TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

viernes, 31 de enero de 2020

DOMINGO 2 DE FEBRERO DE 2020, 4º DEL TIEMPO ORDINARIO - PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

«ESTE HA SIDO PUESTO PARA QUE MUCHOS CAIGAN Y SE LEVANTEN»


     Fue el Papa Juan Pablo ll el que instituyó esta jornada de la vida consagrada unido a la presentación de Jesús en el Templo el primer consagrado al Padre.
     Ya en el seno de la Virgen nos recuerda la carta a los hebreos la actitud de vida consagrada de Jesús, aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.
     La escena de Lucas tiene el encanto y la ternura de los que han permanecido esperando en todas las noches. Simeón y Ana nos recuerdan que nunca es tarde si la dicha es buena. Siempre hay solución cuando nos envuelve la esperanza. Se de quien me he fiado y estamos ciertos de que no falla, de que el Señor es puntual a la cita.
     María como buena israelita presenta al Niño como primer consagrado, como primogénito del Padre. Ella entra en el Templo con José como una más con su hijo. No pide privilegios. Ni se le hace una mención o recibimiento especial. Seguramente que por la noche alguien dijo, todo normal en este día, rutinario, nada extraordinario. Las cosas de Dios llevan siempre el signo inconfundible de lo sencillo y lo cotidiano, de lo humilde.
     Seguir a Jesús es saber esperar. Cuando nos cansamos y no somos capaces de tener paciencia con los planes de Dios no llegamos muy lejos. Es necesario caminar confiados. Saber tener paciencia.
     El seguimiento de Jesús esta tejido de poner los ojos en quien siempre tiene abierto el Corazón. Estos humildes contemplativos del Templo nos marcan un camino de esperanza y osadía. De saber esperar tejiendo primaveras con su Presencia. Sigamos al Señor con la mirada puesta en quien sabemos que nos ama.


+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo electo de Toledo
Administrador Apostólico de Coria-Cáceres.


JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA 

     La Jornada de la Vida consagrada se celebrará en la fiesta en que se hace memoria de la presentación que María y José hicieron de Jesús en el templo "para ofrecerlo al Señor" (Lc 2, 22).
     La celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que tiene lugar por primera vez el 2 de febrero de 1997
tiene como objetivo ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor.
     La misión de la vida consagrada en el presente y en el futuro de la Iglesia, en el tercer milenio, no se refiere sólo a quienes han recibido este especial carisma, sino a toda la comunidad cristiana. En la exhortación apostólica post-sinodal Vita consecrata, publicada en 1996 por Juan Pablo II, escribía: "En realidad, la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión, ya que «indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana» y la aspiración de toda la Iglesia Esposa hacia la unión con el único Esposo" (n. 3). A las personas consagradas, pues, quisiera repetir la invitación a mirar el futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas: "¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas" (ib., 110).

sábado, 18 de enero de 2020

OCTAVARIO POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS



     Durante los días de esta próxima semana (18 al 25 enero) como cada año dedicamos unos días a orar por la unidad de los cristianos, a reflexionar sobre este tema y a dar pasos eficaces en el camino hacia la unidad plena.
     El lema de este año “Nos mostraron una humanidad poco común” se refiere a un episodio de la comunidad cristiana, en el que Pablo va camino de Roma con sus acompañantes, naufragaron y fueron a parar a la isla de Malta, donde fueron acogidos por los cristianos del lugar con una amabilidad y una humanidad poco común. El camino hacia Roma se vio alterado por las condiciones del naufragio, pero fue ocasión para experimentar el amor de los hermanos que los acogieron…
     Nos evoca este camino hacia Roma por parte de Pablo, que ha apelado al emperador cuando era condenado a muerte en su tierra de origen, el camino que tantas personas recorren para llegar a la plena comunión con el sucesor de Pedro, el Papa de Roma... El lema evoca también a tantos cientos y miles de personas que atraviesan el mediterráneo u otros lugares del planeta en busca de una situación mejor... Encontrar una mano hermana que te socorre es algo que se agradece enormemente.
     La semana de oración por la unidad de los cristianos nos hace caer en la cuenta de que Jesús ha fundado una sola Iglesia, y que a lo largo de la historia esa única Iglesia se ha sentido zarandeada por las divisiones internas de sus hijos. El camino hacia la unidad es un camino difícil, por eso hemos de pedirle a Dios que nos conceda esa unidad deseada por Cristo y por todos sus discípulos hoy. Y ese camino hacia la unidad, referido a personas concretas, supone un camino arduo para tantos que buscan sinceramente la verdad en la Iglesia de Cristo…
     Oremos en esta semana especialmente por la unidad de los cristianos…
     Recibid mi afecto y mi bendición.

+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba

DOMINGO 19 DE ENERO DE 2020, 2º DEL TIEMPO ORDINARIO

«ESTE ES EL CORDERO DE DIOS…»



Volver al tiempo ordinario, es volver a descubrir que lo extraordinario de nuestra vida está en el amor con que se vive todo. No consiste en lo que hacemos, sino, en el cómo, y por qué lo hacemos.
     El evangelio de Juan nos presenta una imagen tan querida para el pueblo judío, la del cordero. Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
     El Mesías es el Señor, el cordero inmolado por nosotros y por nuestra salvación que quita el pecado del mundo. Es una novedad y es que Jesús lleva sobre si el pecado del mundo. Se presenta como cordero manso y humilde. Llevado al matadero. Humilde. No abre la boca ante el esquiador. Jesús manso y humilde de corazón hace suyo y lleva sobre si el pecado del mundo.
     Otra novedad es que Jesús es a la vez el pastor y el cordero. Pastor y pasto que repite un himno de la fiesta del Corpus Christi. El Cordero es el que nos alimenta con su cuerpo y con su sangre redentora. No nos ha amado en bromas. Su Amor incondicional le ha llevado a entregar la vida por Amor. Es su vida entregada hasta la cruz, la que nos habla de su amor extremo, como pan partido y sangre derramada.
     El inicio, el transcurso, y el final de la vida de Jesús, se ha presentado siempre ante los hombres, no como una amenaza contra lo bueno que hay en el corazón humano, sino como una lucha campal contra el Maligno y el mal, que siembran las relaciones humanas de odio y violencia. Al mal se vence a fuerza de Bien.
     Es necesario mirar al Cordero traspasado en su Corazón por nuestros pecados y repetir a todo el mundo con nuestra vida, mirad al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo llevándolo sobre sí.


+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo electo de Toledo
Administrador Apostólico de Coria-Cáceres.

viernes, 17 de enero de 2020

(Hch 28, 2)

ENERO 2020

«Nos mostraron una humanidad poco común» (Hch 28, 2)

     Doscientos setenta y seis náufragos llegan a las costas de una isla del Mediterráneo después de dos semanas a la deriva. Están empapados, extenuados, aterrorizados; han sentido su impotencia ante las fuerzas de la naturaleza y han visto la muerte cara a cara. Entre ellos hay un prisionero camino de Roma para someterse al juicio del emperador.
     No es una crónica de las noticias de nuestros días, sino el relato de una experiencia del apóstol Pablo, que es llevado a Roma a coronar su misión de evangelizador mediante el testimonio del martirio.
     A pesar de su condición de preso y ayudado por una fe inquebrantable en la Providencia, Pablo ha conseguido sostener a sus compañeros de desventura hasta que atracan en una playa de Malta.
     Allí los habitantes van a su encuentro, los reciben en torno a un gran fuego para reconfortarse y luego se desviven por ellos. Al cabo de unos tres meses, al final del invierno, les dan lo necesario para reemprender el viaje seguros.
«Nos mostraron una humanidad poco común»
     Pablo y los demás náufragos experimentan la humanidad cálida y concreta de una población que aún no ha sido alcanzada por la luz del Evangelio. No es una acogida apresura e impersonal, sino capaz de ponerse al servicio del huésped sin prejuicios culturales, religiosos ni sociales. Para ello es indispensable la implicación personal y de toda la comunidad.
     La capacidad de acoger al otro forma parte del ADN de cualquier persona como criatura que lleva impresa en sí la imagen del Padre misericordioso, aun cuando la fe cristiana no se haya encendido aún o esté debilitada. Es una ley grabada en el corazón humano y que la Palabra de Dios ilumina y refuerza, desde Abraham [1] hasta la sorprendente revelación de Jesús: «Era forastero y me acogisteis»[2].
     El Señor mismo nos ofrece la fuerza de su gracia para que nuestra frágil voluntad llegue a la plenitud del amor cristiano.
     Con esta experiencia, Pablo nos enseña también a confiar en la intervención providencial de Dios, a reconocer y apreciar el bien recibido a través del amor concreto de quienes se cruzan en nuestro camino.
«Nos mostraron una humanidad poco común»
     Este versículo del libro de los Hechos de los Apóstoles ha sido propuesto por cristianos de distintas Iglesias de la isla de Malta como lema para la Semana de oración por la unidad de los cristianos de 2020[3].
     Estas comunidades apoyan conjuntamente numerosas iniciativas a favor de pobres y migrantes: reparto de comida, ropa y juguetes para los niños y clases de inglés para favorecer la inserción social. Su deseo es reforzar la capacidad de acogida, pero también alimentar la comunión entre cristianos pertenecientes a Iglesias distintas, para testimoniar la misma fe.
     Y nosotros ¿cómo testimoniamos ante los hermanos el amor de Dios?, ¿cómo contribuimos a formar familias unidas, ciudades solidarias, comunidades sociales verdaderamente humanas? Esto es lo que Chiara Lubich nos sugiere:
     «Jesús nos demostró que amar significa acoger al otro tal como es, del modo en que Él nos acogió a cada uno de nosotros. Acoger al otro, con sus gustos, sus ideas, sus defectos, su diversidad. [...] Hacerle sitio dentro de nosotros, desalojando de nuestro corazón toda prevención, juicio e instinto de rechazo. [...] Nunca damos mayor gloria a Dios que cuando nos esforzamos en aceptar a nuestro prójimo, porque entonces sentamos las bases de la comunión fraterna, y no hay nada que dé tanta alegría a Dios como la unidad verdadera entre las personas. La unidad atrae la presencia de Jesús entre nosotros, y su presencia lo transforma todo. Acerquémonos, pues, a cada prójimo con este deseo de acogerlo con todo el corazón y de establecer antes o después el amor recíproco con él»[4].

Leticia Magri


[1] Cf. Gn 18, 1-16.
[2] Mt 25,35.
[3] La Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra cada año: en el hemisferio norte, del 18 al 25 de enero, y en el hemisferio sur, entre la fiesta de la Ascensión y la de Pentecostés.
[4] C. Lubich, Palabra de vida de diciembre de 1986: Ead., Parole di vita (ed. F. Ciardi), Cittá Nuova, Roma 2017, pp. 375-376 (próxima publicación en castellano).

  

domingo, 12 de enero de 2020

DOMINGO 12 DE ENERO DE 2020, FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

«ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN ME COMPLAZCO


     El Bautismo del Señor nos habla de la profunda humildad del Señor y de nuestro agradecimiento por ser hijos de Dios y hermanos de la familia del Padre. Es precioso que no se cierre el ciclo de la Navidad sin contemplar el BAUTISMO del Señor con estas tres claves:
         La profunda humildad del Señor que elige el camino de los últimos, de ponerse a la cola de los pecadores para compartir su condición y pasar por uno de tantos. No eligió significarse. No quiso llamar la atención. Su profunda sencilla humildad nos recuerda la del pesebre de la Navidad.
     El protagonismo del Espíritu Santo que revela la profunda identidad de Jesús, hijo amado del Padre y hermano de pobres y pecadores. No esta lejos de nadie. Los preferidos de su Corazón los que nunca cuentan para nadie. Sus preferidos los últimos y los penúltimos.
     El Jordán, con Jesús dentro, se convierte, por el Bautismo, en la fuente de la salvación. Naaman el sirio fue curado de su lepra en el Jordán por obedecer los designios de Dios. Cuando vivimos por el Bautismo, cumpliendo los proyectos de su Corazón, subsisten en nosotros de edad en edad, y de su Corazón abierto en la cruz, de donde brotan por el agua y la sangre, los sacramentos de la vida que curan nuestras heridas.



+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo electo de Toledo
Administrador Apostólico de Coria-Cáceres

jueves, 9 de enero de 2020

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA


ENERO: DESDE EL CUARTO DE GUARDIA

I - A MODO DE EXPLICACIÓN PREVIA

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
     La  reunión previa con la que comenzamos la vigilia ordinaria mensual tiene una importancia clave para el desarrollo del resto de los momentos en que se va a desarrollar el encuentro con el Señor expuesto. Sin duda tienen que darse avisos, información general, además de los saludos prescritos  y nos puede parecer que  es un momento adecuado para la formación, y lo es, pero bien sabéis que el alma de la Adoración Nocturna es la oración, orar y adorar a Nuestro Señor, no tanto ideas claras sino corazones encendidos. ¿Qué os parece si este ratito que estamos reunidos nos sirve para arrancar la “vela o velada” encendidos en amar y más amar, que no es el mucho saber, sino el mucho amar lo que espera el Señor esta noche de cada uno de nosotros? Los hombres y las mujeres de la Adoración deben tener una actitud interior dominante: enamorados de Jesucristo como Él se ha enamorado de cada uno de nosotros. Amor con amor se paga.
     Propongo que en cada texto del año aparezcan tres momentos: un marco con una frase eucarística de Cristo. Una oración jaculatoria  al Espíritu Santo, para que nos encienda en amores. Un texto de un santo o de la Iglesia que nos inicie en la oración meditativa.
     ¿Por qué no  aprovechar a lo largo del año los textos patrísticos y eclesiásticos recogidos en índice en nuestro manual en la página 660, aunque muchos os los sepáis de memoria, y luego en el turno de vela lo volvamos a escuchar? A veces una idea, una frase, se detiene en nuestro corazón y va retozando junto al Señor en nuestra alma durante toda la noche, en el silencio de la contemplación o en momentos de alabanza.

II - REFLEXIONES DE UN ADORADOR NOCTURNO PARA ORAR DESDE LA REUNIÓN PREVIA - ¿Y DE LA MUERTE QUÉ?

1º Marco para esta noche de enero.
     “Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.”( Juan  6: 52 – 54)
     Venimos a estar con nuestro Dios. Dueño y Señor de todas las cosas. Sí, sí, sin duda. Pero en este comienzo de año, en medio del recuerdo del Niño que nos ha nacido, hoy nos preguntamos en el corazón lo que proclamamos en grupo  en el credo: ¿De verdad crees que tras tu morir tienes vida eterna y que resucitarás en el último día? Tú y yo y cada uno  de nosotros. La Fe sin esperanza es una opinión. Esta noche nos lo dice el Señor: “Yo te resucitaré el último día”

2º Una oración jaculatoria  al espíritu santo, para que nos encienda en amores.

     Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciéndelos en el fuego de tu amor.
     “Morir solo es morir, morir se acaba” (José Luis Martín Descalzo) ¿Me quedo en mis temores o me quedo en tus palabras? Gracias, Gracias, “porque tú lo dijiste, Hijo de Dios, y nada hay, nada es más cierto que esta palabra de Verdad.”

3º un texto de un santo o de la iglesia que nos inicie en la oración meditativa.

“El misterio de la muerte, Gaudium et Spes” 18.
     El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo. La semilla de eternidad que en sí lleva, por ser irreducible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no pueden calmar esta ansiedad del hombre: la prórroga de la longevidad que hoy proporciona la biología no puede satisfacer ese deseo del más allá que surge ineluctablemente del corazón humano.
     Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado. Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a Él con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha ganado esta victoria para el hombre, liberándolo de la muerte con su propia muerte. Para todo hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, responde satisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros mismos queridos hermanos arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la vida verdadera.”
     La Eucaristía es una garantía de vida eterna. ¿Recordáis aquella jaculatoria que se oía frecuentemente en nuestras horas santas o en nuestras oraciones en familia: ¡admirable sacramento de la vida dulce prenda seáis por siempre bendita en el cielo y en la tierra! El pan en que recibimos a Dios es prenda o mejor  se nos ha dejado en prenda, en muestra o señal de que recibiremos la joya de la vida verdadera. En estas horas junto al Señor  qué consoladoras nos resultan las palabras que leemos en la Constitución: “Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a Él con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha ganado esta victoria para el hombre, liberándolo de la muerte con su propia muerte”. ¿Le diremos como a San Pablo en el Ágora, de esto otro día te escucharemos?  ¿A dónde iremos si tú tienes palabras de vida eterna?

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Crees que meditar en la muerte amarga la vida? ¿Saber que somos tiempo, un paréntesis en la fuga de las horas, no nos ayuda a valorar que el tiempo no es oro, sino vida, que la moneda más preciada con que nos pagamos unos a otros y al mismo Dios es la del tiempo, que el tiempo que nos damos tiene valor de eternidad?

  ¿Crees que dejan serenas las ideas que hoy se ofrecen como respuesta: “ Hombre, no eres más que esto: lodo que regresa al lodo, a la “arcilla apagada”. La tierra como Madre inmensa, no distinta del hombre permite que sigamos, no como espíritu ni menos como cuerpo resucitado unido al alma de nuestro ser personal, sino como “barro tú en el barro”.?

 ¿Cantas  gozosamente ante nuestro Dios, refulgente y escondido en el Pan de la Custodia al escuchar estas consoladoras promesas: “Para todo hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, responde satisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros mismos queridos hermanos arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la vida verdadera?

*        “Y entonces vio La Luz. La Luz que entraba
por todos los rincones de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.
Morir solo es morir, morir se acaba,
morir es una hoguera fugitiva
es abrir una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Dejar ya de sufrir y hacer preguntas
ver el amor sin enigmas ni espejos
descansar y vivir en la ternura.
Tener La Luz, La Paz, la casa juntas
y ver, dejando los dolores lejos
la vida plena tras la noche oscura”
( M. Descalzo )



domingo, 5 de enero de 2020

DOMINGO 5 DE ENERO DE 2020, 2º DE NAVIDAD

«Y LA PALABRA SE HIZO CARNE»



     Jesús es nuestro Redentor y pone su tienda entre nosotros para compartir nuestros gozos, sufrimientos y esperanzas. Dios no nos salva desde fuera. Se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado. Un año nuevo tenemos que vivirlo con corazón nuevo. Tener los sentimientos del Corazón de Cristo, es ser evangelio vivo para tantos hermanos, que el único evangelio que leerán es nuestra vida.
   El prólogo de San Juan es un compendio de cristianismo puro y duro. No se va por las ramas. Va a lo esencial del cristianismo, que es Cristo que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo. Se metió hasta el fondo en nuestra vida, y en nuestra historia para transformarla según su Corazón.
     La encarnación del Verbo, el poner su tienda entre nosotros, el venirse a vivir nuestra vida para que nosotros vivamos la suya, en el fondo es el resumen del ser cristiano. Para San Juan, Dios Amor, nos ha salvado dando la vida por amor hasta el final. No nos ha amado el Señor en bromas como le decía Jesús a Ángela Foligno. Su Amor es el que le ha llevado a compartir nuestra vida y ha elevado al máximo nuestra humanidad herida por el pecado. Es en la noche buena donde descubrimos la profunda dignidad de ser cristianos, como nos recuerda San León Magno en sus conocidas homilías de Navidad.
     Ha marcado positivamente mi vida el misterio de la Navidad que me recuerda una y otra vez que todo lo humano es digno de ser vivido porque lo ha vivido Cristo y quiere vivirlo en nosotros. Es clave saber distinguir entre lo humano y lo mundano. El papa Francisco lo explica magistralmente. Ser humanos y vivirlo con dignidad es el mensaje de la Navidad. Dios siempre elige el camino humano y humilde de la pobreza para amar sin condiciones. La mundanidad es otra cosa. El poder, el tener, y el éxito hace estéril la redención. En el fondo la mundanidad saca de nosotros lo peor, mientras que ser humano desde Cristo, saca de nosotros lo mejor.

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo electo de Toledo
Administrador Apostólico de Coria-Cáceres.

sábado, 4 de enero de 2020

ANUNCIO DE LAS CELEBRACIONES MÓVILES DEL AÑO LITÚRGICO 2020
    

     El día 6 de enero, solemnidad de la Epifanía del Señor, en la Misa, después de la lectura del evangelio, es recomendable proclamar el anuncio de las celebraciones litúrgicas móviles del año:

"Queridísimos hermanos:
     La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación.
     Centro de todo el año litúrgico es el Triduo Pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la Noche Santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 11 de abril. Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y la muerte. De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos: el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 26 de febrero*. La Ascensión del Señor, que este año será el 21 de mayo o 24 de mayo. El Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 31 de mayo. El primer Domingo de Adviento, que celebraremos el día 29 de noviembre.
    También en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor. 
     A él, el Cristo glorioso, el que era, el que es y el que viene, al que es Señor del tiempo y de la historia, el honor y la gloria por los siglos de los siglos."
 R/ Amén.

*La fecha que aparece en la Ascensión es aquélla en que se celebra conforme al Calendario General, y entre paréntesis, la fecha a la que puede trasladarse por decisión de cada conferencia episcopal.