TIEMPOS LITURGICOS

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jueves, 18 de febrero de 2021

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA

 
FEBREROREPARAR

 Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

Reflexiones que nos animen y ayuden a encontrarnos con Jesús sacramentado y descansar en su corazón.

      Cada mes daremos algunas pinceladas sobre diversas virtudes que nos ayuden a vivir la media hora de adoración que tanto insistía el Venerable Luis de Trelles, o contemplar cómo las vive el Señor desde el Sacramento; utilizando la Palabra de Dios, el Magisterio, textos de santos u otros autores, y recogiendo cada mes una de las promesas del Corazón de Jesús, acabando con una oración.

 REPARAR

   La Palabra de Dios nos anima a vivir con espíritu de reparación:

   “Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia.” (Col. 2,24)

   “¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil.” (Mt. 26,40-41)

   San Juan Pablo II, nos ha recordado en varias ocasiones  la importancia de la hora santa, para recuperar la hora perdida en Getsemaní. Nos recuerda la limosna que nos pide el Señor a nosotros en su Pasión en la Encíclica DIVES IN MISERICORDIA 30/11/1980: “Los acontecimientos del Viernes Santo y, aun antes, la oración en Getsemaní, introducen en todo el curso de la revelación del amor y de la misericordia, en la misión mesiánica de Cristo, un cambio fundamental. El que «pasó haciendo el bien y sanando», «curando toda clase de dolencias y enfermedades», él mismo parece merecer ahora la más grande misericordia y apelarse a la misericordia cuando es arrestado, ultrajado, condenado, flagelado, coronado de espinas; cuando es clavado en la cruz y expira entre terribles tormentos. Es entonces cuando merece de modo particular la misericordia de los hombres, a quienes ha hecho el bien, y no la recibe. En esta etapa final de la función mesiánica se cumplen en Cristo las palabras pronunciadas por los profetas, sobre todo Isaías, acerca del Siervo de Yahvé: «por sus llagas hemos sido curados».

   En la pasión y muerte de Cristo —en el hecho de que el Padre no perdonó la vida a su Hijo, sino que lo «hizo pecado por nosotros» — se expresa la justicia absoluta, porque Cristo sufre la pasión y la cruz a causa de los pecados de la humanidad. La dimensión divina de la redención no se actúa solamente haciendo justicia del pecado, sino restituyendo al amor su fuerza creadora en el interior del hombre, gracias a la cual él tiene acceso de nuevo a la plenitud de vida y de santidad, que viene de Dios. De este modo la redención comporta la revelación de la misericordia en su plenitud.”

  Lo mismo nos anima la “Imitación de Cristo” Libro 3, 22: “¿Por qué quieres dilatar tu propósito? Levántate y comienza en este momento y di: Ahora es tiempo de obrar; ahora es tiempo de pelear; ahora es tiempo conveniente para enmendarme.

  Cuando no estás bien y tienes alguna tribulación, entonces es tiempo de merecer”.

   San Manuel González, apóstol de los Sagrarios abandonados y gran promotor de la Adoración Nocturna, nos dice en Obras Completas n. 218: “Jesús está en el Sagrario con el Corazón palpitante de amor sin fin a su Padre y de amor hasta el fin a nosotros; si ese amor que sube a su Padre es infinitamente latréutico, porque lo alaba como Él se merece, e infinitamente eucarístico, porque le da gracias por los beneficios que nos hace hasta dejarlo satisfecho, e infinitamente expiatorio, porque le aplaca por los pecados con que le ofendemos, hasta ponerlo en paz. Y es infinitamente impetratorio, porque con clamor válido intercede y ruega por nosotros. (…) Si todo esto es así, yo debo estar ante el Sagrario con todo mi corazón y con todo el amor de él, para sumergirme en aquel Corazón y palpitar con sus mismas palpitaciones y amar como Él ama, alabando, agradeciendo, expiando, intercediendo al Padre celestial y disponiéndome a darme por Él de todos los modos a mis prójimos hasta el fin, sin esperar nada…”

     Vivamos la reparación en unión al Corazón de Jesús como nos dice San Juan Pablo II el 09/07/1989, el mismo Papa nos dio ejemplo de ofrecer sus sufrimientos -atentados, operaciones, enfermedades, viajes…- unidos al Corazón de Jesús: “Con relación a los hechos de la pasión, la expresión “Corazón de Jesús” nos hace pensar también en la tristeza de Cristo por la traición de Judas, el desconsuelo por la soledad, la angustia ante la muerte, el abandono filial y obediente en las manos del Padre. Y nos habla sobre todo del amor que brota sin cesar de su interior: amor hacia el Padre y amor sin límites hacia el hombre.

     Por la unión del Corazón de Jesús a la persona del Verbo de Dios podemos decir: en Jesús Dios ama humanamente, sufre humanamente, goza humanamente. Y viceversa: en Jesús el amor humano, el sufrimiento humano, la gloria humana adquieren intensidad y poder divinos”.

     Promesa del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de Alacoque: “Los pecadores encontrarán en mi Corazón una fuente y océanos infinitos de misericordia. Los tibios se harán fervorosos.”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Vivo mi noche de adoración con espíritu reparador unido a la Redención de Cristo hoy?

   ¿Soy consciente de que el mal del mundo es el pecado y que necesita reparación?

   ¿Aprovecho las ocasiones que se me presentan para hacer actos internos y externos de reparación como los niños de Fátima, desde la vida ordinaria?

   ¿Colaboro con mis actos de reparación al triunfo del Corazón Inmaculado de María como ha prometido?

 

Reparemos con la oración que el Ángel enseñó a los Pastorcillos de Fátima:

     “Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por las ofensas, sacrilegios e indiferencias con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores”.


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