«VENID
BENDITOS DE MI PADRE; HEREDAD EL REINO»
Con esta solemnidad concluye el tiempo
ordinario. El próximo domingo con el Adviento se inicia un nuevo año litúrgico,
año del Señor. Este texto de Mateo no es solo la carta magna de la caridad al atardecer de
nuestra vida, es claramente un texto donde se refleja la profunda identidad de
Cristo cien por cien divino y cien por cien humano.
Jesús presenta el Juicio final de la humanidad cuando vuelva entre las
nubes como Juez misericordioso. Dividirá a la humanidad entre las ovejas y las
cabras. Todas le pertenecen. Sin embargo la diferencia es abismal. Seremos
todos examinados en el amor concreto y real. Nadie quedará al margen. Nuestra
vida nos la jugamos en el Amor a Dios que aterriza en los que viven en todas
las intemperie en todas las periferias.
La clave está en la pregunta de unos y otros ante el Señor que
viene como Juez misericordioso... Señor cuándo te vimos hambriento, sediento, en la cárcel,
enfermo... Sería terrible que pasemos de largo ante los que son el rostro
preferido del Señor, los que sufren.
Aquí está el argumento principal que tiene
a Jesús como centro en el juicio final de la historia. Tener un corazón que
descubre la carne de Jesús en todos los empobrecidos de la historia, de la
vida. Descubrir
el latido de su corazón en cada persona que nos encontramos en el camino de la vida y que tenemos que
ver al Señor. Sería terrible que Jesús nos dijese que la prueba de algodón de
nuestra santidad es la caridad... y que no podemos vivir con Él toda la
eternidad porque no hemos tenido nunca los sentimientos de su Corazón.
+ Francisco Cerro Chaves -
Arzobispo de Toledo
Primado de España
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