegado hasta nosotros el anuncio del Evangelio.
     Del mismo modo, cada cristiano tiene su propia «misión» dentro de la comunidad social y religiosa: construir una familia unida, educar a los jóvenes, comprometerse en política y en el trabajo, cuidar de las personas vulnerables, iluminar la cultura y el arte con la sabiduría que da vivir el Evangelio, dedicar la vida a Dios para servir a los hermanos.
     Es más, «[...] cada hombre y mujer es una misión [...]»[1]. El mes de octubre de 2019 ha sido proclamado por la Iglesia Católica «mes misionero extraordinario». Podemos aprovechar para renovar conscientemente el compromiso de testimoniar nuestra fe con el corazón abierto y dilatado por el amor evangélico, que genera acogida, encuentro y diálogo[2].
«Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros»
     Cada cristiano es «templo» del Espíritu Santo, que permite descubrir y conservar el «buen depósito» que se le ha encomendado para aumentarlo y ponerlo al servicio de todos. El primero de sus «tesoros» es la fe en el Señor Jesús.
     Cuenta un sacerdote: «Se me ha encomendado cuidar de los fieles de una gran iglesia católica en una metrópolis brasileña. En muchos casos las personas con las que me cruzo no tienen una identidad religiosa definida, participan tanto en la misa como en otras ceremonias tradicionales antiguas. Soy responsable de transmitir la fe cristiana con fidelidad al Evangelio, pero también deseo que todos se sientan acogidos en la parroquia. Para valorar las raíces culturales de estas personas, se me ocurrió celebrar una misa más festiva, con instrumentos musicales típicos de sus culturas. Es un reto laborioso, pero que da alegría a todos, pues en lugar de dividir a la comunidad, nos une en lo que compartimos: la fe en el Dios que nos da la alegría».
«Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros»
     Otro tesoro inestimable que hemos recibido del propio Jesús es su palabra, que es palabra de Dios.
     «[...] Dios nos dio su palabra para que la hiciésemos fructificar. [...] ¿Cómo viviremos la Palabra de vida de este mes? Amando la palabra de Dios, procurando conocerla cada vez mejor y sobre todo poniéndola en práctica con más generosidad cada vez, de modo que se convierta realmente en el alimento básico de nuestra vida espiritual, en nuestro maestro interior, que guía nuestra conciencia, el punto de referencia inquebrantable de todas nuestras decisiones y de todas nuestras acciones. [...] Hay mucha desorientación y confusión en las conciencias, todo tiende a relativizarse y a ofuscarse. Viviendo la palabra de Dios no solo estaremos provistos contra este grave peligro, sino que, según una significativa expresión de Jesús (cf. Mt 5,15-16), seremos lámparas encendidas que, con su luz, ayudarán también a los demás a orientarse y a encontrar de nuevo el camino recto»[3].

Leticia Magri



[1] Cf. FRANCISCO, Mensaje para la Jornada Misionera Mundial de 2018
[2] Para más información, cf. www.october2019.va
[3] C. LUBICH, «Palabra de vida octubre 1991», Ciudad Nueva n. 270 (10/1991), p. 33

sábado, 12 de octubre de 2019

DOMINGO 13 DE OCTUBRE DE 2019, 28º DEL TIEMPO ORDINARIO

«JESÚS, TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS»


     Nos encontramos resumido en este evangelio de Lucas sus temas favoritos, la misericordia, el favor de Dios a los que viven en todas las periferias, los preferidos de su Corazón que son los últimos y el asombro de Jesús ante la respuesta o falta de respuesta de los que ha realizado el milagro de la sanación.
     Tres serían las actitudes que nos transmite la Palabra de Dios orada. 
     Primero el agradecimiento. Solo son felices los que saben agradecer. Es más los que no tienen un corazón agradecido nunca están plenamente curado. A veces no son consciente de la obra de salvación que ha realizado el Señor, por eso no vuelves para decirle un sencillo gracias. Es lo que ocurre con aquellos nueve leprosos que como ni son conscientes de la obra de Señor por no darse cuenta vivirán siempre como enfermos, sin haber descubierto que el Señor les ha curado de raíz. Por no saber agradecer no viven en la alegría de las maravillas que Dios hace con nosotros cada día como canto la Virgen en el Magníficat.
     Segundo la profunda humildad de reconocer la acción sanadora en nosotros. Es increíble, pero por no ser humildes, no somos capaces de cantar las misericordias del Señor en nuestra vida. La gratuidad del Señor que hace el milagro sencillamente cuando cumplen su voluntad, contrasta con que no se enteran porque viven ya con la convicción de que no hay solución y todo sigue igual. Es necesario curar de la enfermedad de que todo es siempre lo mismo y que nuestra vida no tiene solución. Es necesario una gran dosis de humildad para reconocerse cada día sanado y salvado por el Señor y cantar sus grandezas mientras vamos de camino.
     Por último la confianza de quien se descubre amado en su pobreza y salvado en su miseria. Aquellos leprosos se habían instalado en la queja y en el pesimismo. Incluso a lo mejor pensaban que no estaban tan mal. Los hay peores. Dios hizo el milagro y les falto el valor para reconocerlo. En el fondo curados seguían viviendo como leprosos por no confiar en las maravillas del Señor.

+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres


VIGILIA INTERDIOCESANA DE CONSAGRACIÓN DE LA ADORACIÓN NOCTURNA ANDALUZA AL SAGRADO CORAZON DE JESÚS


     Convocados por las vocalías de Zona de la Adoración Nocturna de Andalucía y bajo el auspicio del Consejo diocesano de Córdoba, pudimos reunirnos en la tarde-noche del 5 de Octubre en la ciudad de Córdoba, junto a los Consejos diocesanos de Asidonia-Jerez, Cádiz-Ceuta, Málaga, Sevilla y el anfitrión, unos doscientos Adoradores Nocturnos invitados a conseguir los beneficios espirituales otorgados dentro del Año Jubilar diocesano.
     Reunidos en la Iglesia de San francisco y San Eulogio macharnos hacia el Patio de los Naranjos de la S. I. Catedral, donde el Presidente diocesano nos dio la bienvenida, mostrando su gratitud a todos los presentes por el esfuerzo realizado para asistir a esta Solemne Vigilia Jubilar y destacando, con cierto humor, la exclusividad de ésta ya que la próxima no se celebrará hasta pasados cien años.

   

     Con la procesión de Banderas, desde la Puerta de la Palma y alrededor del Patio de los naranjos, comenzó nuestra Vigilia de Adoración con la Santa Misa, presidida en ésta ocasión por el Obispo de la diócesis D. Demetrio, y concelebrada con fray Francisco ofm.
     En una entrañable homilía, D. Demetrio nos dio la bienvenida a esta S. I. Catedral, que con motivo del año Jubilar en la Diócesis por los noventa años de la erección del gran monumento al Sagrado Corazón en el que Córdoba se consagró al Amor de Cristo (24/10/1929), coincidiendo con el Centenario de la Consagración de España, nos reúne para poder renovar las de nuestras personas, familias y actividades al Corazón de Jesús.
     -“La palabra de Dios proclamada nos invita a pedirle al señor, como los apósteles -“SEÑOR AUMENTANOS LA FE”-, en una petición que debe convertirse en jaculatoria para nosotros y en una petición frecuente... La Fe nos hace ver las cosas como las ve Dios. Nos da una visión de las cosas como son, de la realidad con mayúsculas, ver las cosas de la vida sin Fe es un continuo absurdo. La Fe no se inventa la realidad, no cambia la realidad, sino que la ilumina… Sin la luz de Dios lo vemos todo distorsionado, expuesto a cualquier cataclismo, sin la luz de Dios la vida no tiene sentido, -“SEÑOR AUMENTANOS LA FE”-
     Esta Vigilia nos ha traído algunos de más lejos a otros de más cerca, pero todos en torno a un mismo Misterio, el Misterio de la fe… La Eucaristía es el sacramento que alimenta la Fe y la hace crecer… Por eso un adorador/a alimenta su Fe en su Vigilia nocturna donde no sólo ofrece  al señor el obsequio de la Fe sino el del sacrificio de la comodidad, en esa disciplina que ha fraguado tantas generosidades de jóvenes y adultos, de matrimonios, de consagrados y sacerdotes…
     La Adoración Nocturna tiene este alimento permanente y la adoración a la Custodia nos hace crecer continuamente en la fe.”-
     Finalizada la homilía pronunció D. Demetrio la oración de Consagración de la Adoración Nocturna Española, -“poniéndola a los pies su Divina Majestad para que todas sus intenciones, acciones y operaciones sean siempre ordenadas en servicio y alabanza de Jesús Sacramentado”-, (San Ignacio de Loyola).


     Acabada la Eucaristía y expuesto el Santísimo, comenzaron los diferentes Turnos de vela que concluyeron, avanzada ya la madrugada,  con el Santo Rosario y el rezo de Laudes; marchando a continuación en procesión con S. D. Majestad por las columnas de la Mezquita-Catedral y por el Patio de los naranjos, para desde el altar preparado proceder a la Bendición de los Campos y los asistentes.

     
     Con la despedida del Presidente Diocesano se puso rumbo a las poblaciones de destino.
     Es de justicia agradecer al Consejo Diocesano y a la Sección de Córdoba –de manera particular a sus Presidentes- la magnífica acogida recibida, así como a todos los que han colaborado en su realización. El buen hacer de la formidable coral y el oficio de Fray Francisco ofm.

sábado, 5 de octubre de 2019

DOMINGO 6 DE OCTUBRE DE 2019, 27º DEL TIEMPO ORDINARIO

«SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE»

     Nuestra fe siempre es pobre y necesita ser alimentada cada día por la escucha de la Palabra de Dios. Es una fe que se debe hacer peregrina en la confianza, de que sé, de quién me he fiado, y como decía San Pablo estoy persuadido de que el Señor llevará a buen término la obra que comenzó en nosotros. Una fe que hace milagros cuando vivimos en el convencimiento de que Dios siempre es Padre, y actúa como Padre, aunque caminemos por valles oscuros. Si verdaderamente ponemos la mirada en el Dios todopoderoso que ensalza de la basura al pobre, y los hace sentarse con El a la mesa del compartir.
     Alimentar la fe, sabiendo que nos tiene que llevar a vivir con la esperanza cierta, de quien vive en la caridad. Alimentarse de la Palabra de Dios, descubriendo en los acontecimientos de la vida y de la historia, que siempre es el Señor el que tiene la última Palabra. No vivir lamiendo nuestras propias heridas, con la convicción de que no hay solución, y de que hay que retirarse a los cuarteles de invierno, hasta que no nos toquen tiempos mejores. En el fondo es una tremenda falta de fe, que nos hace tirar la toalla y darle más cabida a la oscuridad, que a la certeza de saber que viene galopando la aurora.
     Siempre el Señor admira en su bondadoso corazón a los que viven de fe. Se admira y asombra ante tantos encuentros con El, cuándo descubre la confianza y la fe de quien arranca el milagro porque sabe que el Señor siempre actúa a nuestro favor. Siempre nos ganamos su Corazón, cuando desde la fe, le décimos una y otra vez, en ti confío. Acercarse siempre a su Persona, a su Corazón, con esta fe, que como un niño se lanza a vivir confiado en los brazos de su Madre, pues sabemos que aunque una madre se olvidara del hijo de sus entrañas, jamás se olvidaría el Señor de nuestras necesidades. Hay que pedirle con toda confianza a quien sabemos que tiene abierto su Corazón.

 + Francisco Cerro Chaves  -  Obispo de Coria-Cáceres

DE LA CARTA PASTORAL DE INICIO DE CURSO


OCTUBRE, MES MISIONERO EXTRAORDINARIO

     La Iglesia ha convocado un Mes Misionero Extraordinario para octubre de 2019 con el lema: “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en Misión en el mundo”. hemos de preguntarnos: ¿por qué un mes misionero extraordinario? Pues bien, es el deseo del Santo Padre, el Papa Francisco, realizar una amplia celebración que reavive la conciencia bautismal del Pueblo de Dios en su relación con la misión de la Iglesia, con el fin de despertar la conciencia y retomar la responsabilidad de proclamar el Evangelio a todos los hombres. Es el modo de conmemorar la carta apostólica Maximum illud del Papa Benedicto XV, que pedía a los cristianos de 1919, recién terminada la I Guerra Mundial, que se implicasen en un compromiso misionero renovado, como estaban haciendo las iglesias jóvenes con los misioneros de la época, muy activos. Además, se recordaba a todos que el Evangelio y la fe cristiana son el corazón de la misión, y no los colonialismo o nacionalismo que oscurecían la universalidad de la salvación y la catolicidad de la Iglesia.
     Tomar conciencia de la -Missio ad gentes- y asumir la responsabilidad de proclamar el evangelio con un nuevo impulso unen la visión de aquella carta y el deseo de vitalidad misionera que el Papa Francisco expresa en Evangelii Gaudium: “La actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la iglesia” (EG 15). Se trata de poner la misión de Jesús en el corazón de la misma Iglesia, transformándola en criterio para medir la eficacia de las estructuras los resultados de su trabajo, la fecundidad de sus ministros y la alegría que ellos son capaces de suscitar. Porque sin alegría no se atrae a nadie” (Francisco. Encuentro con el Comité directivo del CELAM, Bogotá, 7 sept. 2017). Es doloroso escuchar aún acerca de la Iglesia, como dicen algunos, que “sabemos muy bien lo que denuncia, pero no sabemos lo que anuncia.” El Papa Francisco nos dice claramente que existe una jerarquía de verdades y que el kerygma es lo más importante (EG, 36).
     Todos deberíamos vivir en un estado permanente de misión, y nada de lo que hacemos debería olvidar este aspecto. Esto debemos recordarlo las Delegaciones diocesanas, las parroquias, asociaciones y movimientos, las cofradías, las congregaciones religiosas en sus actividades misioneras, educativas o caritativas. Pero debemos tener presente con realismo que es indispensable el compromiso de conversión personal y comunitaria a Jesucristo vivo en su Iglesia para renovar la pasión misionera y evangelizar con ardor. La alegría de vivir la fe y comunicarla nace del amor que genera nuevas relaciones y acciones, se abre a la comunicación, la colaboración y la comunión. Por esta razón el Papa ha sugerido vivir este tiempo extraordinario de misión cultivando el encuentro personal con Cristo, acercándose al testimonio de los santos y de los mártires, incrementando la formación misionera con la catequesis, el conocimiento de la Palabra de Dios, y poniendo en práctica acciones de caridad misionera…
     Este evento –el mes extraordinario– quiere ser el inicio de una aventura de fe, de oración, de reflexión y de caridad, que ha de dar mucho fruto. Debemos alegrarnos porque impulsa desde lo más hondo el movimiento evangelizador que venimos realizando en la diócesis desde hace años. Es más, coincide con él, pues no podría ser de otro modo. No sólo nos da la oportunidad de fortalecer el trabajo misionero que se realiza en los países llamados de misión, sino que nos estimula y anima a ser nosotros mismos enviados del Señor para transmitir la alegría de creer, con palabras y obras. Es una misión esencial a la Iglesia, una tarea ineludible y permanente, su dicha y su vocación propia. Este empeño y preocupación por la salvación de todos ha de marcar la conciencia misionera hacia afuera y la de nuestra comunidad diocesana para sentirse enviada a evangelizar las familias, las parroquias, los alejados de Dios, las escuelas, el mundo de la pobreza y de la marginación, los emigrantes, la juventud, etc. Ser misionero no es un adorno para un cristiano, sino que está en el corazón mismo de la fe de cada bautizado, si se ha encontrado verdaderamente con el Señor. Por consiguiente, todo ha de contribuir para hacer nuestro el anhelo expresado por el Papa Francisco: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autropreservación” (EG 27).
     Quiera Dios que se cumpla mejor en nosotros el objetivo deseado por el Papa Francisco: que vivamos la Iglesia de Cristo en misión en medio del mundo, como bautizados y enviados por el Señor…
     Con mi afecto de siempre os bendigo a todos
+ Rafael - Obispo de Cádiz y Ceuta