TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 2 de septiembre de 2018

DOMINGO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2018, 22º DEL TIEMPO ORDINARIO

«ESTE PUEBLO ME HONRA CON LOS LABIOS, PERO SU CORAZÓN ESTÁ LEJOS DE MÍ»


     El Evangelio de Marcos, el del catecúmeno, el de los que se preparan para el Bautismo, para acoger que la salvación nos viene por Jesús y no por la circuncisión, ni por las tradiciones humanas. Sólo salva Jesús. Precisamente, en nuestro tiempo en el que tanto se desprecia la idea de un Salvador. Si como nos dijeron, una y otra vez, que sólo nosotros nos salvamos y que nadie nos puede aupar y ayudar a subir al cielo, que comienza aquí cuando somos “santos e irreprochables ante Él por el amor”. Es Dios Amor el que nos ofrece la salvación que nosotros acogemos en nuestra pobreza.
     Ante la salvación que hoy, a pesar de ser rechazada, es más buscada que nunca y hace tantos creyentes en las brujas, el tarot, las cartas, los adivinos o tantos filósofos de la sospecha que en el fondo han tratado de sustituir a Dios por la salvación que ellos auguraban al corazón humano, nos salva la sexualidad (Freud), nos salva la economía (Marx), nos salva la soberbia de no replegarnos ante nadie, nos salva el superhombre (Nietzsche). En aquellos tiempos, como hoy también, existían los autorreferenciales, los que no necesitan de Dios porque ellos mismos se bastan y se salvan.
     Los fariseos no son una secta del tiempo de Jesús, que tuvo su historia, sino que es una actitud del corazón que se repite continuamente y es que piensan que nos salva nuestro cumplimiento de la ley, el aprovecharse de Dios para hacer en nosotros nacer el pegarle en la cresta a los demás por nuestra profunda soberbia. “Te doy gracias, Señor, porque yo no soy como ese adúltero, ladrón” y le cuenta a Dios lo bueno que es. No sabe que separándose de los pecadores, que somos todos, se separa de Dios que “ha venido a salvar no a los justos sino a los pecadores”.
     Los fariseos se aferran a tradiciones humanas surgidas de su propio yo, que no se apoyan en la auténtica ley de Dios. El ejemplo que pone Jesús es muy significativo. Se quedan en lo externo, en lo que se ve, en lo que es fácil que nos produzca engaño ante Jesús que nos habla del corazón, del interior, de la actitud con que vivimos las cosas y es donde vamos a ser examinados en el amor. Contrasta con los fariseos que todo son normas externas, purificaciones por fuera, normas cumplidas y que por ser tradiciones humanas parece que les da derecho de ciudadanía para criticar a Dios, a los hombres y a todos cuanto no esté de acuerdo con ellos, pero por ser sólo tradiciones humanas su corazón está muy lejos del Amor de Dios.

    +Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres






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