TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 25 de marzo de 2018

DOMINGO 25 DE MARZO DE 2018, - DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR


«DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?»



     La pasión de Cristo es el “te quiero” del Padre a la humanidad, entregado por amor a su Hijo amado para que “tengamos vida y la tengamos en abundancia”.
     La pasión, según San Marcos, nos introduce en lo que se predicaba en la catequesis a los catecúmenos y a los que iban a ser bautizados en la noche de Pascua y que sabían que les aguardaba el martirio físico y real con el derramamiento de sangre o una vida nada fácil por el seguimiento de Jesús. Todavía no tenía derecho de ciudadanía el ser cristiano y se encontraban con persecuciones y todo tipo de obstáculos a su fe.
     Marcos, traza en su pasión cinco grandes subrayados que le llevan a presentar a Jesús como el Siervo de Yahvé, que “no abrió la boca” y que “manso y humilde” asume todo lo humano, toda la soledad, el desprecio y el grito de “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado” para presentarnos el drama de la pasión desde un corazón humano.
-    -Se subraya que Jesús va a la Pascua “voluntariamente aceptada” y asume con todas sus consecuencias la encarnación al “no hacer alarde de su categoría de Dios”
            -Se narra toda la Pasión, las dificultades y todos los escenarios y personas de la pasión (los apóstoles, Barrabás, Pilato) con un realismo que sólo se puede contar con estremecimiento.
                  -El discípulo, el catecúmeno, el que se prepara para recibir el Bautismo debe saber y asumir lo que significa y cuesta el seguimiento de Jesús con todas las consecuencias. No se recrea en los sufrimientos físicos, morales, espirituales del “Verbo Encarnado”, pero tampoco los dulcifica. Es más, parece que quiere decir sin tapujos y ambigüedades que seguir a Jesús hasta la cruz es esto ni más ni menos.
                    -Llama la atención en todo el Evangelio de la Pasión, según San Marcos, que tiene su propia “originalidad” contada, pues algunos datos no son fáciles de contar y, sin embargo, Marcos lo hace en directo para presentarnos al Siervo sufriente, humano hasta los tuétanos, frágil y débil y, a la vez, confiado en la voluntad del Padre que aparece siempre invisible, pero no ausente.
                 -Al final, presenta a María Magdalena y a las mujeres que viven un drama que les desborda y que las lanza a la esperanza de un sepulcro vacío donde San Marcos va a despejar el acontecimiento central de nuestra fe, en pocas líneas, para afirmar que la fe en el Resucitado es la misma Persona,  es la misma que el que enterraron en debilidad  el Viernes Santo, Jesús, que el catecúmeno debe confesar con la vida, como su Señor.
  
                      
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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