«TÚ
LO DICES: SOY REY. YO PARA ESTO HE NACIDO Y HE VENIDO AL MUNDO»
El ciclo litúrgico se cierra con esta fiesta de Cristo
Rey en la que se nos presenta el célebre diálogo entre Pilato y Jesús… Detrás
de este diálogo encontramos la terrible soledad en la que muere el Señor:
abandonado por cuantos le temían como peligroso rival de sus púlpitos o de sus
tronos (los fariseos y Pilato); por quienes le depreciaban desencantados ante
un Mesías demasiado poco peleón y agresivo (zelotes); también por quienes le
seguían y amaban sinceramente, pero que acabarán huyendo, escondiéndose o
renegando (discípulos).
La Verdad de Jesús, la Verdad de Dios,
también tenía un precio duro e incómodo: la soledad. … Jesús no quiso más que
dar su vida por la obra del Padre Dios, de la cual vivió y por la cual se
desvivió.
Así lo dice ante Pilato: “para esto he
nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad”. Se
trata… de una verdad que tiene rostro, que tiene voz, que genera verdadera
esperanza y gusto por la vida.
El Semblante y la Palabra del Padre Dios es lo que Jesús
testimonia, lo que Él nos da como verdad, como camino, como vida. Su Verdad es
nuestra verdad, y no la que a veces nos inventamos nosotros...
La verdad de la vida, la verdad del amor, la verdad de la
justicia, la verdad de la paz, la verdad de Dios y la del hombre, tienen un
único rostro, una única voz, un único nombre: Jesucristo.
Quiera Él ayudarnos a sentar esta verdad en nuestro trono
personal y colectivo, y a abrazarla con todas nuestras fuerzas aunque ello nos
pudiera ocasionar una pequeña o una grande soledad por los dominadores que usan
y abusan de sus mentiras para seguir a toda costa en su poltrona de codicia, de
lujuria y de poder.
Sólo la Verdad nos hace libres, sólo el reinado de
Jesucristo nos permite desmontar toda esclavitud y vivir como hijos ante Dios y
como hermanos ante los demás.
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Fr. Jesús Sanz Montes, ofm - Arzobispo de Oviedo
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