«MAESTRO, ¿DÓNDE VIVES?... VENID Y LO VERÉIS»
Es una de las primeras
palabras de Jesús en el Evangelio de Juan: “Qué buscáis?” Es la pregunta que el Señor siempre nos lanza en nuestra vida, en este corazón de deseo, con sus heridas y con sus búsquedas y
que, a veces, quedan en nada. No por su oferta sino por nuestra falta de
respuesta.
Tarde o temprano, toda persona oye en su corazón esta pregunta de Jesús: ¿Qué buscáis? Es un anhelo de ser feliz a toda costa, de
alcanzar lo inalcanzable, de saciar ese corazón que está hecho por el Señor y
que está inquieto hasta que descanse en Él, como decía en sus famosas Confesiones San Agustín.
Es un encuentro, es una búsqueda, es una
preciosa aventura del encuentro con Cristo que te cambia la vida, porque si no
te cambia la vida a fondo es que no te has encontrado de verdad con Cristo. Es
un encuentro que marca, que te hace contarlo, que hasta deja marcado el tiempo
en que sucedió en tu vida. “Eran
las cuatro de la tarde”. Que seducción no tendría el Señor
para aquellos hombres y mujeres que en el encuentro con el Señor les cambia la
ruta de la vida y les hace entrar en un camino nuevo. Encontrarse con Jesús te
cambia el camino que habías emprendido si Él, te cambia la vida, te cambia la ruta de tu corazón.
Este comienzo del Evangelio de Juan nos
lleva a descubrir que nos jugamos toda la vida en el encuentro con Jesús. Un
acontecimiento, una realidad que divide a las personas en las que se han
encontrado con Él y las que todavía le siguen buscando ¿QUÉ BUSCÁIS?
En el fondo de nuestra existencia, en lo
más profundo del corazón, en las grandes decisiones de nuestra vida, el encuentro con Cristo
nos conduce a una vida nueva donde, desde su Amor, irradia todo porque su Corazón se
convierte en la fuente de la alegría permanente.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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