«ESTO OS MANDO: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS»
San Juan, nos vuelve a presentar la nueva
vida con Cristo Resucitado, que es una vida nueva y abierta, como el Corazón de
Cristo. El amor más grande, porque “nadie tiene amor más grande que el que
entrega la vida por sus amigos”.
Puede
ser llamativo que Jesús diga aquí: “entregar la vida por sus amigos” y que
parece que lo que es esencial en el cristianismo, lo universal del Amor de
Jesús, no especifique que entrega su vida por sus amigos y sus enemigos, por
todos.
Probablemente,
profundizando en este tema nos puede llamar la atención y ayudar, que Jesús nos
llama a todos “amigos”: “a
vosotros no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos porque todo lo que me
ha dado el Padre os lo he dado a conocer”.
Por tanto, una aproximación a profundizar en el Evangelio de este domingo es
que, para Jesús, todos somos sus amigos, a todos nos ofrece su amistad y nos
llama amigos incluso hasta al mismo Judas. Jesús, en el último instante de su
vida, le llama “amigo” a aquel que le va a entregar.
También, podemos decir que los hermanos se
nos dan y aceptamos como un regalo de Dios, como un don. Sin embargo, los
amigos los escogemos, no nos son impuestos, es un ejercicio total de nuestra
libertad. Por eso, cuando Jesús nos habla de dar la vida por sus amigos nos
está diciendo que es un amor que nos ha elegido Él, nos ha entregado su vida y
su Amor. El misterio de una amistad ofrecida incondicionalmente. Es necesario descubrir, una y otra
vez, el Amor que se hace “cómplice” de nuestra amistad, que no excluye a
nadie, sólo a los que quieran excluirse porque no es un Amor más, una salvación
impuesta, sino ofrecida en el misterio de la libertad del que “Vino a los suyos y los suyos no le
recibieron”. El Señor ofrece todo su Amor y es clave, en la vida nueva,
acoger esa amistad ofrecida incondicionalmente por el Amor del Corazón de
Cristo.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo
de Coria-Cáceres
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