PARA PREPARAR LA SOLEMNIDAD DEL
SANTÍSIMO
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (II)
En el Año Jubilar Diocesano, la alegría del amor
Os invito a celebrar
el Corpus con mayor interés, si cabe, este año, por celebrarlo dentro del
Jubileo Diocesano. Ahora que se cumplen 750 años del traslado de la sede de la
diócesis a la ciudad de Cádiz, y el 600 aniversario de la creación de la de Ceuta, nos
hemos propuesto renovar nuestra fe fortaleciéndola, profundizando en su fuente
y raíz para seguir dando frutos de santidad.
La celebración del año jubilar dela diócesis,
cargado de gracias que lucramos habitualmente a través de las celebraciones,
catequesis y demás actos previstos, continúa desarrollándose ahondando en el
seguimiento del Señor. Como indiqué en mi carta pastoral al inicio de curso, “para celebrar como
conviene estos acontecimientos de gracia se han programado diversos actos a lo
largo del Año Jubilar que nos
ayudarán a expresarla gratitud a Dios por los dones recibidos y para renovar
nuestra fe. Participar convenientemente en ellos con fervor y sentido de
pertenencia es, sin duda, una manifestación pública de fe y una invitación a
creer. La sociedad que nos rodea, donde crece la increencia, reclama de
nosotros una manifestación de fe, personal y comunitaria, que supere la mala
creencia y esa mediocridad que es incapaz de atraer a otros ni hacernos perseverar”.
Doy gracias a Dios por vuestras
peregrinaciones a la Santa Iglesia Catedral y por los encuentros diocesanos
preparados por las diferentes delegaciones diocesanas –de emigrantes, jóvenes,
juveniles, catequistas, enfermos, vida consagrada, etc.– que han hecho
converger allí a los distintos agentes de pastoral y fieles, uniendo
parroquias, colegios y movimientos.
Este curso se ha visto privilegiado además
por la presencia de nuestra Madre, la Virgen María, que se ha hecho presente en
las parroquias y demás instituciones cristianas a través de la visita
itinerante dela Virgen Peregrina de Fátima, que culminó con la espléndida peregrinación
diocesana a su santuario. En la ciudad de Cádiz, además, caló hondamente la
visita de nuestra Patrona la Virgen del Rosario que en la celebración de
conmemoraciones importantes fue recibida en todas las parroquias, donde ayudó sensiblemente
a la renovación de la fe con la celebración de su novena y el rezo del rosario
por las calles.
Aunque faltan aún meses para aprovechar
este movimiento de renovación de nuestra fe, ya se percibe la ilusión con
la que se prepara y espera el Vía Crucis Diocesano en Cádiz el 7 de julio, con
la presencia de apreciadas
imágenes de las Cofradías de toda la diócesis, así como la Magna Mariana que tendrá lugar en Ceuta el 16 de junio, recordando,
dentro del Jubileo, la llegada a la ciudad de la Virgen del Valle y Nuestra
Señora de África. Asimismo se están preparando con esmero y laboriosidad dos
exposiciones que, con sentido catequético, hagan patente a los fieles y a toda
la sociedad en Cádiz y en Ceuta, la fuerza cultural de la presencia de la fe y
de la vida de la Iglesia en nuestra tierra.
Celebrar nuestra fe con gozo y sentido de
conversión personal y pastoral no se centra, sin embargo, en nuestros logros ni
en nuestra propia experiencia, sino que hace presente a Nuestro Señor
Jesucristo que nos ha redimido dando la vida por nosotros, y que, con su
resurrección, nos ha hechos hombres nuevos, una asamblea santa, y nos ha
abierto las puertas de la Vida. De su costado abierto brota la vida
sacramental, de modo que, con la fuerza de su amor eterno, nos transforma y
llena nuestra pobre existencia de la vida resucitada. A Cristo el Señor sea el
poder y la gloria, la alabanza y el honor por los siglos.
Celebremos, pues la Solemnidad del Corpus
Christi en toda la diócesis, como el momento supremo de manifestación pública
de nuestra fe. Que la preparación intensa y
dedicada de la fiesta, así como la celebración eucarística de esta solemnidad
y, de modo especial, la procesión por las calles, llene de gozo nuestros
corazones y haga patente al mundo la fuerza de nuestro amor al Señor.
■ Pido a todos los sacerdotes, especialmente a los
Vicarios episcopales, a los arciprestes y a los párrocos, un esfuerzo mayor que otras veces
para disponer los actos necesarios de esta solemne celebración y que todos los
fieles – laicos, consagrados y religiosos,
asociaciones, movimientos, cofradías, instituciones benéficas, etc. – puedan sumarse activamente a esta manifestación de fe Jubilar.
■ Conviene disponer con anterioridad como preparación días de adoración eucarística
en las parroquias, conventos, oratorios y colegios. Es
también oportuno ofrecer algunas meditaciones o charlas que ayuden a profundizar el misterio que celebramos, así como
cualquier otro acto cultural– literario o musical – que disponga los corazones
y motive la fiesta.
■ La procesión del Corpus es
esperada siempre por el pueblo fiel: es necesario, una vez determinado el
horario de cada ciudad, facilitar la participación en
la procesión disponiendo los horarios de las misas, de
modo que prevalezca aquello que facilite hacerse presente en ella, disponiendo,
si fuera necesario, de otros horarios de misas para que, participando en la procesión,
sea fácil participar también en diferentes horas en la Santa Misa.
■ Espero que todas las Hermandades
y Cofradías sin excepción estén presentes y se esmeren en la preparación y desarrollo de estos actos –
como suelen hacer ya –, facilitando con su trabajo generoso la participación en
esta significativa manifestación de fe popular.
■ Hago una llamada a todos los niños que han recibido este año la Primera Comunión a acompañar a
Jesús Sacramentado mostrando agradecidos su fe y afecto al Señor en la
eucaristía. Así mismo pido a los numerosos
jóvenes y adultos que han recibido la Confirmación – especialmente durante este
curso – que participen también, como una acción de gracias por el sacramento
recibido y un signo de su compromiso público, haciendo público su propósito de
perseverar unidos a Cristo a la eucaristía.
■ Es mi deseo también que las asociaciones de fieles y los religiosos dispongan altares en el recorrido de la procesión mostrando con sencillez su
fervor y deseo de alabar al Señor. Hago una llamada especial a los
colegios religiosos para que no falte su presencia, así como la de sus alumnos y asociaciones de padres o comunidad educativa.
■
Después de la
Solemnidad. Es
una costumbre extendida en no pocos lugares celebrar el popularmente
llamado “el Corpus chiquito”, que suele tener lugar en la
octava en el recinto parroquial, con una breve procesión claustral después de
la misa. Animo a sacerdotes y fieles a llevarlo a cabo este año, en la medida
de lo posible, como una prolongación gustosa de la anterior manifestación
eucarística y como una nueva acción de gracias a Dios en este Año Jubilar.
Día de la Caridad
Como propuse en mi
Carta Pastoral al inicio del jubileo diocesano, “el afecto extraordinario
del Señor para con nosotros ha de expresarse, por tanto, en signos de la
caridad que nos confirma en la f ey nos hace un signo de esperanza. (…)La
caridad, por tanto, sigue siendo una propuesta actual que nos permite mostrarla
profundidad del amor y el valor de la fe en este momento histórico en el que es
difícil para las personas reconocerse y encontrar un camino hacia el futuro. La
acogida de Dios engendra la acogida del otro en todas sus dimensiones,
expresiones y exigencias, y, así la Iglesia puede ser faro para una humanidad
renovada y contribuir a la llegada de la “civilización del amor”. La caridad debe marcar nuestro
jubileo para socorrer a los menesterosos y hacer caritativos nuestros
corazones”.
Tengo la satisfacción de ver hecho
realidad, como fruto de nuestro jubileo, la
apertura del Centro de Acogida Madre Teresa para transeúntes en San Fernando. Ahora
tenemos la oportunidad de colaborar con la Agencia de
Colocación, un servicio de nuestra Cáritas
Diocesana, con el objetivo de mediar entre las empresas y los particulares
castigados por el problema del paro para encontrar empleo. Un paso más en la fiesta
del Corpus, día señalado para la comunicación cristiana de bienes en favor de
los necesitados, y mostrar con la cuestación económica de Cáritas Diocesana un
signo de caridad en consonancia con nuestro amor al Señor expresado en la
eucaristía.
Celebremos, pues, el Corpus con toda
intensidad, devoción y participación generosa. La Iglesia, que somos nosotros
en Cristo, debe renacer en las almas día tras día, arraigados en el Señor. En este Año Santo es decisivo volver al Cenáculo, lugar
eucarístico por excelencia, para fortalecer nuestra fe y salir al encuentro del
mundo cantando las maravillas que Dios ha hecho en nosotros y dando testimonio de
Cristo Resucitado. En la Solemnidad del Corpus
Christi tenemos una inmejorable oportunidad de hacerlo. Cuento con vosotros.
Que se afiance en todos nosotros la relación con Dios y con el prójimo fortaleciendo
nuestro testimonio y compromiso como Pueblo de Dios unido, familia de los hijos
de Dios y Cuerpo de Cristo presente en el mundo. En el encontramos la fuerza de
la comunión que vigoriza la unidad. ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar!.
+Rafael - Obispo de Cádiz y Ceuta
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