TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

viernes, 28 de mayo de 2021

JORNADA “PRO RANTIBUS” 2021

 

     «La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo» es el lema de este año de la Jornada Pro Orantibus, que la Iglesia celebra en la solemnidad de la Santísima Trinidad, el próximo 30 de mayo.

   Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, organizadora de esta Jornada, recuerdan en el mensaje que «este es un año más, pero no un año cualquiera. Estamos atravesando una situación global que ha trastocado fuertemente nuestras vidas». Por ello, subrayan la importancia de la vida contemplativa «que sufre cuando el mundo sufre porque su apartarse del mundo para buscar a Dios es una de las formas más bellas de acercarse a él a través de Él».

 «Vivimos verdaderamente en un mundo cada vez más extraño y tan alejado de Dios que acaba por banalizar el hecho de la muerte y el destino eterno de cada persona. Esta nueva situación reclama de manera urgente el visibilizar la vida contemplativa y el contenido de su misión. La vida en el silencio de los claustros, la celebración diaria de la Eucaristía, el rezo de la Liturgia de las Horas, el trabajo oculto y la intercesión constante por todos, ponen de manifiesto en medio de nuestro mundo la primacía de Dios, nos recuerdan cual es el fundamento de nuestra existencia y nos invitan a mirar, más allá de la muerte, hacia un horizonte de esperanza. La muerte, grita la vida contemplativa, ha sido vencida. Somos ciudadanos del cielo y es allí, junto a Dios tres veces santo, donde está nuestra meta y hacia donde hemos de dirigir nuestro deseo. Así nos lo enseña San Pablo: “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter así todas las cosas” (Flp 3,20-21). » (+ Juan Antonio, obispo Complutense)

OBJETIVOS DE LA JORNADA 

 

     Orar por los que entregan generosamente su vida a la oración diariamente: las personas consagradas en la vida contemplativa.

     Expresar el reconocimiento, estima y gratitud por lo que estos hermanos y hermanas nuestras representan en la Iglesia y en nuestra sociedad, agradeciendo a Dios –dador de todo don– el rico patrimonio espiritual de los Institutos de vida enteramente contemplativa.

  Dar a conocer la vocación específicamente contemplativa, tan actual y tan necesaria en la Iglesia y para el mundo, promoviendo iniciativas dirigidas a incentivar la vida de oración y la dimensión contemplativa en las Iglesias particulares, dando ocasión a los fieles –donde sea posible– de la participación en las celebraciones litúrgicas de algún monasterio, salvaguardando, en todo caso, las características propias de la clausura.




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