Durante este tiempo los creyentes son
exhortados:
■… a
prepararse dignamente a celebrar el aniversario de la venida del
Señor al mundo como la encarnación del Dios de amor,
■… de
manera que sus almas sean moradas adecuadas al Redentor que viene a
través de la Sagrada Comunión y de la gracia, y
■…
en consecuencia estén preparadas para su venida
final como juez, en la muerte y en el fin del mundo.
La Iglesia prepara la Liturgia en este
tiempo para lograr este fin. En la oración oficial, el Breviario, en el
Invitatorio de Maitines, llama a sus ministros a adorar "al Rey que viene,
al Señor que se acerca", "al Señor que está cerca", " al
que mañana contemplaréis su gloria"….
En los himnos del tiempo encontramos
alabanzas a la venida de Cristo como Redentor, el Creador del universo,
combinados con súplicas al juez del mundo que viene para protegernos del
enemigo. Similares ideas son expresadas los últimos siete días anteriores a la
Vigilia de Navidad en las antífonas del Magníficat…
Estamos
no sólo exhortados a sacar provecho del bendito acontecimiento, sino a suspirar
diariamente como nuestros antiguos Padres, "Cielos, destilad el rocío;
nubes, derramad al Justo: ábrase la tierra y brote la salvación." Las
Colectas en tres de los cuatro Domingos de este tiempo empiezan con las
palabras, "Señor, muestra tu poder y ven" - como si el temor a
nuestras iniquidades previniera su nacimiento.
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