«VENID BENDITOS DE MI PADRE; HEREDAD EL REINO PREPARADO»
Jesucristo
es Rey porque su mayor deseo es que le acojamos en el corazón, para que reine
en nuestros afectos, en nuestra vida, en nuestro corazón. Construyamos el Reino de la
civilización del Amor, teniendo a Jesús como Rey,
título que Jesús acepta sólo al final de su vida, en el contexto de la cruz,
cuando parece afirmar que su reino no es al estilo del mundo.
Este
texto, que San Juan Pablo II citaba con frecuencia y que lo llamaba esencial
porque revelaba lo profundo de Cristo, nos habla de que vamos a ser examinados
en el Amor, para explicar que es Jesús como decía San Juan de la Cruz, “en la
tarde de la vida seremos examinados en el Amor”. Un Amor que se debe hacer
concreto para descubrir a Jesús que está presente en el hambriento, en el
desnudo, en el pobre, en el encarcelado, en los que viven en todas las
periferias.
Él vendrá como Rey, como Buen Pastor,
como Juez Misericordioso, como Amigo del alma. Vendrá
como la misma bondad que vive siempre y que le hace actuar con Corazón
ilimitadamente Bueno. Es Rey, pero no como los Reyes del mundo, que buscan que
les sirvan. Jesús sólo vivió para servir.
Vivamos
toda la vida amando en el presente y descubriendo que vive en la Eucaristía, en
la Iglesia y que nos lanza al amor y
servicio a los pobres.
Luchemos
para que escuchemos un día de sus labios: “Ven, bendito de mi Padre”. Hagamos de nuestra vida
una auténtica parábola de Amor y de Misericordia. No nos quedemos en la queja
estéril de decir que no lo conocemos, que no hemos visto su Rostro cuando se ha
identificado con todos los pobres, con todos los que sufren de la humanidad.
Cuando
Él venga que nos encuentre perdidos entre los hermanos, con las manos en la
masa del servicio, con el corazón limpio para ver a Dios en todos los
encarcelados, enfermos, desnudos, hambrientos y sedientos, y que Cristo Rey nos
dirá: “Ven, bendito de mi Padre”.
El domingo, con el cual se clausura el Año
Litúrgico, con la fiesta de Jesucristo Rey del Universo, nos vuelve a
introducir en un Cristo Rey capaz de identificarse con todos los empobrecidos y
sufrientes de la vida. Los que viven sin más esperanza que la que les trae el
“Amigo que nunca falla”, CRISTO REY DEL UNIVERSO.
+Francisco
Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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