«EL QUE NO ESTÁ CONTRA NOSOTROS ESTÁ A FAVOR NUESTRO»
Los
textos del Evangelio siempre son agua fresca, siempre son salvíficos y, casi
siempre, desconcertantes. Marcos, desde sus enseñanzas, nos propone unas
cuantas claves fundamentales para el discípulo, para los que siguen a Jesús.
Primero,
siempre sumar, no restar. Somos todos muy dados a que los que
no son “de los nuestros” casi no les damos la posibilidad de hacer el bien o
los cuestionamos, incluso hasta con prohibirles que anuncien la Buena Noticia.
Las
palabras de Cristo destrozan toda envidia, todo agravio comparativo, dejarlo
porque quien habla bien de mí, quien
hace maravillas en mi nombre, no puede estar en contra de mí. Siempre sumar y
seguir. Los que hemos estado muchas
veces en Tierra Santa recordamos ese vaso de agua fresca dado en su nombre en
el calor de lugares desérticos.
La
lógica de dar lo que se nos da, acogido con agradecimiento, nos abre al
profundo gozo de quien disfruta hasta de las cosas pequeñas que, con amor, son
tan inmensas como el Corazón de Cristo.
Más chocante y actual en nuestro
tiempo y siempre, son los escándalos que apartan de la fe a
tantos inocentes y que se ven envueltos en ofrecimientos que matan y dejan sin
esperanza el corazón. ¡Ay
de aquellos que provocan los escándalos! Habría
que afirmar siempre, con la rotundidad que dice Jesús, todo aquello que
escandalizando puede llevar a tanta gente a no poder seguir por el camino de la senda estrecha.
Hay
que cortar con todo aquello que nos haga pecar, escandalizar, apartar a todos,
especialmente a los más inocentes, del camino de la salvación. Deberíamos
cortar sin piedad con todo aquello que nos aparta de Dios y que nos mete en
situaciones graves, muchas veces enredados y sin poder salir, con el peligro de
perdernos y perder a otros.
Rompamos con aquellas situaciones de
ambigüedad que matan el corazón, con aquellas páginas en Internet que es
necesario cortar porque huelen a muerte, a destrucción, a escándalo. No seamos
ingenuos, es mejor entrar en el cielo y en la vida cortando con aquello que nos
impide vivir antes que perdernos y ayudar a perderse a tantos otros.
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Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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