TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 11 de febrero de 2017

DOMINGO 12 DE FEBRERO DEL 2017, 6º DEL TIEMPO ORDINARIO

«…NO HE VENIDO A ABOLIR, SINO A DAR PLENITUD»

     El sabio, en el Evangelio, es la persona que puede decir que ha experimentado y gustado el amor a Dios que da sabor a la vida. ”Gustad y ved que bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él”  (Salmo 33). El “saboreo” del Dios Amor es la auténtica sabiduría. Sabio no es el que tiene muchos conocimientos, ni muchas carreras, ni mucha teología de academia, sino el que ha gustado y saboreado a Dios.  Es el que se acerca al Señor de la Vida, “de rodillas” y, experimentado el Dios de la vida, aprende de las cosas sencillas con un “sexto” sentido que le hace interpretar y gozar de las cosas de Dios, saboreando y gozándose, desde esa sabiduría, en lo más grande y hermoso de la vida. El sabio es la persona humilde y feliz porque ha conocido el verdadero Amor de Dios.
     Cuando he realizado la Visita Pastoral a algunas de las zonas más pobres de mi Diócesis, me he encontrado con personas de una profunda sabiduría. Podían parecer que no eran de carrera o “letradas”. Habían adquirido, viviendo desde la sencillez  de Dios, una sabiduría capaz de convencer al mundo. Recuerdo que una mujer me decía. “He perdido a dos hijos y he sufrido mucho, pero todavía pienso que el Señor no permite más de lo que todavía puedo sufrir”. Es la sabiduría que se experimenta amada, incluso en los momentos más dolorosos  de la vida.
     Los hombres y mujeres del  Antiguo Testamento tenían una sabiduría que era admirada por los pueblos de alrededor. Ahora, con Jesús, la sabiduría del Padre, que es Él, por la Encarnación, Muerte y Resurrección, nos lanza a una sabiduría nueva: “Se os dijo, pero Yo os digo”. Vuelve a la experiencia más radical del Amor, que es volver a lo que nunca caduca, a no dejar en el sótano de nuestro corazón la amargura y el deseo de venganza, que nos hace tan infelices. La verdadera sabiduría se experimenta orando y en la unión con Dios.
     Jesús nos anima a mirar su Corazón, a poner los ojos en quien “tiene traspasado el Corazón”. Viendo cómo vivió Él, aprendemos a vivir, a perdonar, a no utilizar “el ojo por ojo y el diente por diente”  porque al final todos, absolutamente todos, desdentados y ciegos. No salir de la espiral del mal es no solucionar los problemas.
     La sabiduría es “saborear” que “para los que aman a Dios todo les sirve para el bien”. La malicia engendra malicia, el rencor más rencor, la venganza engendra crimen. Sólo el Amor vence todo y nos hace estar en otra orilla, en otra realidad que es la sabiduría de los pobres, de los que confían y tienen el corazón ilimitadamente bueno de Jesús. La sabiduría se estrena con el corazón humilde y se hace realidad con las cosas sencillas de cada día.

+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres  


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