«MAESTRO BUENO, ¿QUÉ
HARÉ PARA HEREDAR LA VIDA ETERNA?»
Estamos ante la pregunta religiosa del hombre de todos
los tiempos:
qué hacer para salvarse. Este hombre que busca a un Maestro Bueno, se
encontrará con alguien insospechado que pondrá en crisis sus usos y costumbres.
Jesús irá repasando lo que su interlocutor
sabía… Suponemos la cara de satisfacción de aquel hombre. Todo cuanto el
Maestro Bueno iba enumerando... él lo cumplía, él lo sabía, ¡desde su más
tierna infancia!
Aquel
buen hombre practicaba una especie de “consumismo religioso”. Él
era rico de tantas cosas, y también quería acumular su tesoro de virtud, su
cofre de mandamientos y cumplimientos para no ser pobre en nada… ¿Qué hace
falta para tener también la vida eterna?
La sorpresa es que Jesús no le dice “añade” esto que te
falta en tu acopio, sino más bien deja lastre, abandona cosas, déjate a ti
mismo... y sígueme,
vente conmigo, comparte mi vida, anuncia mi Palabra, construye mi Reino.
Este era el nuevo mandamiento, el único
mandamiento, la gran novedad: seguir al Maestro Bueno, dejando todo lo demás.
La salvación no es fruto de nuestras conquistas, …es un don, un regalo, una
gracia, que Dios da en su Hijo: la salvación es encontrarse con Jesucristo.
Seguirle e imitarle, ha sido lo que han hecho los que verdaderamente se han
encontrado con Él.
Un encuentro que no se ha quedado en
intimismo privado, sino en una santidad que da gloria a Dios y que bendice a
los hermanos fructificando en mil empresas de caridad, de humanización, de
libertad, de justicia y de paz.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm –
Arzobispo de Oviedo
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