El
diablo puede atacar en cualquier momento y en cualquier lugar. Sin
embargo, hay
un área en la que es más propenso a atacarnos: nuestra vida de oración.
San
Pedro compara al diablo con un león rugiente que busca la
oportunidad para devorar a su presa. San Ignacio nos recuerda que el
diablo nos ataca cuando nos encuentra en un estado de desolación. (Por la
desolación nos referimos a una cierta falta de fe, esperanza y amor, con la tristeza
y el desánimo que lleva a la depresión, la tibieza y el letargo. Nuestra visión sobrenatural se hace borrosa, oscura
y sombría. Puedes sentir como
si estuvieras en una nube oscura o en un túnel largo y oscuro que parece como
si en realidad no hay salida. Este es el estado del alma cuando el diablo
apunta sus dardos de fuego y los lanza).
Veamos 10 maneras en que el tentador
(según santo Tomás), el león rugiente (según san Pedro), el perro enojado en la correa (según
san Agustín), el enemigo mortal
de nuestra salvación (según
san Ignacio), el mentiroso y
asesino desde el principio (según
Jesús en Jn. 8), el
diablo, puede atacarnos en nuestra vida de oración.
DILACIÓN, DEJARLO PARA OTRO MOMENTO
Posponer
la oración, Él puede tentarnos con esto:
“En realidad no hay prisa
para nada; sólo hay
que quitar tu oración por la mañana. Dios entiende; él conoce tus
pensamientos y sentimientos de todos modos. Dios no tiene ninguna prisa,
ni tu deberías tenerla”
ORAR MENOS
Si el
diablo no puede ganar haciendo que pospongas la oración por la mañana, entonces por
lo menos que ores menos. En lugar de una Hora
Santa, disminuirla a media hora; renunciar a la misa diaria...
“Sólo tienes que ir a misa el domingo de todos modos”. ¿El Rosario? En lugar de todo el Rosario, el diablo tratará
de reducirlo gradualmente a una o
dos decenas.
DISTRACCIONES EN LA ORACIÓN
Otra táctica del diablo es sacar tu mente fuera de lo que estás haciendo cuando
rezas.
En lugar de
centrarte en Dios, que termines
de centrar tu atención sobre un tema irrelevante, como es la comida siguiente, quien está jugando en un
evento deportivo, lo que vas a hacer el fin de semana…
LA CULPA POR ‘PERDER EL TIEMPO’
El
diablo es implacable en sus ataques a la persona que ha decidido entregarse a
una vida de oración seria. La Palabra de Dios nos recuerda: “Si decides seguir al Señor
prepárate para la batalla”.
El diablo
puede tentar de esta manera: “estás malgastando tu
tiempo en la oración. Mucho mejor si salieras a ayudar a tu prójimo”. ¿Te acuerdas de Jesús con Marta y María? El diablo empuja al activismo para convencernos que nuestro trabajo es mucho más importante que la vida
de oración y la conversación con el Señor. Recuerda que Jesús fue en defensa de María, que sentada a los pies de Él y en silencio lo
escuchaba como un verdadero modelo para la contemplación.
QUE SIGAS SIENDO LA MISMA PERSONA
Estás
orando más que antes, pero realmente no
eres mejor, muchas
personas te lo han dicho; por lo tanto, es
mejor renunciar a una vida de oración seria y volver a un estilo normal, cómodo y fácil de vida como la mayoría de
tus amigos y familiares.
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