Una oración única en la historia de la
Península Ibérica en la tarde del 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. La iniciativa surgió
por impulso de unos laicos de Portugal, que juntaron miles de firmas para
renovar la consagración de la Iglesia portuguesa al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de
María, desde el santuario de Fátima. Pero enseguida la Conferencia
Episcopal Española se sumó a la propuesta, y las redes sociales del santuario
de Fátima detallaron que sería la primera vez
que ambas iglesias ibéricas se consagraban, juntas, a ambos Corazones, el de
Jesús y el de María.
Fue al finalizar el rosario que el cardenal Dos Santos realizó la
consagración "de toda la península Ibérica, España y Portugal, y sus
respectivas islas al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María,
a la que se tiene una devoción arraigada en tantas diócesis", según
explicó una nota de los obispos españoles.
El cardenal Dos Santos oró ante la imagen que
se venera en la capilla de las Apariciones, trasladada para la ocasión a la
basílica.
texto
de la oración completa de la consagración
hecha por el cardenal en
nombre de todos los obispos de la península ibérica:
Corazón de Jesucristo,
médico de las almas, Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre, la
Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son
Tuyas-mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y Te suplica:–
en esta singular hora de sufrimiento, asiste a Tu Iglesia, inspira a los
gobernantes de las naciones, escucha a los pobres y a los afligidos, enaltece a
los humildes y a los oprimidos, sana a los enfermos y a los pecadores, levanta
a los abatidos y a los desanimados, libera a los cautivos y prisioneros y
líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de Jesucristo, médico de las almas,
elevado en lo alto de la Cruz y palpado por los dedos del discípulo en la
intimidad del cenáculo, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España
-naciones que son Tuyas-te contempla como imagen del abrazo del Padre a la
humanidad, ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros
según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y Te suplica:– en esta
singular hora de sufrimiento, ampara a los niños, a los ancianos y a los más
vulnerables, conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de
la salud y a los voluntarios cuidadores, fortalece a las familias y refuérzanos
en la ciudadanía y en la solidaridad ,sé la luz de los moribundos, acoge en Tu
reino a los difuntos, aleja de nosotros todo mal y líbranos de la pandemia que
nos afecta.
Corazón de Jesucristo, médico de las almas
e Hijo de Santa María Virgen, por medio del Corazón de Tu Madre, a quien se
entrega la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España
-naciones que desde hace siglos son Suyas-y en tanto otros países, acepta la
consagración de Tu Iglesia .Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón, la Iglesia se
entrega a la protección del Corazón Inmaculado de María, configurado por
la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños como refugio y camino que
conduce a Tu Corazón. Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima,
la Salud de los Enfermos y el Refugio de tus discípulos nacidos junto a la Cruz
de Tu amor. Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien
diga con nosotros:– en esta singular hora de sufrimiento, acoge a los que
perecen, da aliento a los que a Ti se consagran y renueva el universo y la
humanidad. Amén.
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