TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

viernes, 29 de julio de 2016


LEER PARA LA COMUNIDAD



     Lo sabemos bien: leer la Palabra de Dios es una parte muy importante de nuestras misas. También sobemos otra cosa: que leer bien es un gran servicio que hocemos a la comunidad. Y una terrera: que no es fácil hacerlo bien. ¿Cómo podemos mejorar? ¿Corno podemos hacer que la Palabra de Dios, a través de nosotros, llegue con toda su tuerza a la asamblea cristiana?
     Nadie nace enseñado. Y todos aprendemos a hacer las cosas, haciéndolas. Esto significa que no tenemos que tener ningún reparo de ofrecer nuestro servicio como lectores cuando se nos pida, aunque sepamos que no lo hacernos perfectamente. Pero también quiere decir que vale la pena dedicar todos los esfuerzos que podamos a mejorar nuestra manera de leer.
      Mejorar la manera de leer... No sólo técnicamente (vocalización, guardar la distancia adecuada del micrófono, realizar las pausas necesarias...), sino también espiritualmente, conociendo mejor lo que leemos y viviéndolo de verdad.

DIOS DIRIGE LA PALABRA A TRAVÉS DE NOSOTROS

     Leer bien es recrear, dar vida a un texto, dar voz a un autor, Es transmitir a la comunidad lo que Dios le quiere decir hoy, aunque el texto pertenezca a libros antiguos. Se trata, no sólo de que se escuche bien el sonido, sino de que se facilite el que todos vayan captando el sentido y el mensaje que nos viene de Dios, y se sientan movidos a responderle. El texto a veces es difícil. Las motivaciones y la preparación de los presentes no siempre están muy despiertas. Si, además, el lector cae en los conocidos defectos –(precipitación, mala pronunciación, fraseo inexacto, tono desmayado, mal uso de los micrófonos)- se corre el peligro de que la llamada "celebración de la Palabra" sea un momento poco menos que rutinario e inútil dentro de la misa.
     Un lector tiene que ser buen "conductor" de la Palabra. Para que llegue a todos en las mejores condiciones posibles y todos puedan decir su "sí" a Dios. Por esta persona la Palabra de Dios se 'encarna" y se hace vida. De la "escritura' pasa a ser palabra viva dicha hoy y aquí para esta comunidad, El lector o lectora, por tanto, deberá hacer todo lo que esté en su mano para ser buenos mediadores del mensaje de Dios. 

EL LECTOR, EL PRIMER OYENTE

     El lector es el primer oyente de la Palabra, el primero que ha de "escuchar" en su interior lo que Dios dirá -por su boca- a la asamblea.
     La preparación de una lectura, por tanto, tendría que comenzar siempre con actitud de oración: esto que ahora leeré ¿qué me quiere decir? ¿qué mensaje me dirige Dios a través de su Palabra? Para tener esta actitud de oración ante la Palabra de Dos, sin duda, será una ayuda que el lector "ame" la Biblia, la lea a menudo, la conozca,…


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