TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

jueves, 9 de enero de 2020

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA


ENERO: DESDE EL CUARTO DE GUARDIA

I - A MODO DE EXPLICACIÓN PREVIA

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
     La  reunión previa con la que comenzamos la vigilia ordinaria mensual tiene una importancia clave para el desarrollo del resto de los momentos en que se va a desarrollar el encuentro con el Señor expuesto. Sin duda tienen que darse avisos, información general, además de los saludos prescritos  y nos puede parecer que  es un momento adecuado para la formación, y lo es, pero bien sabéis que el alma de la Adoración Nocturna es la oración, orar y adorar a Nuestro Señor, no tanto ideas claras sino corazones encendidos. ¿Qué os parece si este ratito que estamos reunidos nos sirve para arrancar la “vela o velada” encendidos en amar y más amar, que no es el mucho saber, sino el mucho amar lo que espera el Señor esta noche de cada uno de nosotros? Los hombres y las mujeres de la Adoración deben tener una actitud interior dominante: enamorados de Jesucristo como Él se ha enamorado de cada uno de nosotros. Amor con amor se paga.
     Propongo que en cada texto del año aparezcan tres momentos: un marco con una frase eucarística de Cristo. Una oración jaculatoria  al Espíritu Santo, para que nos encienda en amores. Un texto de un santo o de la Iglesia que nos inicie en la oración meditativa.
     ¿Por qué no  aprovechar a lo largo del año los textos patrísticos y eclesiásticos recogidos en índice en nuestro manual en la página 660, aunque muchos os los sepáis de memoria, y luego en el turno de vela lo volvamos a escuchar? A veces una idea, una frase, se detiene en nuestro corazón y va retozando junto al Señor en nuestra alma durante toda la noche, en el silencio de la contemplación o en momentos de alabanza.

II - REFLEXIONES DE UN ADORADOR NOCTURNO PARA ORAR DESDE LA REUNIÓN PREVIA - ¿Y DE LA MUERTE QUÉ?

1º Marco para esta noche de enero.
     “Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.”( Juan  6: 52 – 54)
     Venimos a estar con nuestro Dios. Dueño y Señor de todas las cosas. Sí, sí, sin duda. Pero en este comienzo de año, en medio del recuerdo del Niño que nos ha nacido, hoy nos preguntamos en el corazón lo que proclamamos en grupo  en el credo: ¿De verdad crees que tras tu morir tienes vida eterna y que resucitarás en el último día? Tú y yo y cada uno  de nosotros. La Fe sin esperanza es una opinión. Esta noche nos lo dice el Señor: “Yo te resucitaré el último día”

2º Una oración jaculatoria  al espíritu santo, para que nos encienda en amores.

     Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciéndelos en el fuego de tu amor.
     “Morir solo es morir, morir se acaba” (José Luis Martín Descalzo) ¿Me quedo en mis temores o me quedo en tus palabras? Gracias, Gracias, “porque tú lo dijiste, Hijo de Dios, y nada hay, nada es más cierto que esta palabra de Verdad.”

3º un texto de un santo o de la iglesia que nos inicie en la oración meditativa.

“El misterio de la muerte, Gaudium et Spes” 18.
     El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo. La semilla de eternidad que en sí lleva, por ser irreducible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no pueden calmar esta ansiedad del hombre: la prórroga de la longevidad que hoy proporciona la biología no puede satisfacer ese deseo del más allá que surge ineluctablemente del corazón humano.
     Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado. Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a Él con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha ganado esta victoria para el hombre, liberándolo de la muerte con su propia muerte. Para todo hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, responde satisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros mismos queridos hermanos arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la vida verdadera.”
     La Eucaristía es una garantía de vida eterna. ¿Recordáis aquella jaculatoria que se oía frecuentemente en nuestras horas santas o en nuestras oraciones en familia: ¡admirable sacramento de la vida dulce prenda seáis por siempre bendita en el cielo y en la tierra! El pan en que recibimos a Dios es prenda o mejor  se nos ha dejado en prenda, en muestra o señal de que recibiremos la joya de la vida verdadera. En estas horas junto al Señor  qué consoladoras nos resultan las palabras que leemos en la Constitución: “Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a Él con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha ganado esta victoria para el hombre, liberándolo de la muerte con su propia muerte”. ¿Le diremos como a San Pablo en el Ágora, de esto otro día te escucharemos?  ¿A dónde iremos si tú tienes palabras de vida eterna?

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Crees que meditar en la muerte amarga la vida? ¿Saber que somos tiempo, un paréntesis en la fuga de las horas, no nos ayuda a valorar que el tiempo no es oro, sino vida, que la moneda más preciada con que nos pagamos unos a otros y al mismo Dios es la del tiempo, que el tiempo que nos damos tiene valor de eternidad?

  ¿Crees que dejan serenas las ideas que hoy se ofrecen como respuesta: “ Hombre, no eres más que esto: lodo que regresa al lodo, a la “arcilla apagada”. La tierra como Madre inmensa, no distinta del hombre permite que sigamos, no como espíritu ni menos como cuerpo resucitado unido al alma de nuestro ser personal, sino como “barro tú en el barro”.?

 ¿Cantas  gozosamente ante nuestro Dios, refulgente y escondido en el Pan de la Custodia al escuchar estas consoladoras promesas: “Para todo hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, responde satisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros mismos queridos hermanos arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la vida verdadera?

*        “Y entonces vio La Luz. La Luz que entraba
por todos los rincones de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.
Morir solo es morir, morir se acaba,
morir es una hoguera fugitiva
es abrir una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Dejar ya de sufrir y hacer preguntas
ver el amor sin enigmas ni espejos
descansar y vivir en la ternura.
Tener La Luz, La Paz, la casa juntas
y ver, dejando los dolores lejos
la vida plena tras la noche oscura”
( M. Descalzo )



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