« YO CONOZCO A
MIS OVEJAS Y ELLAS ME CONOCEN »
Domingo del buen pastor que cuida de cada
uno de nosotros si le dejamos ser nuestro Buen Pastor. Domingo para meditar si
el Señor es el que pastorea mi vida. Si le dejo cuidar de mi vocación, pues
aunque vaya por valles de tinieblas... Tu vara y tu cayado me sosiegan.
Mi vida le pertenece al Señor. En la vida
y en la muerte somos del pastor bueno. Existe la vocación a la santidad cuando
nos ponemos en sus manos, con una infinita confianza y sabemos que nada ni
nadie nos podrá quitar el amor de Jesús.
Ser de Dios no siendo de uno mismo, es
dejarse conducir por el Amor de los amores. Un pastor que nunca
nos deja a la intemperie cuando viene el lobo, sino que nos defiende para que
los lobos no hagan estragos. Es siempre dejarse cuidar para que el Señor nos
conduzca a fuentes Tranquilas y repare nuestras fuerzas.
Volver al rebaño de su corazón, es tener
como el buen pastor una vida entregada. Es saber de qué nada ni nadie nos podrá
quitar el amor de Jesús, y es sembrar por todas parte el buen
olor de Cristo, ser pastores que huelen a oveja y sembrar los caminos de la
vida de un amor vencedor en mil
batallas.
+ Francisco
Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
Primado de España
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