TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

martes, 28 de abril de 2020

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA


ABRILDESDE EL CUARTO DE GUARDIA

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS


1º Marco para esta noche de abril.

   Suplicar al Señor que la Eucaristía sea para cada uno de nosotros “vida de nuestras almas”.
     Dos palabras deben resonar esta noche en nuestros corazones: centro y vida. La Eucaristía debe ser el centro y vida de todos los creyentes cuanto más para quienes -hombres y mujeres- tenemos a gala ser adoradores nocturnos. “Amor por amor” no hay otro camino.  Juan Pablo II nos lo dice con claridad:
   “Todos en la Iglesia deben vigilar para que este Sacramento de amor sea el centro de la vida del Pueblo de Dios, para que, a través de todas las manifestaciones del culto debido, se procure devolver a Cristo «amor por amor», para que Él llegue a ser verdaderamente «vida de nuestras almas»”

2º una oración jaculatoria  al Espíritu Santo, para que nos encienda en amores.

     Necesitamos conocer pero más transformar en vida lo que conocemos. Sólo el Espíritu Santo nos lo puede conceder:
Imple pectora, llena nuestros corazones. Hagamos oración de súplica con la primera estrofa del Veni Creator Spíritus:

Ven, Espíritu Creador,
visita las mentes de los tuyos;
llena de la gracia divina
los corazones que tú has creado.

3º un texto de un santo o de la iglesia que nos inicie en la oración meditativa.

     Todo lo que sabemos acerca de La Eucaristía la Iglesia lo guarda celosamente en el depósito de la Fe. Pero es un misterio tan inabarcable que es consciente de que se queda en el umbral, a las puertas del Sacramento. Lo considera inefable. Subrayo las ideas más centrales

1º La Eucaristía construye la Iglesia
2º La construye y la regenera
3º Vive de la  plenitud de este sacramento
4º Fuente de la fuerza sobrenatural de la Iglesia
5º No debe reducirse a la celebración de la fraternidad

     Para nosotros adoradores eucarísticos, nuestras vigilias  se organizan en torno a los tres aspectos del Sacramento: “Es al mismo tiempo Sacramento-Sacrificio, Sacramento-Comunión, Sacramento-Presencia.” Tenemos el peligro, por las dificultades de nuestro tiempo, de reducir nuestras veladas al rezo del oficio divino y de oraciones propias, alabando y adorando a Cristo como Sacramento Presencia. La Adoración Nocturna debe cultivar los tres aspectos, de tal manera que si no tenemos misa ni comunión propia, sería conveniente  que cada adorador viva la misa oída antes de la vigilia o la más próxima, una vez pasada, como parte esencial de la Adoración en su estructura completa.

San Juan Pablo II De la encíclica “Redentor Hóminis”

   “La Eucaristía construye la Iglesia, y la construye como auténtica comunidad del Pueblo de Dios, como asamblea de los fieles, marcada por el mismo carácter de unidad, del cual participaron los Apóstoles y los primeros discípulos del Señor. La Eucaristía la construye y la regenera a base del sacrificio de Cristo mismo, porque conmemora su muerte en la cruz, [167] con cuyo precio hemos sido redimidos por Él. Por esto, en la Eucaristía tocamos en cierta manera el misterio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor, como atestiguan las mismas palabras en el momento de la institución, las cuales, en virtud de ésta, han llegado a ser las palabras de la celebración perenne de la Eucaristía por parte de los llamados a este ministerio en la Iglesia.
     La Iglesia vive de la Eucaristía, vive de la plenitud de este Sacramento, cuyo maravilloso contenido y significado han encontrado a menudo su expresión en el Magisterio de la Iglesia, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. [168]
   Sin embargo, podemos decir con certeza que esta enseñanza —sostenida por la agudeza de los teólogos, por los hombres de fe profunda y de oración, por los ascetas y místicos, en toda su fidelidad al misterio eucarístico— queda casi sobre el umbral, siendo incapaz de alcanzar y de traducir en palabras lo que es la Eucaristía en toda su plenitud, lo que expresa y lo que en ella se realiza. En efecto, ella es el Sacramento inefable. El empeño esencial y, sobre todo, la gracia visible y fuente de la fuerza sobrenatural de la Iglesia como Pueblo de Dios, es el perseverar y el avanzar constantemente en la vida eucarística, en la piedad eucarística, el desarrollo espiritual en el clima de la Eucaristía. Con mayor razón, pues, no es lícito ni en el pensamiento ni en la vida ni en la acción, quitar a este Sacramento, verdaderamente santísimo, su dimensión plena y su significado esencial. Es al mismo tiempo Sacramento-Sacrificio, Sacramento-Comunión, Sacramento-Presencia. Y aunque es verdad que la Eucaristía fue siempre y debe ser ahora la más profunda revelación y celebración de la fraternidad humana de los discípulos y confesores de Cristo, no puede ser tratada sólo como una «ocasión» para manifestar esta fraternidad. Al celebrar el Sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor, es necesario respetar la plena dimensión del misterio divino, el sentido pleno de este signo sacramental en el cual Cristo, realmente presente es recibido, el alma es llenada de gracias y es dada la prenda de la futura gloria. De aquí deriva el deber de una rigurosa observancia de las normas litúrgicas y de todo lo que atestigua el culto comunitario tributado a Dios mismo.”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Por qué la eucaristía no puede reducirse a la celebración de la fraternidad y, en consecuencia, la Iglesia recuerda el deber de “una rigurosa observancia de las normas litúrgicas y de todo lo que atestigua el culto comunitario tributado a Dios mismo”?

   ¿Por qué no es lícito ni en el pensamiento ni en la vida ni en la acción, quitar a este Sacramento, verdaderamente santísimo, su dimensión plena y su significado esencial?

  ¿Por qué la Adoración Nocturna debe velar por que se tengan en cuenta los tres aspectos del Sacramento y animar a los adoradores a suplir personalmente la carencia de alguno de los tres aspectos? La misa sacrificio, la misa comunión, la misa liturgia de la palabra son partes irrenunciables de nuestras vigilias nocturnas. Súplase con la intención espiritual lo que dificulta la realidad. Pero no se renuncie a lo esencial.


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