TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 23 de septiembre de 2017

DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE, 25º DEL TIEMPO ORDINARIO



«MIS PLANES NO SON VUESTROS PLANES»


     El Señor en su amor a la viña, que es el pueblo de Israel, que es la Iglesia, que somos cada uno de nosotros, es claro y patente. Precisamente el profeta Isaías en el capítulo 5 canta el amor del Señor por su viña. Esa viña es el pueblo de Israel, es la Iglesia, somos cada uno de nosotros, que estamos llamados a dar fruto abundante.
     En este texto el amor del Señor por su viña hace que envíe viñadores a todas horas, desde el amanecer hasta el final de la jornada, con el único fin de que dé fruto y fruto abundante. Al final va pagando, uno por uno, a todos los que ha contratado y ha querido para trabajar en su viña.
     Como siempre y en este caso nos parece a todos lo más normal del mundo, es que el Señor le pague a cada uno según las horas y el tiempo contratados. Surge el asombro cuando se ve que a todos les paga lo mismo que a lo que habían sido ajustados los de la primera jornada, los primeros contratados y protestan y con razón. Esperaban más. Han soportado el calor del día y el peso de la jornada ¿Pero cuál es la moraleja de esta parábola?
     La gratuidad de Dios para el que generosamente trabaja con el Señor en su viña, tiene la recompensa en Él mismo como don y, como se dice en un himno precioso de Vísperas: “A jornal de gloria no hay trabajo grande”. En el fondo, es sencillamente el saber que la recompensa del que sigue a Cristo, es el mismo Cristo regalado. Los que llegaron primero han estado más tiempo con Él, han vivido los primeros momentos de la jornada y el estar con el Señor y la gratuidad del seguimiento tiene la recompensa de quien ha conocido el Amor de Dios y nos hace sentir la alegría y el gozo de quien se sabe bien pagado por su Amor y su Amistad.
     A veces, hacemos interpretaciones donde Dios sale mal parado ¿Acaso no se puede entender esta parábola como que Dios es caprichoso, incluso injusto? Lo que quiere recalcar la parábola es que y la lógica humana no es la lógica de Dios, que es siempre gratuidad un Amor que nos desborda, porque es desconcertante, pero no injusto ¿Acaso te molesta que sea tan bueno? 

+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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