TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 26 de noviembre de 2017

DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE, 34º DEL TIEMPO ORDINARIO - SOLEMNIDAD DE CRISTO REY



«VENID BENDITOS DE MI PADRE; HEREDAD EL REINO PREPARADO»




     Jesucristo es Rey porque su mayor deseo es que le acojamos en el corazón, para que reine en nuestros afectos, en nuestra vida, en nuestro corazón. Construyamos el Reino de la civilización del Amor, teniendo a Jesús como Rey, título que Jesús acepta sólo al final de su vida, en el contexto de la cruz, cuando parece afirmar que su reino no es al estilo del mundo.
     Este texto, que San Juan Pablo II citaba con frecuencia y que lo llamaba esencial porque revelaba lo profundo de Cristo, nos habla de que vamos a ser examinados en el Amor, para explicar que es Jesús como decía San Juan de la Cruz, “en la tarde de la vida seremos examinados en el Amor”. Un Amor que se debe hacer concreto para descubrir a Jesús que está presente en el hambriento, en el desnudo, en el pobre, en el encarcelado, en los que viven en todas las periferias.
     Él vendrá como Rey, como Buen Pastor, como Juez Misericordioso, como Amigo del alma. Vendrá como la misma bondad que vive siempre y que le hace actuar con Corazón ilimitadamente Bueno. Es Rey, pero no como los Reyes del mundo, que buscan que les sirvan. Jesús sólo vivió para servir.
     Vivamos toda la vida amando en el presente y descubriendo que vive en la Eucaristía, en la Iglesia y que nos lanza al  amor y servicio a los pobres.
     Luchemos para que escuchemos un día de sus labios: Ven, bendito de mi Padre”. Hagamos de nuestra vida una auténtica parábola de Amor y de Misericordia. No nos quedemos en la queja estéril de decir que no lo conocemos, que no hemos visto su Rostro cuando se ha identificado con todos los pobres, con todos los que sufren de la humanidad.
     Cuando Él venga que nos encuentre perdidos entre los hermanos, con las manos en la masa del servicio, con el corazón limpio para ver a Dios en todos los encarcelados, enfermos, desnudos, hambrientos y sedientos, y que Cristo Rey nos dirá: Ven, bendito de mi Padre”.
     El domingo, con el cual se clausura el Año Litúrgico, con la fiesta de Jesucristo Rey del Universo, nos vuelve a introducir en un Cristo Rey capaz de identificarse con todos los empobrecidos y sufrientes de la vida. Los que viven sin más esperanza que la que les trae el “Amigo que nunca falla”, CRISTO REY DEL UNIVERSO.


+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres



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