TIEMPOS LITURGICOS

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miércoles, 5 de noviembre de 2008

Necesidad de reevangelizar nuestro catolicismo

Autor: Francisco Mario Morales
fmmorales_14@yahoo.com.mx

La gran mayoría de la gente de nuestras comunidades que aseguran creer en la religión cristiana, pero lamentablemente en la práctica no es verdad.

A pesar de que la gente dice profesar alguna religión, cuando se le preguntan los objetivos de ésta no sabe, y eso significa que están faltando a su compromiso. Esto ha sido comprobado por sacerdotes, religiosos y laicos de más de 12 países de América Latina, Europa y Asia que han sido ponentes y organizadores del primer Congreso Internacional del Apostolado de la nueva evangelización.

Ahora los que se dicen creyentes, creen en forma rutinaria con una fe inculcada y de costumbres externas. Esto se ha comprobado durante 18 años de colaborar en un equipo de pastoral y de tener la oportunidad de convivir con padres y padrinos, adolescentes y jóvenes.

Creen pero no practican, no aman su religión porque no la conocen y no están convencidos, son solo fieles tradicionalistas y "Pasan por alto los mandatos de Dios" (Mc. 7, 9), no se comprometen a la conversión ni al testimonio. Todo porque llevan una religión superficial, de apariencia, externa.

Afortunadamente una gran mayoría no niega la existencia y el poder de Dios. Pero no basta con creer. Porque no será jamás lo mismo: Creer y practicar.

Se cree por herencia, por costumbre y por tradiciones. En nuestras comunidades, en nuestras parroquias y en nuestras diócesis, somos creyentes. Pero, se cree, en forma individualista, convenenciera y cómoda. Por desconocimiento, por falta de bases, interés y amor hacemos una religión adaptada a los intereses de cada uno.

En la actualidad se agudiza día con día la obsesión por ser "libres"; por desconocer toda ley existente, por infringir toda norma religiosa, moral, civil y familiar. No depender de nada ni de nadie; Vivir sin control y desconocer toda autoridad. La única ley vigente es la que cada uno pretende imponer; la mentalidad que prevalece es la de los romanos: "Comamos y bebamos que mañana moriremos". Lo "atractivo" es ir en sentido contrario.

El materialismo, la superficialidad, el rechazo al compromiso por la comodidad, la incongruencia, la conveniencia, la falta de conocimiento y un verdadero convencimiento, han hecho que la falta de una constante preparación, actualización y práctica lleve a una gran mayoría a la indiferencia y apatía.

"Nadie ama lo que no conoce" y la consecuencia es que: la dejadez, el abandono, la falta de interés y de superación religiosa, nos ha llevado a desconocer los objetivos de nuestra religión: Creer, esperar, observar y recibir.

De estos objetivos: CREER, ESPERAR, OBSERVAR, Y RECIBIR, únicamente se lleva el primer objetivo y con bases muy endebles y, muchas veces solo de palabra. Lo que debemos esperar no se tiene fe. Lo que se debe observar, se desconoce, se huye del compromiso y se adapta cómodamente; y lo que se debe recibir se convierte en eventos puramente sociales.

Lo que debemos comprender es que:

No basta con creer, hay que practicar.
"Los demonios también creen, dice S. Tomás, pero como unos esclavos que aborrecen a su Señor.
Pero así como de nada sirve a los demonios este conocimiento que tienen, porque su voluntad es perversa, de la misma suerte de nada sirve a un cristiano esa creencia si no lo mueve el amor de Dios que se manifiesta en la conducta" (Stgo. 2, 19). Biblia Comentada - Straubinger.
"La fe que no va acompañada de hechos, es una fe inútil" (Stgo. 2, 20) "No basta con creer hay que practicar" (Mt. 7, 21). Si sólo se cree pero no se practica estamos viviendo una religión incompleta, insuficiente. Y además estamos dando anti-testimonio al decir una cosa y hacer otra. No basta creer con la boca sino con el corazón.

Afirma Carl Caleb Colton: Los hombres reñirán, escribirán, lucharán, morirán por la religión; todo excepto vivirla".

Creer: es dar por cierto.
Practicar: es ejercer, usar, instruirse y formarse.
Creyente es todo aquel que cree en algo o en alguien
El creyente a medias, cree pero no practica.
El creyente completo, cree, se prepara y practica.
El creyente, debe tener convicción en la que no exista ninguna duda. La creación es obra única de Dios, Dios en tres personas.
El católico debe tener absoluta obediencia de inteligencia y de generosidad, gratitud y amor a las enseñanzas de Dios.
"¿Con la fe le quitaremos el valor a la ley? ¡Claro que no! Más bien afirmamos el valor a la ley." (Rom. 3, 31)

El católico no cree en "algo", sino cree en ALGUIEN. Cree en Dios, lo ama y lo obedece, tiene deberes que cumplir. La verdadera religión no solo son actos individuales y externos.

Aun no podemos entender que solos no podremos humanizarnos ¡Jamás!, Que no podemos ni debemos vivir en soledad, en la esterilidad, en la lejanía y en el individualismo.

Lo que destaca en muchos católicos, desgraciadamente, es lo negativo: el odio, el egoísmo, la envidia, la soberbia, el conflicto y la división. La principal amenaza es nuestra propia ignorancia.

Jesús, lejos de promover el individualismo egoísta Él quiere una sociedad fraterna. Muchos buscan a Dios, pero toman ignorantemente el camino opuesto a Él. Otros buscan sinceramente a Dios, pero no lo escuchan, se han hecho un Dios a su conveniencia. A Dios no lo encontraremos construyendo cada uno, para sí mismo, una iglesia y una religión.

En la verdadera Iglesia todos somos importantes. Pero esa importancia no es para recibir honores y reconocimientos, sino para ser servidores de los demás.

El padre Flaviano Amatulli Msp. Nos dice: "la ignorancia religiosa es causa de división. El desconocimiento que existe entre los mexicanos es muy amplio, pocos se interesan por conocer los peligros que representan las sectas, ya que ni su religión conocen."

Para el padre Amatulli, el principal problema que enfrentan muchos bautizados es que no conocen su religión y son personas que fácilmente son convencidas por otro tipo de creencias que muchas veces disfrazan la verdad, mienten y engañan fácilmente a las personas. Los grupos sectarios buscan sembrar la destrucción en la familia e imponer la vida fácil del pecado.

Es necesario también reconocer y re- evangelizar para combatir la ignorancia, la animadversión y el escepticismo (incredulidad) de muchos hermanos y enfrentar con valor y amor los ambientes adversos.

Muchos viven alejados de la Iglesia por circunstancias personales, por vivir alguna situación anormal, por circunstancias familiares o por experiencias desagradables o conflictivas. Muchos creen estar fuera de la Iglesia, pero ¡nadie! lo está, sólo se necesita el arrepentimiento y un cambio de vida (conversión).

"Los sacerdotes deben ser los promotores de integridad y unidad. Los presbíteros, los religiosos y religiosas, los laicos comprometidos, deben ser el rostro amable, estimulante, reconciliador, integrador y agradable de la Iglesia". (Cardenal Norberto Rivera Carrera, 12 de Enero 2001 Nac. Basílica de Ntra. Señora de Guadalupe)

Muchos miembros de la Iglesia están más preocupados por las cuestiones políticas y personales que por una verdadera evangelización. Muchos no queremos darnos cuenta de la amenaza que se cierne sobre nuestra religión y de lo que somos culpables nosotros mismos.
"Necesitamos una transformación interior. Necesitamos reconstruir la Iglesia y la familia. Necesitamos palabras acompañadas de testimonio y de vida. Un vínculo entre fe y obras. La transformación es dolorosa pero necesaria". (Cardenal Norberto Rivera Carrera, 12 de Enero 2001 Nac. Basílica de Ntra. Señora de Guadalupe)

La ignorancia y la superficialidad han llevado a muchos a tratar de comprar algún sacramento (Simonía). Otros ven en los sacramentos la oportunidad de un evento social. Otros se han alejado de la verdadera religión por los falsos argumentos de las sectas. Muchos cambian a las sectas para ser "mejores". Pero para cambiar de vida no hace falta cambiar de iglesia, sino de corazón.
A cuántos les han inculcado que ser católico es no faltar al primer mandamiento de la Iglesia y los tres primeros mandamientos de la Ley de Dios. Que con aprenderse de memoria el catecismo como requisito para la primera comunión y posteriormente, tal vez, algún curso de Historia Sagrada, con eso basta para ser "auténtico" cristiano. Que ser católico es ser espectador (mirar pero sin responsabilizarse - pasivos) practicar actos piadosos en forma rutinaria y con eso están satisfechos.

El error de la gran mayoría es pensar, creer que ya todo se sabe, o que con lo poco que hemos aprendido en un curso de catequesis, es suficiente, cuando en realidad navegamos en una tremenda ignorancia doctrinal, fruto de la indiferencia, de la apatía, autosuficiencia y abandono, de no querer darse cuenta o no querer aceptar la magnitud del problema del que todos somos responsables.

El aspecto importante que debemos considerar con toda la seriedad es que nuestra fe se afirma en un trípode donde falta mayor cuidado, apoyo y dedicación: a nuestros hijos los bautizamos a los días o semanas o meses de nacidos, donde los padres y padrinos hacen acto de presencia como "expertos" en religión (se "supone") y piden la fe y se comprometen por el hijo y el ahijado.

De ahí hay un primer intervalo:

De 6 a 9 años, para continuar con los Sacramentos de Iniciación Cristiana, con la finalidad de que la niña o el niño sean concientes de los Sacramentos que van a recibir. Se les prepara en diversas formas y tiempo, para la reconciliación, la primera comunión y la confirmación.

Ahí habrá un segundo periodo:

De 10, 15, 20 o quizá hasta 25 años para volver a recibir alguna instrucción que se desvanece y se olvida porque es improvisada y extra-rápida sólo para cubrir el requisito… y hasta ahí llegó nuestra preparación religiosa.

El tercer espacio es indefinido:

Tiempo que las sectas aprovechan.
Se supone que esos tiempos (primero y segundo) son responsabilidad y los que debe aprovechar la familia, para la Evangelización doméstica; cosa que no sucede, por la falta de conocimiento religioso.

En esos 2 o 3 lapsos de años, que es la mayor parte de la vida, hay demasiado tiempo a la deriva, a la indiferencia y abandono de todos. Tiempo en que los niños, adolescentes, jóvenes y adultos están expuestos a otras ideologías, más que a una verdadera formación religiosa.

Ante estas realidades la fe heredada y sin posibilidades de reforzarla por convencimiento y motivación personal y, sin tener un verdadero encuentro personal con Dios, es una fe sin verdaderas bases, sin objetivos claros, es una fe débil que cualquier viento o circunstancia la arrastrará. Ahí tendremos hijos incrédulos, nietos ateos y bisnietos herejes.

No olvidemos que un buen hermano separado, es un mal católico.

"El mundo se resiste a creer palabras que no van acompañadas de un testimonio de vida" (Juan Pablo II en su 2ª visita pastoral a México).

"El seguimiento cercano de Jesús no depende de la preparación académica, sino de haber captado el sentido del Reino de Dios" (Cardenal Norberto Rivera Carrera, 12 de Enero de 2001 Nac. Basílica de Ntra. Sra. De Guadalupe.)

San Pablo me impulsa cuando dice: "Hay que arriesgarse si quiere uno anunciar a Cristo. Muchos esperan estar bien preparados y capacitados humanamente para hablar a los demás. Se preparan toda la vida y mueren sin haberse atrevido" (1 Cor. 1, 28) (Comentario de ese versículo – Biblia Latinoamericana).

La niñez, la adolescencia y la juventud tienen necesidad, tienen hambre de conocer y vivir el amor de Dios.

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