TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 25 de agosto de 2018

DOMINGO 25 DE AGOSTO DE 2018, 21º DEL TIEMPO ORDINARIO


«SEÑOR, ¿A QUIÉN VAMOS A ACUDIR? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA»


     La Palabra de Dios es lámpara que ilumina nuestra vida, saboreada y gustada, es la auténtica sabiduría que nos hace poner nuestro corazón en lo que únicamente no tiene fecha de caducidad, el Amor de Dios.
     Muchos autores están de acuerdo en que, en estos momentos de la vida de Jesús, se está cociendo un cierto fracaso. Las multitudes que le han buscado por intereses porque “les ha dado de comer”, se encuentran con la cruda realidad de que Jesús, profundamente humano, es también totalmente divino.  Dios de Dios, Luz de Luz y al hablar claramente del misterio de la Eucaristía, ya no sólo las multitudes sino también los discípulos, aquellos que le siguen por los caminos polvorientos de la vida, se echan para atrás cuando Jesús claramente habla de “comer su carne y beber su sangre”. Para un judío, como dice Vittorio Messori, es incomprensible beber la sangre, donde estaba la vida, y se echan para atrás, ya no le entienden y no le siguen. Se han quedado atrapados en un misterio que les desborda y les cuesta saber “esperar” la sabiduría de los pobres y se alejan de quien es el pan de vida.
     Impresiona la actitud de humildad del Corazón de Cristo. Es como “la gallina recogiendo a sus polluelos”. No sabe qué decirles, es como una madre que experimenta que se le van los hijos y no sabe qué hacer. Por otra parte, no puede callar ni disimular el Misterio central de nuestra fe: “le diste pan del cielo que contiene en sí todo deleite”. El deleite es el Redentor hecho comida, “pan partido y sangre derramada para la vida del mundo”.
     Ante la pregunta de Jesús a “los suyos”, a los de “su casa”, a los que había venido y no le recibieron “Vino a los de su casa y los suyos no le recibieron”, como queja amarga en el prólogo de San Juan. ¿También vosotros queréis marcharos? Esperan en silencio dramático al corazón de los escandalizados por la Eucaristía.
     Pedro, ¡qué gran hombre!, fraguado en sus debilidades y pobrezas, en sus fanfarronerías y en su profunda humildad de que a veces no se entera de la fiesta, responde con todos los apóstoles, con toda la Iglesia, con todo el deseo de cada corazón humano. “¿Dónde vamos a ir sin Ti, si sólo Tú tienes Palabras de vida eterna? En Ti, Señor, hay vida después de la muerte y hay vida antes de la muerte. Estando contigo todo nos habla de una vida que sólo Tú puedes darnos. No es la vivacidad del mundo que es lo que le ocurre como si sacásemos un pez de la pecera, que da saltos fuera del agua, pero es porque se muere, no respira, tiene vivacidad de salto, pero se muere. La muerte es más que vivacidad. Ese pez vive feliz en el agua aunque no dé saltos Jesús que es la vida, la vida sin fin, es como estar dentro del agua y aunque no demos saltos de vivacidad estamos vivos. Jesús es la vida, es el camino verdadero.

+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

No hay comentarios: