TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 7 de marzo de 2020

DOMINGO 8 DE MARZO DE 2020, 2º DE CUARESMA

«ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN ME COMPLAZCO. ESCUCHADLO»


     La transfiguración de Mateo comentada magistralmente por el papa Juan Pablo II en Vita Consecrata es una obra de arte. Aquí esta expresada la vida cristiana, la vocación de seguimiento de Cristo que se inicia, se mantiene y se culmina cuando decimos y vivimos una y otra vez la experiencia del Tabor, que bien se está Señor contigo aquí. Aquí y siempre solo el encuentro con el Señor en la montaña alta de la contemplación, nos lleva a bajar al monte de la desfiguración, donde nuestros hermanos viven en el monte Getsemaní triturados por el sufrimiento y el cansancio.
     Suben los tres íntimos y allí en la experiencia contemplativa el Señor les revela los secretos de su Corazón. Es necesario subir al monte para bajar al valle. La vida cristiana de toda la vida, de siempre cantada y contada por los místicos, es subir para bajar y es bajar para subir. Solo en ascender con Jesús contemplativo del Padre y descender con Jesús a todos los lugares de sufrimientos, donde se hacen miles de preguntas y cuánto cuesta esperar las respuestas. Es verdad que el Señor no responde a nuestros porqués, sería ponernos en el puesto de Dios, pero si tenemos paciencia y sabemos esperar, el siempre responde a nuestros para qué...lo entenderás más tarde, nos recuerda Jesús.
    Se aparecen conversando con Jesús, Moisés y Elías. El significado es que los dos juntos conversando con Jesús nos revela en profundidad lo que es la vida de seguimiento de Cristo. Por una parte Moisés representa la ley del Sinaí. Es el hombre que nos recuerda el cumplimiento de los mandamientos que nunca están superados ni abolidos. Elías es el profeta contemplativo místico. El hombre del silencio. Profundamente libre. El hombre carismático en el seguimiento del Señor. Ser cristiano no es solo cumplir la Ley y basta. Tampoco es vivir el carisma de siendo tan libres, acabar sin vivir nada y haciendo siempre nuestra voluntad. Es necesario unir en el Corazón de Cristo la fidelidad a la ley, que dialogando con Cristo y por la contemplación, nos haga santos y no rigoristas, que acaba matando el encanto de la vida con Dios.
     En el monte alto, en la preciosa teofanía o manifestación de la Trinidad, se nos descubre y se nos llama con la profunda identidad de los que siguen a Cristo y quieren convertirse como las vidrieras, en vocación de dejar pasar la luz de Dios a los hermanos en el camino de la vida. Nuestra profunda identidad es que somos hijos amados, predilectos donde Dios se complace y nuestra vida tiene que estar determinada por el gran mandamiento de la escucha...escucha Israel. Una llamada a que nuestra vida sea una escucha de la Palabra que nos da vida.


+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo


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