TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 17 de mayo de 2020

DOMINGO 17 DE MAYO DE 2020, 6º DE PASCUA

«YO PEDIRÉ AL PADRE QUE OS DÉ OTRO DEFENSOR» 


     Todos los textos de la Palabra de Dios hablan del Espíritu Santo. Ese gran desconocido. Esa presencia humilde, como tercera persona de la Santísima Trinidad,  tiene como misión formar en nosotros los sentimientos de Cristo. Siempre el Espíritu Santo como persona divina enviada es para hacer nacer, o hacer presente a Jesús en esta tierra. Descendió sobre el seno purísimo de la Virgen y nació Jesús, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Descendió en el cenáculo con María orando con los apóstoles y nació el cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Todo lo que toca el Espíritu Santo es para que Jesús viva en nosotros y en una humanidad sedienta del Agua viva.
     Juan nos habla abiertamente de otro Paráclito, otro intercesor, otro abogado contra el que nos acusaba de noche y de día. Lo mismo que la misión del diablo es acusar y destruir. Siempre dividiendo la obra de Dios. Es propio del Espíritu Santo la unión y la comunión. Nos defiende del acusador y nos libra de nuestros enemigos.
     Jesús también se nos presenta como abogado nuestro. Al hablarnos de darnos otro abogado, se muestra Él también como abogado defensor, e intercesor delante del Padre a favor nuestro. La Unión de la Trinidad está reflejada aquí en cuanto que el Espíritu Santo nos conduce para cumplir la voluntad del Padre, lo mismo que condujo a Jesús al desierto de la oración, para ser buena noticia para los que sufren y a la cruz y la resurrección. Si el Espíritu Santo nos condujera a lo que no condujo a Jesús, seria del Tentador y padre de la mentira.
     Jesús muerto en la carne ha sido vivificado por el Espíritu. Como dice la carta a los Hebreos de Jesús, que se ofreció en la cruz con un Espíritu eterno. Ahora preparándonos para el gran fruto de la Pascua, que es Pentecostés y el gran don del Corazón de Jesús, que es el Espíritu Santo. Vivamos con la confianza de que con sus dones alcanzaremos la santidad, que es vivir con los sentimientos del Corazón de Cristo.


+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
                                                        Primado de España



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