1.- Noción: Se
trata de una corona de ramas verdes, en la que se fijan cuatro velas vistosas,
generalmente violáceas. Suele colocarse sobre una mesita, o sobre un tronco de
árbol, o colgada del techo con una cinta elegante. En principio, no se pone
encima del altar, sino junto al ambón o en otro lugar adecuado como, por
ejemplo, junto a una imagen o icono de la Virgen Madre, siempre Santa María del
Adviento. La corona de Navidad es así el primer
anuncio de la Navidad.
2.- Orígenes e inculturación: Es una costumbre originaria de los países germánicos y
extendida a América del Norte, ya convertida en un símbolo del Adviento en los
hogares cristianos y de las parroquias y comunidades.
Durante el frío y la oscuridad del final del otoño los pueblos
germánicos precristianos recolectaban coronas de ramas verdes y encendían
fuegos como señal de esperanza en la venida del sol naciente y de la primavera.
Ejemplo, pues, de cristianización de la cultura donde lo viejo toma
ahora un nuevo y pleno sentido, la Corona de Adviento encuentra un espléndido
referente en Jesucristo, la luz del
mundo, el vencedor de la oscuridad y de las tinieblas.
3.- Los contenidos de la Corona de
Adviento: Una corona circular,
ramas o follaje verde, cuatro velas y algún adorno sobre ellas como manzanas
rojas y el listón rojo.
4.- La Corona circular: El círculo hace presente la figura perfecta que no
tiene principio ni fin, evocando la
unidad y eternidad del Señor Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre
(cfr. Heb 13, 8). Es señal del amor
de Dios que es eterno, sin principio ni fin. Es asimismo interpelación para
que también nuestro amor a Dios y amor
al prójimo tampoco finalice nunca.
5.- El follaje verde perenne: Las ramas verdes pueden ser de ramas de
pino, abeto, hiedra…. Representan a Cristo eternamente vivo y presente
entre nosotros.
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