FEBRERO. NATURALEZA DE LA ADORACIÓN NOCTURNA:
ESCUELA PRÁCTICA DE ORACIÓN PARA APRENDER A AMAR COMO RAZÓN DE VIVIR
Es
la oración el camino de un adorador. No
otro es su ejercicio ni su fin. Es
nuestra vocación específica: adorar al Señor mediante la oración. Nuestro maestro y guía ha
de ser el Venerable Don Luis de Trelles. No tengáis recelos.
Dejémoslo claro desde el principio: Dos son los maestros que enseñaron a Don Luis de Trelles la
naturaleza y el modo de la oración: en San
Ignacio de Loyola, en sus ejercicios espirituales,
aprende como elementos básicos: el principio y fundamento de la primera semana,
el llamamiento del rey temporal, las dos banderas y los tres binarios de la
segunda semana, el
esquema de la meditación y el tratado de la IV semana:
contemplación para alcanzar amor, indispensable para cualquier tipo de oración.
Todo lo demás de Don Luis es
teresiano.
“Dos
pilares sustentan sus concepciones antropológicas: 1º, el hombre posee un alma capaz de Dios, además de un cuerpo, y 2º, el hombre ha recibido, como inmenso y misterioso don, la capacidad de
comunicarse con la divinidad que habita en su interior.
Santa Teresa de Jesús recibe una gracia
además que supera todos los hallazgos anteriores de interiorización, mediante
la inmersión en el misterio trascendente de Dios, dentro de la estirpe
agustiniana. Don Luis sigue los pasos de
Teresa. Y no cesa de recordárnoslo: no viváis hacia afuera, a la altura de los
sentidos y en busca de sensaciones. La aventura de Teresa señala una dirección
opuesta: hacia adentro, por-que tenemos alma –repetía con gracia a sus hijas-
“no estamos huecas por dentro” y Dios habita en su interior.
Tienen ambos una
experiencia central: Sin el encuentro con Jesús realmente presente bajo las
especies del pan y el vino, ni Teresa hubiera sido Teresa de Jesús ni Don Luis
el apasionado enamorado apóstol de la Eucaristía. El descubrimiento del
Santísimo Sacramento se convirtió en el fundamento de su vida espiritual y en
el motor de sus actividades apostólicas.” No es otra cosa ser un Adorador.
Don Luís eligió como
símbolo de un adorador la lamparilla encendida del santuario. En ella veía que con
su diminuta luz le recordaba al
mundo que Dios está presente en el
templo y que impregnada en el aceite de la gracia su humilde pábilo consumía su
existencia encendida de amores. La noche de vela quería que fuera desarrollando
los distintos tipos de oración: alabanza, súplica, acción de gracias y
reparación. A lo largo del año iremos profundizando en las variedades de la
oración. Sus más preciosas aportaciones las encuentro en la intencionalidad
práctica de la Adoración. Las resumo en tres metáforas: atalaya, cuerpo de
guardia, audiencia privada. En esta perspectiva quiso que la Adoración nocturna
fuera un torreón o una atalaya para imprecar por la salvación de España. Una
sala de guardia en la que se tuvieran presentes todos los incidentes de la
ciudad, desde la parturienta al moribundo; y una audiencia privada en la que se
aprendiese a pagar con amor el amor que el Señor nos daba.
Pero volvamos a
Santa Teresa, Maestra De Oración. Sus obras más elaboradas son: Camino De
Perfección y Las Moradas o Castillo Interior. Dos obras claves para aprender a
amar a Dios por medio de la oración- En realidad forman parte de su Vida, son
la biografía espiritual de la Santa. Sin olvidar nunca que la única razón de
todo –vida, reforma, fundaciones y escritos- es cantar las maravillas de un
Dios que quiere vecindad e intimidad con los hombres.
Todas las obras de
la Santa incluyen capítulos dedicados a la Oración. Recordamos que los capítulos 11 a 23 de “El Libro de la Vida”
constituyen un tratado abreviado, para enseñar a sus hijas su
camino de Oración. En estos capítulos explica los cuatro modos de oración mediante la imagen de
cuatro modalidades de riego en las huertas (1.
Riego acarreando el agua con cubos desde un pozo. 2. Riego trasegándola con una
noria. 3. Riego con canales desde una acequia. 4. Riego con la lluvia que viene
del cielo). Y en él nos ofrece la definición más difundida de oración y que una y otra vez repito: “que no es otra cosa oración
mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con
quien sabemos nos ama” (Vida 8,5).Lo mismo
sucede con el Libro de las Fundaciones.
Pero cuidado. No se trata de una tabla de gimnasia o de una dieta para
adelgazar. Dios lleva a cada uno por el camino que le conviene más. El protagonista de toda
oración es Dios. Y nuestro papel es ponernos en su presencia y abandonarnos en
sus manos. Lo mismo reces un
padrenuestro, una avemaría, entones un salmo, te unas al “Por Cristo con él y
en Él, a Ti Dios Padre omnipotente,……… todo honor y toda gloria” o ensimismado
mires en silencio a la Hostia Santa.
Me vais a permitir
que os traiga un fragmento en el que habla la santa del cielo. Una vez más,
ejemplo de su realismo y del don de discernimiento. Para mí lo tengo como una
joya. Es una invitación a todas sus hijas para entrar en oración, y que por
lógica se hace extensiva para cualquier creyente y de manera muy especial, para
ti, adorador.
Dice la Santa: “2. Ya sabéis que Dios está en todas partes.
Pues claro está que adonde está el rey, allí dicen está la corte. En fin, que
adonde está Dios, es el cielo. Sin duda lo podéis creer que adonde está Su
Majestad está toda la gloria. Pues mirad que dice San Agustín que le buscaba en
muchas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. ¿Pensáis que importa
poco para un alma derramada entender esta verdad y ver que no ha menester para
hablar con su Padre Eterno ir al cielo, ni para regalarse con El, ni ha
menester hablar a voces? Por paso –silenciosamente- que hable, está tan cerca
que nos oirá. Ni ha menester alas para ir a buscarle , sino ponerse en soledad –Tacere- y mirarle dentro de sí
y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a
padre, pedirle como a padre, contarle
sus trabajos, pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de ser su
hija.”
Preguntas para el
diálogo y la meditación.
■ A Don Luis le enseñaron a ser discípulo
aventajado de la oración San Ignacio y Santa Teresa. Pero ¿Dónde aprendió Don
Luis a ser maestro de la oración? ¿Conociendo de memoria los textos de sus
maestros o poniéndose, día a día y noche tras noche de rodillas ante Jesús
Sacramentado?
■ ¿Sabías que ““que no es otra cosa oración
mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a
solas con quien sabemos nos ama”? Adorador, esta es tu tarea: reces el
avemaría, un salmo, inclines la cabeza en la consagración, o estés en silencio
ante la Hostia Santísima. Escríbelo con letras grandes en tu alma.
■ ¿Sabes que Jesús Sacramentado, aunque nos
llega desde fuera por la vista, nos entra dentro, donde habita Dios y es aquí,
en tu interior donde tiene lugar el encuentro? Abres los ojos y por la fe lo
ves fuera en el Pan Sagrado. Miras dentro de ti, con los ojos cerrados y está
tan real-mente presente que con el oído del alma lo podemos oír. ¿Nos atrevemos
a decirle “habla Señor, que tu siervo escucha”?
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