SEMBRARTE
DUDAS SOBRE LA EMOCIÓN QUE DEBES ESPERAR CUANDO ORAS
Él te
puede engañar con la creencia de que tus
oraciones no van a ninguna parte, no sientes ninguna emoción y sentimientos
fuertes cuando oras. Antes tenías sentimientos y
sensaciones como por ejemplo en ese primer
retiro carismático que hiciste, pero ahora las emociones han bajado y la
oración es menos emocionante, más tranquila y pacífica.
Cualquier buen director espiritual o texto de
teología de la oración señalarán
que la oración no siempre depende de los sentimientos, sino de la fidelidad a
Dios.
LA DUDA CUANDO DIOS ES SILENCIOSO Y NO RESPONDE
Si no
me contesta, entonces quizás Él simplemente no exista. por alguna
intención específica, tal vez hiciste novenas u ofreciste misas, pero esta
intención no ha sido contestada.
El
diablo puede convencerte de no orar, o que la oración es un ejercicio
inútil, una mera pérdida de tiempo. Para algunos, el diablo pinta a Dios
como parecido a Papá Noel en el cielo o un genio listo para salir
fuera de la lámpara si frotamos lo suficiente.
DUDAS ANTE LA AUSENCIA DE DIOS EN LOS DESASTRES
Quizás algún desastre te haya visitado: una pérdida económica, un revés financiero, o una
muerte prematura de un ser querido. ¿Cómo
puede un Dios bueno permitir que eso suceda? Un buen Dios
no podría permitir eso, si en verdad Él fuera tan bueno.
Nuestra salvación podría estar
explicada en el libro de Job: “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo
volveré a la tierra; el Señor nos da, el Señor nos quita, bendito sea el
nombre del Señor”.
TENTACIONES CONTRA LA PUREZA Y CASTIDAD
Ha sucedido Incluso en la vida de los santos – Santa Catalina de Siena, Santa Margarita
María y San Antonio – de haber sido atacados con frecuencia contra la virtud de
la pureza.
El
diablo usa muchas y diversas formas de tentaciones para disminuir nuestra vida de oración o incluso
apagarla.
DESESPERACIÓN
Quizás el ataque más mortal del
enemigo es convencernos de ceder
a la desesperación. Esta fue la caída de
Judas Iscariote. Si él se hubiera arrepentido, tal vez tendríamos a
través de todo el mundo iglesias con el título:
“San Judas el penitente”.
Pedro se arrepintió, fue perdonado y se convirtió en un gran santo.
Después
que caemos en el pecado el diablo nos acusa y condena y nos induce a la
fatalidad y la desesperación. El Espíritu Santo nos consuela y nos anima con la
confianza y la esperanza en la misericordia infinita de Dios. ¡Jesús, Yo confío
en Ti!
En conclusión:
Debemos
aferrarnos a la oración como si
fuera un chaleco salvavidas, el aire que nos mantiene vivos, el ancla para
nuestra salvación. Si el diablo nos tienta a abandonar la
oración o rezar menos, entonces debemos seguir el consejo ignaciano de “agere contra” (actuar a la inversa) hacer exactamente lo contrario. Esforzarse por orar más y mejor; de esta
manera, vamos a ganar la batalla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario