LOS SANTOS ARCÁNGELES
La liturgia de hoy nos invita a
recordar a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Cada uno de ellos, como leemos en la Biblia, cumplió una misión
peculiar en la
historia de la salvación. Queridos
hermanos y hermanas, invoquemos con confianza su ayuda, así como la protección
de los ángeles custodios, cuya fiesta celebraremos dentro de algunos días, el 2
de octubre. La presencia invisible de estos espíritus bienaventurados nos es de
gran ayuda y consuelo: caminan a nuestro lado y nos
protegen en toda circunstancia, nos defienden de los peligros y podemos
recurrir a ellos
en cualquier momento. Muchos santos mantuvieron con los ángeles una relación de
verdadera amistad, y son numerosos los episodios que testimonian su ayuda en
ocasiones particulares. Como recuerda la carta a los Hebreos, los ángeles son
enviados por Dios «a asistir a los que han de heredar la salvación» (Heb 1,14),
y, por tanto, son para nosotros un auxilio valioso durante
nuestra peregrinación terrena hacia la patria celestial.
Benedicto XVI, pp emérito
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