Teniendo en cuenta la complejidad de la teología católica
acerca de la naturaleza de Dios, la siguiente lista, apoyada en las Sagradas
Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, contiene respuestas.
1. Jesús nunca asegura ser Dios en la Biblia.
Cristo se refiere a sí mismo como Dios
aproximadamente 50 veces en las Sagradas Escrituras.
Asimismo, los Evangelios muestran las
reacciones de quienes se oponían a Jesús tras afirmar ser Dios o igual a Dios (por ejemplo en Marcos 14: 61-62).
Si Jesús nunca
afirmó a Dios ¿por qué algunas personas se molestaron tanto con Él hace 2000
años hasta el punto de crucificarlo? Cristo fue condenado a muerte porque lo consideraban blasfemo
al referirse a sí mismo como Dios.
2. Todos adoramos al mismo Dios.
2. Todos adoramos al mismo Dios.
Solo existe un Dios único y verdadero
porque Él mismo lo afirmó (Dt 4:39, Isaías
43:11, 45: 5), sin embargo, no todo el
mundo lo reconoce. Debe también señalarse que ninguna deidad pagana ha hecho
una afirmación así.
A pesar de que suena políticamente
correcto que todas las personas adoran al mismo Dios, es teológica, histórica y
antropológicamente incorrecto. Fuera de la tradición judeocristiana, las
deidades son impotentes, celosas, caprichosas, comedidas, hedonistas, egoístas,
tremendamente emocionales y tiene una débil preocupación por los asuntos
humanos.
El Dios judeocristiano es el amor mismo. Ninguna otra
religión describe su deidad de esta manera.
3. Todas las religiones son iguales.
Esta creencia está conectada el punto
anterior, y por lo tanto, es incorrecta. Algunas religiones son violentamente la antítesis de todas
las demás expresiones religiosas. Algunos
requieren el sacrificio humano, conductas inmorales a la que se consideran
virtudes o proponen “textos sagrados” que son ilógicos y contradictorios. Es
imposible sugerir que todas las religiones son iguales.
Cristo nos dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14: 6). El Dios judeocristiano se presentó a su pueblo y les enseña
porque los ama (Hechos 4:12). Ninguna otra religión hace tales afirmaciones. La salvación
solo viene de Cristo y no de Mahoma, Buda o Joseph Smith. El culto le pertenece
por derecho solo a Yahvé, que es el gran YO SOY (Ap
4:11).
Existen diferencias irreductibles entre el
cristianismo y el judaísmo como la encarnación, la pasión y resurrección.
Podemos extender esta lista de incompatibilidades al considerar las religiones
paganas. Sin embargo, muchas demandas éticas a través de las religiones pueden
ser iguales o al menos compatibles. Esta no es una extraña coincidencia, por el
contrario, si el único Dios está llamando a toda la humanidad, entonces Su
marca será dejada sobre varias respuestas a la llamada.
4. La Eucaristía es un mero símbolo.
Esta es una perniciosa herejía y es
bastante frecuente. ¿Por qué el pan y el vino son ofrecidos en el altar por un
sacerdote como Cuerpo y Sangre de Cristo? Porque Jesús lo dice (Lucas 16).
De hecho, lo reveló a las personas que lo
acompañaban en la sinagoga de Cafarnaúm y un buen número hizo una rabieta.
Jesús preguntó a sus discípulos si también querían dejarlo por hacer tal
afirmación, y Pedro respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras
de vida eterna" (Juan 6:68).
Aparte de lo que Jesús dijo, debe
considerarse cómo los primeros cristianos trataban a la Eucaristía. Para Pablo,
es una celebración con la que se anuncia y actualiza la muerte del Señor hasta
su regreso (1 Cor 11:26).
"El que, por lo tanto, coma el pan o beba la
copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así el pan
y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y
bebe su propia condenación" (1 Cor 11: 27-29).
La Didajé o enseñanza de los doce
apóstoles refleja este sentimiento: "No permitan que coman
o beban de su Eucaristía, a excepción de los bautizados en el nombre del Señor, porque el Señor ha hablado de esto: 'No den lo que es santo
a los perros'" (Didajé 9: 5).
5. Cristo es insuficiente.
No existen nuevas revelaciones y el canon
bíblico está cerrado. Hay demasiadas personas que quieren "aumentar"
las enseñanzas de Cristo sosteniendo que, como las Sagradas Escrituras fueron
"escritas hace mucho tiempo", estas deberían ser
"actualizadas".
Psíquicos y charlatanes de todo tipo difunden sus supuestas "habilidades proféticas" que al parecer, van en contra de lo que sabemos de Dios. Nada más lejos de la verdad.
Psíquicos y charlatanes de todo tipo difunden sus supuestas "habilidades proféticas" que al parecer, van en contra de lo que sabemos de Dios. Nada más lejos de la verdad.
Si estas personas están en lo correcto,
¿por qué el Espíritu Santo le da a cada uno diferentes mensajes? Cristo y su
Iglesia no necesitan nada de simples humanos. El mensaje de Cristo es válido y auténtico ayer, hoy y
siempre como afirma la cita de Hebreos 13,8.
6. Puede haber nuevas revelaciones del plan de
salvación.
No hay y nunca podrán existir nuevas
revelaciones que se añadan a la economía de la salvación. Algunas revelaciones
privadas están aprobadas por la piedad popular (por
ejemplo, Sagrado Corazón, Lourdes, la Divina Misericordia) y otras no.
La clave es si van de acuerdo a las
revelaciones originales de Cristo en las Sagradas Escrituras. La gente se
coloca en una situación precaria cuando se atreven a juzgar no sólo la Biblia,
sino a Dios mismo y Su Iglesia, negando así la Tradición y el Magisterio.
7. Todos somos hijos de Dios y, por lo tanto, Él
debe amar todo lo que somos.
Sí. Dios nos hizo a todos. Dios nos ama a
todos. Todos somos Sus hijos. Sin embargo, Él nos llama hacia Sí mismo en un
espíritu de amor y arrepentimiento, pero no todo el mundo está listo y
dispuesto a hacer ese tipo de compromiso.
No se puede decir que somos Sus hijos y al
mismo tiempo negarnos a reconocer nuestra relación con nuestro Padre Celestial.
(1 Juan 3:10, Rm 8,15, Efesios 2: 1-16).
Dios es misericordioso, pero no todos nosotros queremos ser
perdonados, o incluso, pensamos que no hemos hecho nada que deba ser perdonado (1 Juan 1: 8).
8. Dios usa a los hombres como "ratones de
laboratorio".
Dios es omnisciente y sabe lo que vamos a
hacer. Ama nuestra existencia y no nos trata como si fuéramos “ratones de
laboratorio”.
Dios es amor (1 Juan 4: 8, 16) y por lo tanto nunca podría
torturarnos para ver "lo que haríamos”. La tentación se encuentra dentro de nosotros mismos y es
decisión nuestra seguir la ley de Dios o rechazarla. (Dt 30:19).
Diego
López Marina, de la agencia
ACI,
No hay comentarios:
Publicar un comentario