LA FE DON DE DIOS Y ACTO
DEL HOMBRE
RVD. P. MIGUEL
RIVILLA SAN MARTIN.
Un mal endémico que vienen arrastrando,
muchos españoles en el aspecto religioso, es el de la ignorancia y
desconocimiento del don sobrenatural de la fe, que recibieron en su bautismo. La fe es la respuesta del hombre a
Dios que se revela y que hay que cuidar, alimentar y aumentar durante toda la
vida. El benemérito y gran apóstol de la radio de los años
50, el P. Venancio Marcos,
solía repetir machaconamente, que el principal y verdadero mal de los
españoles,- en su tiempo preconciliar – era la falta de instrucción y formación
religiosa- ¡catequesis!-
y por ende, tenían una fe débil y anémica.
Hoy,
el panorama -¡50 años después!- no ha mejorado, sino se ha agravado a
ojos vistas. Si se analiza, sin necesidad de costosos estudios, el fenómeno
religioso español, queda uno perplejo. La religiosidad popular de Semana Santa,
con sus actos tradicionales de procesiones, fiestas patronales, romerías,
bodas, bautizos, comuniones, misas festivas etc, son aún importantes para una
mayoría. Es el sentimiento, lo social y la tradición familiar lo que priva, más
que el conocimiento y vivencia razonada de la fe.
Son
minoría, los interesados en su formación, a
través de cursos bíblicos, teológicos, catequéticos, litúrgicos etc, adaptados
a su edad, tiempo, saber y condición. Consecuencia:
Aumentan los no practicantes, los alejados, los indiferentes, los “ateos de
boquilla” y menguan los
católicos comprometidos que den testimonio de su fe. La casi única
formación es la que reciben en las homilías, a todas luces insuficientes.
Es
éste uno de los problemas acuciantes de la Iglesia española. O se dedica más
tiempo, energías e interés a los laicos adultos, o cada vez irá a menos la fe
de las personas, de las familias, y de la entera sociedad española. No es
pesimismo sino la dura realidad.
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