TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

miércoles, 25 de noviembre de 2015

CARTA PASTORAL AL INICIO DEL CURSO - 2015-2016 (II)



BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS



LA BUENA NUEVA A LOS POBRES

   La misericordia muestra el camino de la opción preferente por los pobres. Jesús se identificó con los pobres y necesitados: “’Tuve hambre y me disteis de comer’, y enseñó que la misericordia hacia ellos es la llave del cielo (cf. Mt 25,35s)” (EG, n. 197). El Papa anuncia la buena noticia a los pobres, dándoles prioridad no solo en su amor preferencial y en su cuidado solidario, sino también en su visión teológico-pastoral. Poniendo a los pobres al centro de la atención, el Papa encarna la caridad de la Iglesia, o sea, el testimonio más evidente que Dios es Amor, llamando a todos los discípulos de Cristo a demostrar con gestos concretos y palabras creíbles este evangelio. Nada mejor para renovar la Iglesia que ponerse “en salida” hacia los necesitados y desvalidos, a los heridos en el cuerpo y en el alma, haciendo de esta actitud la base de la conversión misionera de la Iglesia. Nada más concreto que la misericordia, la ternura de Dios, la confianza sin límites en su bondad, como itinerario del Año jubilar de la misericordia. “Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina” (n.15). Más aún, en cada uno de los necesitados hemos de ver a Cristo mismo (cf. Mt 25, 31-45).
   Nuestra dedicación y esfuerzo a través de la comunicación cristiana de bienes que se hace, sobre todo, a través de Cáritas, ha de implicarnos al máximo para compartir nuestros bienes con los muchos necesitados de nuestra diócesis. Cómo no valorar los esfuerzos de Cáritas, de nuestra Delegación de Emigrantes, de la Pastoral de enfermos, de la Pastoral Penitenciaria, la presencia cristiana en el mundo obrero, etc. La propuesta del Santo Padre a vivir las Obras de Misericordia, que son el camino habitual del amor cristiano, debe marcar nuestro jubileo para socorrer a los menesterosos y hacer caritativos nuestros corazones. Invito a cada parroquia, asociación o movimiento, comunidad religiosa, delegación diocesana etc. a programar sus propios objetivos y medios para ponerlas en práctica a lo largo de este curso.
     Que la Iglesia sea “casa de hospitalidad” (neologismo del Papa Francisco en su reciente visita a América) de modo que nadie cierre el corazón al otro. Es necesario evangelizar antes el corazón y después el resto para no excluir a nadie y para no quedarse excluido del amor de Dios. Una iglesia que sigue al pueblo es capaz de vibrar ante las pobrezas (material y moral, heridas del corazón, desesperanzas; cf. Francisco a los Movimientos Populares en Bolivia), pero sobre todo a los pobres y descartados de la sociedad.

+Mons. Rafael Zornoza Boy-Obispo de Cádiz-Ceuta

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