Y entonces vio la luz. La luz que entraba
por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y
entendió que la muerte ya no estaba.
Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar
lo que tanto se buscaba.
(José L. Martín
Descalzo)
Pedimos a Dios por las víctimas y sus familiares, por los
feligreses, especialmente por los tres que resultaron heridos, uno de ellos
ahora en estado grave. Rezamos por el fin de la violencia, por la conversión de
los terroristas y por todas las víctimas de este sinsentido en tantos lugares
del mundo.
Que
como San Juan Pablo II podamos reconocer que “donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia”.
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