«ESE ACOGE A PECADORES Y COME CON ELLOS»
La perla de las parábolas es la
de Lucas, del hijo prodigo. Es la parábola de la esperanza. Es una oferta continua para creer en su misericordia.
Me gusta meditar en los tres
corazones que refleja la parábola. El primer corazón lo encarna la
inexperiencia del hijo menor. Es el insatisfecho siempre con todo. Curiosamente
a veces los más insatisfechos son los que más han recibido. El hermano menor
que es el corazón que se pasa toda la existencia con la tentación de marcharse
de la casa del Padre por su insatisfacción y que acaba en lo más bajo,
comiéndose las algarrobas de los cerdos. ¿Tengo yo un corazón insatisfecho?
El Corazón del Padre expresa la
unidad y la reconciliación. Siendo el más viejo es el más joven en el
corazón porque no ha dejado de amar nunca a sus hijos. El Padre cura nuestras
heridas poniéndonos el anillo de la alianza fiel, la túnica de hijo y las
sandalias que dicen que nos somos esclavos.
El hijo mayor que nunca se marchó
de la casa del Padre es el corazón del fariseo que nunca se fueron del pueblo
elegido pero nunca vivieron en casa con la confianza de hijos. Comete el pecado
de la envidia que le lleva a juzgar al hermano sin piedad.
Una palabra delata un corazón herido
y enfermo…hace tantos años que te sirvo sin dejar de cumplir una ley
tuya…Necesita convertirse para vivir como hijo y no como esclavo en la misma
casa del Padre. Es la conversión de vivir con los sentimientos del corazón de
Cristo.
+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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