Queridos hermanos y
hermanas:
El año 1959 marcó el inicio de un proyecto de las Mujeres de Acción Católica que, comprometidas con su fe e impulsadas por la caridad, a instancias de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, comenzaron a trabajar para responder a un llamamiento de la FAO con el fin de erradicar el Hambre del mundo. Si fueron las mujeres las primeras en ser testigos de la Resurrección del Señor (Cfr. Lc 24, 1 y ss.), también lo fueron a la hora de responder, – como testigos del Señor en la Iglesia– , al desafío y escándalo de la muerte de tantas personas por el Hambre.
Desde entonces, febrero nos trae una cita
con los hermanos que sufren esta lacra. Como dice el Santo Padre: “Es un
escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. No se trata sólo
de responder a las emergencias inmediatas, sino de afrontar juntos, en todos
los ámbitos, un problema que interpela nuestra conciencia personal y social,
para lograr una solución justa y duradera” (Carta del Papa Francisco al Presidente de la
FAO, 2013). Es la cita de la Campaña de Manos Unidas, que
en realidad nos da la oportunidad de hacer algo concreto para contribuir a
erradicar el Hambre. Lo concreto es muy importante, como ya el Papa apuntaba en
torno a qué podemos hacer: “Sólo cuando se es solidario de una manera concreta,
superando visiones egoístas e intereses de parte, también se podrá lograr
finalmente el objetivo de eliminar las formas de indigencia determinadas por la
carencia de alimentos” (Ibídem).
Manos Unidas nos da argumentos para acciones
concretas, con proyectos concretos, que se encargan de
hacernos conocer, para concienciarnos y animarnos a colaborar con ellos. La
peor respuesta es la que no existe y cualquier rasgo de generosidad que
tengamos con Manos Unidas está significando ya una respuesta a una llamada que,
para nosotros, tiene el eco de las palabras de Jesús: “Tuve hambre y me disteis
de comer” (Mt 25, 35).
En estos
sesenta años de campaña de Manos Unidas, la de esta edición se dedica
especialmente a los proyectos que van encaminados a la promoción de la mujer,
por su papel en la realidad socio-económica de los lugares donde el Hambre
tiene singular presencia. Es una manera de trabajar por el Reino de Dios y su
justicia. Que vuestros corazones se abran generosos a la llamada de Manos
Unidas. Con mi afecto y bendición.
✠ José Vilaplana Blasco - Obispo de Huelva
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