«VENID… OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES»
La vida cristiana no es otra cosa que el seguimiento
de Cristo. Es acoger la llamada de Jesús: “Venid conmigo”. Sería lo que San
Ignacio de Loyola, en la segunda semana de los Ejercicios, -El seguimiento de Jesús-, nos
propone, en resumen, seguir a Jesús. Sería vivir “el
Contigo y como Tú”.
Así llama Jesús a los primeros, junto
al lago. El lago como lugar donde transcurre la vida de la gente, donde se
vive, se trabaja y se sufre. ¿Quieres venirte conmigo y vivir como Yo? Nuestra
respuesta es: Contigo,
Señor y como Tú.
Sin ambigüedades. El Señor siempre nos llama desde la realidad de nuestra vida.
No existe ninguna auténtica llamada del
Señor que no sea a descubrir lo que decía Benedicto XVI, que se comienza a ser
cristiano no por una orientación moral o ética sino por un encuentro con Jesús
que te cambia la vida y la orientación de la misma. Todo hombre o mujer que se
encuentra con Jesús, lo primero que descubre es una mirada que te invita a
seguirle. “Vente conmigo y
vivirás”.
Esta es la razón de la vocación, de toda
llamada que luego irá aterrizando en el sacerdocio, la vida consagrada, en el
matrimonio, pero siempre tiene como base una mirada de Jesús que seduce y
enamora y que te lleva a vivir con los sentimientos de su Corazón. Sin esta
base, sin este encuentro en el corazón de la vida, en el lugar de la
existencia, no vendrá lo demás.
Todo llamamiento de Jesús es una seducción
a vivir con Él. Muchos cristianos viven el seguimiento de Jesús, la
vida cristiana, como “una carga” que hay que llevar como se pueda. Es verdad
que a veces no es fácil seguir a Jesús con todas las consecuencias, pero
tenemos que vivir desde el encuentro con Jesús la vida cristiana como “lo mejor de la vida”.
+Francisco Cerro Chaves
- Obispo de Coria-Cáceres
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